Ch11: Preguntas de manual y dudas propias...

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Podría ser... lo más probable es que sí sea.

Este es un buen comienzo y continuación para poder llevar una vida normal pues estos últimos años no he llevado una normal.

Estar pensando en Lincoln, hace que no pueda tener otra cosa en mi mente, de veras que es difícil pensar en otros chicos pero por ahora no importa... solo por ahora.

Caminamos en dirección a la parada de autobuses, ya habíamos visto la mayoría de cosas en esta oscura noche.

— Stella: Fue una agradable salida Lana... quisiera repetirla otro día —dijo sonriendo porque hace tiempo necesitaba salir a "respirar".

— Lana: Bueno... sí, puede ser en otra ocasión, oye me has revelado tu lugar preferido, lo mínimo que puedo hacer es revelarte un lugar al que me encantar ir y que solo lo sabe Lola y después tú —le dijo de una manera amable y agradecida.

— Stella: Sabes Lana, realmente pienso que nuestra amistad será grandiosa —le sonrió pero se detuvo.

— Lana: ¿Qué sucede Stella? —preguntó con curiosidad.

— Stella: Lana... ¿No quieres ver a tu sobrina un rato? —le preguntó sonriente.

— Lana: Claro cuñada, vamos —le dijo con una sonrisa.

En ese instante Stella levantó su mano y paró un taxi que justo pasó en ese momento, entramos y nos dirigimos a su casa.

Al llegar a su casa, Stella abrió su puerta con cuidado, presentía que su hija estaba durmiendo, no se equivocó.

La niñera estaba con la pequeña Lía en brazos, Stella le dio su dinero y las gracias por cuidarla mientras nos divertíamos.

Apenas se fue nos sentamos en el sofá, solo nos quedó mirar a la bebé.

— Stella: Es tan indefensa, es tan linda, jamás pensé tener una criaturita que te haga sentir paz y mucho amor —no despegaba su mirada de su hija.

— Lana: Algún día sentiré eso que tú me describes Stella —dijo sonriendo sinceramente.

— Stella: Ese día Lincoln y yo te daremos las pautas para ser una buena madre cuando tengas al hombre de tu vida —lo dijo de manera amistosa.

— Lana: Claro... cuando lo encuentre se los presentaré... ya verán —dijo con cierto tono de derrota.

— Stella: Aún estás joven, encontrarás al que será tu alma gemela, ya verás Lanita —se lo decía en un tono de voz relajado.

Esos minutos fueron hermosos pues vi que la pequeña Lía sonreía aún estando dormida.

Stella me invitó una taza de té y charlamos un poco más sobre el faro.

Me dijo que ese faro inicialmente estaba propuesto para la casa de Sir John Woods donde se iba a mudar con su familia, allí lo iba a construir pero pasó aquella tragedia y ese proyecto se convirtió en el símbolo de su esperanza.

La casa de John Woods se perdió de la vista y de los registros del público con el tiempo pues él pasaba más rentando un departamento en la ciudad de ese entonces pues esa casa no puede ser una sin una familia.

Me contó también de que él solía pasar en esa casa algunos días donde pensaba en un futuro con su esposa e hijos.

Ya casi nueve con quince minutos de la noche.

Reparando un corazón roto...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora