Capítulo veinticuatro: pelea con espadas

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Narra Aradia

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Narra Aradia

— perdón por la demora— dijo mi madre con una sonrisa burlona— no encontraba que traje ponerme.

— ¿que haces con ese cetro?— pregunto Mal dando un paso al frente.

Mi madre la miro sería y luego sonrió.

— es mío cariño y las cosas deben de estar con su dueño— dijo mirando el ojo de dragón de su cetro.

— ¿como fue que lo robaste?— pregunto el Hada madrina haciéndose presente ahí.

Maléfica soltó una carcajada.

— yo no lo robe, fue mi queridísima y adorada hija Aradia— confesó señalándome.

Un ruido de asombró se hizo presente en la iglesia.

— ven aquí cariño — ordeno y papá me jalo hacía el.— ay Hades ¿quieres ser un padre protector? ¡Si por tu otra hija nunca hiciste nada! — dijo Maléfica con cara de pena y mi padre prendió su cabello.

— ¡hice lo mejor para ella!— soltó el.

Mire a Mal y ella me miraba con los ojos cristalizados.

— ¡yo no robe nada! — grite.

— claro que si cariño— dijo mi madre con burla— ¿Porque crees que tienes esa marca en tu hombro? Tu haces lo que te ordene ahora— confesó y sus ojos se volvieron verdes.

Me sentía atraída por sus ojos verdes, el brillo me hizo caminar a ella era como si estuviera en un trance.

Mis ojos se volvieron entre verde y azul.

El hada madrina comenzó a decir sus típica frase pero mi madre con un movimiento de cetro hizo que todos se quedarán inmóviles, bueno no todos.

— ¡Aradia no! —se escucho que grito la voz de Carlos.

Me gire para verlo y con una mano lo alce y comencé a apretar mi mano en el aire haciendo que este se empezará a quejar por la falta de aire que le estaba ocasionando.

El odio volvió.

— Aradia, ¡No!— grito Jay y corrió a mi para atacarme cuando con un chasquido de dedos hice que desapareciera.

— uno menos— canturreo mi madre.

Mire a Carlos y este estaba rojo, trataba de escaparse pero no podía.

De repente una gran sombra se generó en el techo y era un dragón morado.

Evie, Lonnie, Uma, Harry, Gil me rodearon.

Sentí un golpe desde lo alto haciendo que soltara a Carlos y cayera al suelo.

Quedé de rodillas frente a Evie.

Mi madre se puso a lanzarle hechizos a Mal mientras estaba volaba por toda la Iglesia.

Estaba rodeada y me sentía débil por el golpe.

La venganza de Aradia✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora