Me bañé, y me acosté para dormir.
Mañana será un mejor día.
- Jen...– Una voz me despertó en la mañana.
- ¿Jmm?...– Tallé mis ojos, y ví con claridad.– ¿Lisa?...– Me sorprendí por la sonrisa que me mostraba.
- ¿Cómo amaneciste?.– Besó mis labios. ¿Qué está pasando?.
- ¿Estás bien?.
- ¿Por qué estaría mal, amor?.– Me besó nuevamente.
- Porque...No, nada.– Me levanté sonriendo.
- Ven, quiero mostrarte lo bello de nuestro país.– Dijo, mientras salía de la habitación.– Estaré en el salón principal, esperando a que estés lista.– Se acercó para besarme.– Ahora sí.– Y se fue.
- ¿Qué demonios?...– No sabía de qué se trataba ese cambio de humor, y realmente, prefería que fuera así.
Cuando estuve lista, bajé hasta donde estaba Lisa.
- Ahora vamos a tomar desayuno en mi lugar favorito.– Dijo, mientras tomaba mi mano y me guiaba hasta un jet.
- ¿No nos hará mal viajar en jet, si no hemos comido?.
- Vamos a comer en el jet. Es mi lugar favorito, por la vista.– Me sonrió.
Subimos al jet, y los mayordomos nos sirvieron muchas cosas. Ahora que lo pienso...¿Cómo estará Alfred?. Debe estar disfrutando sus pequeñas vacaciones en Hawaii.
- ¡Qué hermoso!.– Me sorprendí al ver el cielo.
- Lo sé. Ésta es la mejor hora para disfrutar...– Ahora se tornó seria.– Jennie, yo...– Ya sé lo que viene. Demonios, sabía que lo bueno de ésto no podía ser verdad.– Supe que anoche Julse fue a tu habitación.– Bajó la mirada.– Sé que mi abuela llegó y te encontró llorando.– Vieja chismosa. Confié en ella.– Lo lamento. No quise hacerte sentir mal.
- ¿Por qué te disculpas, Lisa?. Fui yo quien te hizo sentir mal. Pero te juro, por todo lo que tengo, que yo no te engañé. No me creo capaz de hacer algo tan desagradable como eso.
- Lo sé, Jennie. Solo me cegué por la ira...Perdón.– Me miró con dulzura.– Tuve una novia, hace varios años. Ella me engañó con una chica, y desde ahí no pude confiar en nadie más.
- Lo siento...
- No te preocupes. Pero desde ahora, no te dejaré sola.– Bromeó.
- ¿Ni para ir al baño?.– Le seguí el juego.
- Entraré contigo, y te ayudaré a limpiarte.
- ¡Lisa!. ¡No seas asquerosa!.– Me reí.
- Jennie...– Acercó su rostro a mí.– Te amo.
- Y yo te amo a tí, Lisa.– La besé.
Sus besos no los cambiaría por nada. Son únicos, dulces, tiernos, y sexys a la vez.
- Creo que es hora de volver. Mi abuela debe estar esperando la confirmación de la boda.
- ¿Confirmación?.
- Tenemos que firmar algunos documentos para hacerlo válido.– Me sonrió, y yo asentí.
- No puedo creer que solo iba a un viaje a Hawaii, y terminaré casándome con la princesa de Tailandia.
- Tu princesa.
- Mi princesa.– La besé.