Aradia, hija del dios del inframundo Hades, por lo tanto es hermana de Mal. Entre Mal y ella siempre existió una rivalidad (igual que en el caso de Uma) por saber quién era más mala.
Cuando al fin tumban la barrera, Aradia descubre que tiene poderes...
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Narra Aradia
Estaba caminado en medio de un bosque, era de noche y me encontraba pérdida. No sabía dónde era ese bosque, nunca he estado en el.
Mire a mi al rededor en busca de alguien cuando solo escuché como alguien susurraba mi nombre pero no lograba distinguir de dónde prevenía esos susurros.
Me detuve por un momento y una luz apareció en medio del sendero, seguí la luz y cuando la logré atrapar está se desvaneció. Otra luz se hizo presente a unos cuantos metros y la seguí nuevamente, cuando la intenté atrapar está se desvaneció como si fuera humo o algo así. Volví a escuchar como susurraban mi nombre.
— ¿Donde estas?— me gire para ver si alguien aparecía.
— Aradia— volvia a decir esa voz, era una voz de hombre y no la reconocía.
Una luz se hizo presente nuevamente en medio de unos arbustos, abrí pasó en medio del arbusto y comencé a seguir a la luz, todo estaba rodeado de árboles hasta que llegamos a un lugar donde había una gran bola de fuego azul, eso me hizo recordar a mi cabello cuando lo hago arder. De esa bola de fuego salía mi nombre, eso era lo que me llamaba.
Camine lentamente a la bola y estire mi mano lentamente hacia ella.
— yo si fuera tu no haría eso— se escuchó una voz detrás de mí.
Gire rápidamente para encontrarme con la sombra de un chico, solo que no podía verle el rostro.
—Aradia es un gusto al fin conocernos, soy...
De repente todo se tornó obscuro y sentí como era jalada hacia arriba.
— Aradia— decía la voz de CJ, abrí los ojos y ahí estaba ella moviéndome por los hombros— ya es tarde.
Me senté rápidamente y miré la hora, solo tenía 20 minutos, me froté los ojos y me puse de pie, corrí al baño.
Tome el baño más rápido que me he dado en la historia. Me puse lo primero que vi y salí corriendo por el pasillo dejando a CJ en la habitación.
Mi primera clase: historia de leñadores y piratas y estaba preocupada porque no hice el trabajo.
Llegué al salón y como es mi costumbre llegue tarde. Por suerte el profesor estaba volteado y no vio cuando llegue. Tome asiento al lado de Carlos y el estiró una carpeta pero no me miró, ni me dijo nada.
Tome la carpeta y la abrí y era todo el trabajo.
¿Lo hizo el todo solo?— pensé.
Le dedique una mirada de agradecimiento aún que el no me hiciera caso.
El maestro se acercó a nuestro lugar.
—Señorita Aradia— me llamo el maestro.— señor De Vil ustedes serán los primeros en entregarme su trabajo.
