Los exteriores de palacio estaban especialmente hermosos durante esa época del año. La primavera acababa de empezar y las flores comenzaban a brotar de manera tímida, pero constante. Aeryn caminaba por los jardines, intentando despejar su mente. Llevaba puesto un elegante vestido, quizás un poco largo de más, pues la base se arrastraba por la hierba, mojándose ligeramente con el rocío vespertino. Pero ella no le daba importancia, su cabeza solo se podía centrar en su hermano. Ya había transcurrido una semana desde su desaparición, y todavía no tenía ninguna noticia de él, exceptuando algún que otro falso rumor.
La primera pista medianamente considerable había llegado esa misma mañana, con un asalto por parte de los narnianos a los carros de armamento apostados en la zona donde se estaba llevando a cabo la construcción del nuevo puente. Su tío había partido de inmediato a investigarlo, ya que, si era cierto que los narnianos estaban implicados, quizás podrían encontrar algún indicio acerca de lo que le habían hecho a Caspian.
Aeryn necesitaba saber cuanto antes qué habían averiguado. La espera se le estaba haciendo eterna, y por eso había decidido salir un rato del castillo. Se dirigía a los establos con intención de sacar a Wind, su caballo, a dar un paseo, cuando el sonido de varios cuernos, anunciando la vuelta de su tío provocaron que cambiara de intención y corriera hacia el interior del castillo.
Llegó a la entrada principal justo a tiempo para observarlo desmontar de su corcel. Le extrañó bastante que viniera solo, pero la curiosidad por saber si había averiguado algo era mayor que la sorpresa de no verlo acompañado por sus soldados, así que enseguida apartó ese dato de su mente.
―¿Y bien? ―Se acercó a él.
―Aeryn ―Lord Miraz le dedicó una mirada de sorpresa. Había decidido que ya era hora de autoproclamarse nuevo rey, pues la alianza de Caspian con los narnianos era la excusa perfecta para declararlo traidor. Sin embargo, no se sentía preparado para transmitirle la noticia a su sobrina, aún no―. Lo siento, ahora no puedo hablar, hay un asunto importante que requiere mi atención. ―El hombre comenzó a andar en dirección a su estudio
―Pero, tío, ¿qué habéis averiguado? ―insistió la joven, caminando tras el regente―. Dime al menos si es cierto lo que dicen de que han pedido un rescate por él ―pidió ella, pues había oído ese rumor de unas sirvientas de palacio.
Miraz se giró un momento y miró a la muchacha directamente a los ojos.
―He dicho que ahora no tengo tiempo, ya va siendo hora de que aprendas a obedecer a la primera. ―Dicho esto, le dio la espalda a la joven y retomó su camino, siendo perfectamente consciente de que su reacción había sido totalmente exagerada. Pero aún tenía que pensar cómo enfocar esa nueva situación y mantener a Aeryn de su parte. No se podía permitir el más mínimo fallo, en cuanto declarara a Caspian traidor, la joven estaría en una difícil tesitura ¿A quién apoyaría?, ¿a él, que la había criado como una hija, o a Caspian, que siempre había estado con ella?
Aeryn observó a su tío perderse en los pasillos del castillo ¿Qué acababa de ocurrir? No entendía por qué Miraz le había contestado de esa manera, pero tenía claro que no pensaba quedarse sin respuestas y, si él no se las quería dar, buscaría alguien que sí lo hiciera.
Hecha una furia, bajó las escaleras que conducían a los establos, una vez allí, recorrió la enorme estancia hasta llegar ante la caballeriza donde un magnífico corcel, negro como la noche, descansaba recostado sobre la paja.
―Hola, Wind ―susurró al tiempo que abría la puerta, provocando que el caballo alzara la cabeza―. ¿Te apetece dar una vuelta? ―Acarició el hocico del animal, que dejó escapar un suave relincho.
Aeryn se dirigió a una esquina de la cuadra y descolgó la silla de montar del gancho donde solía colocarla. Volvió a acercarse a Wind, pero entonces, el sonido de los cuernos volvió a oírse. Alguien más había llegado al castillo.
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Pactos de Hielo » Narnia (√)
FanfictionCuando Caspian huye del castillo de su tío se ve obligado a dejar atrás a Aeryn, su hermana menor. Poco después, hace sonar el cuerno de la reina Susan, trayendo a los Pevensie de vuelta a Narnia. Juntos lucharán para que la paz regrese, pero no ser...