14. Mirada Al Frente

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Kailan

Me dolía la cabeza, mi espalda también me dolía, y yo Caminaba por la calle, y se sentía tan bien.

Por años camine siempre acompañada, siempre con miedo, y ahora podía caminar sola sin miedo a que me encontrarán o a los castigos de Altair.

Era libre. Y se sentía tan bien, poder respirar tranquilamente, no envidiar a las personas que sonríen.

Las semanas habían pasado a una velocidad increíble, que aveces me parecía mentira el hecho de poder vivir con paz, y luego estaba esa sensación en mi pecho que me agobia de vez en cuando, como diendome que tenga cuidado.

Ha sido un día difícil, me he reunido por horas con los abogados de Altair, según el mismo Altair todo el dinero de mi padre paso a manos de varias fundaciones para niños de la calle.

Altair pudo ser un mounstro conmigo, pero tenía corazón, uno que no quería que nadie conociera.

Lo llegue a odiar tanto, pero ahora que a muerto lo he conocido mejor, sus negocios ayudaban y daban sustento a muchos inmigrantes de la guerra de medio oriente aquí en europa, también hacia donaciones a los niños no sólo de la calle, visitaba casa hogares.

Sus viajes de negocios aveces eran visitas a zonas de guerra para dejar víveres.

Es ironico que a mi me destruyera a otras personas las ayudará.

Camino por la acera con dirección a mi nuevo hogar, un departamento sencillo donde vivo con Camille, Camelia y Maggie.

Camille esta comenzando a vivir como siempre quiso, y eso me alegra, ya no es misma mujer frívola, ya se que la gente no cambia de un día para otro, pero la miro y me sorprendo, ella es ahora es libre del yugo de su esposo, no hemos tocado el tema de su pasado, mucho menos el de mi origen, se que es algo doloroso y como ella dice hay que centrar la mira al frente, a lo que viene.

Maggie.

Se casará en poco tiempo, y debe pertenecer aquí, aprender como comportarse como futura reina.

Me siento mal cuando pienso en eso, no quiero que ella se case, pero no puedo hacer nada, Maggie es tan testaruda que no me escucha.

Suspiro mientras entro al edificio, esta en una buena zona, no es un edificio súper lujoso, creo que Camille y yo estábamos cansadas de las cosas glamurosas y vacías, así que buscamos algo más simple.

—Señorita Allen buenas tardes.
Me saluda el portero de unos sesenta años, suelo mirarlo como un dulce abuelo con su sonrisa amable.

—buenas tardes señor Tom.

—Su madre me dijo que ella y las demás señoritas saldrían.

Sonrió amablemente, últimamente ellas salen mucho, más que nada llevan a Maggie a museos y lugares donde pueda comportarse de manera “Dama inglesa”

—Gracias por avisarme Señor Tom.

—De nada señorita pase buena tarde.

—igual para ti Tom.

Camino hacia el ascensor y pulso el número de mi piso, cuando llego voy directa al apartamento que efectivamente esta vacio.

La verdad es que casi no veo a Maggie, la mayor parte del tiempo esta con Camille y Cam, o con Lena, y el resto del tiempo se la pasa encerrada en su habitación, aveces pienso que me evita.

Erick, he hablado con el unas cuantas veces, Maggie también lo está evitando, y el parece muy lastimado por eso, y luego está el hecho de que su hermano lo manipula mucho.

Erick no sabe nada de los negocios turbios y de la maldad de su hermano, y sufre por la ausencia de su amiga, aunque se que esta enamorado de ella, y ella se casara en unos cuantos meses.

Al entrar al departamento noto un extraño olor dulzón en el aire pero lo ignoro seguro Camelia puso algún insiencio camino hasta mi habitación.

El departamento es cómodo pero muy básico, creo que nadie le importa tener muchas comodidades.

Sobretodo cuando permanece vacío la mayor parte del tiempo.

Voy directamente a la ducha, tengo mucho sueño de pronto, debe ser el cansancio emocional hacia tantas cosas que debo arreglar a la falta de Altair y Su padre.

Aunque me encanta visitar un lugar al que Altair solía ir, es una casa hogar, un lugar maravilloso, donde hay una pequeñita de unos tres años que asegura que Altair es su papá, el le prometió adoptarla.

—Alta dijo que sería mi papá y me llevaría con el. La niña de preciosos ojos negros y rasgos asiáticos me sonríe. —El me regalo esta muñeca.
La niña abraza a una muñeca muy linda en su pecho.

Y siento un dolor en mi corazón, Altair le prometio algo sonríe no va a poder ser, pero decido sonreír y no decirle nada.

—Es muy bonita Kim.

La niña sonríe como si fuera el mejor tesoro del mundo, tal vez para ella lo sea.

—Pa Alta vendrá pronto a verme.

Ahora yo me hago a la idea de iniciar un proceso para adoptarla, es una niña dulce y encantadora, no me regresará a mi hijo, pero tal vez calme el vacío que hay en mi.

Me miro en el espejo, mis ojos son los mismos, incluso soy casi la misma niña a la que Altair destruyó, solo que hay algo más en mi mirada, tal vez sea el. Hecho de haber perdonado a Altair.

De mantener mi mirada al frente y dejar el pasado atrás.

Me deshago de mi chaqueta y entoces siento como los ojos me pesan, me cuesta mantenerlos abiertos, sin duda fue una semana muy dura.

voy a levantarme la camiseta pero las fuerzas me fallan en ese momento y caigo al suelo, puedo sentir el frío de las baldosas impactar con mi rostro, escucho pisadas que se acercan.

Siento pánico.

—Hola rojita.

Una sombra se posa sobre mi, unas manos hacen aún lado mi cabello que ha vuelto a ser rojo.

Su voz es lo último que escucho y quisiera que fuera una maldita pesadilla.

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Abro los ojos y me encuentro con los ojos que nunca imagine mirar otra vez, mi cabeza da vueltas y solo puedo ser consciente de que el esta enfrente de mi, sonriendo de una manera dulce y a la vez triunfal.

—¿Me extrañaste rojita?

Y lo veo real frente a mi, no es un sueño, es real.

Esta aquí delante de mi.

Hola
lo siento mucho. Pero este celular esta cada vez peor.

Estamos muy cerca del final.

DESPUÉS DE ÉL Donde viven las historias. Descúbrelo ahora