Ch28: Sigamos con el sistema eléctrico y su comportamiento...

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Una chica del vecindario, recomendada por algunos de los vecinos, accedió cuidar a Lía hasta el atardecer, al principio sería solo unos días porque después yo no tendría tiempo, aparte que ella era niñera también, pero sus horarios solían ser nocturnos. Salí a las un poco antes de las ocho en punto de la mañana, minutos después que Lincoln.

Lisa me había ayudado a no tener ni un problema con algunos que posiblemente aparecieran en el día de la inscripción.

Al llegar me sorprendí por la cantidad de personas que había dentro, había olvidado que era un recorrido a las instalaciones del instituto.

No llegué tan tarde, pero no pensé que quedaría encantada con ese lugar. La niñera se llevó muy bien con Lía. La bebé al verme caminó con alegría hacia mí.

—Lana: ¿Cómo ha estado la bebé más hermosa del mundo? —preguntó con un tono dulce.

—Lia: Muy ben, tiya yana —extendió sus brazos para que la cargara.

Me alegra que empiece a entender que soy su tía, quiero evitar confusiones cuando tenga un poco más de uso de su razonamiento. Tarde o temprano sabrá lo que hizo su madre. Eso era algo que quería discutir con Linky, pero debía ser paciente.

La tenía en su silla de comer mientras yo preparaba la cena. Hacía muchos garabatos en esa hoja de papel que le di junto a un lápiz.

—Lana: ¡Hoy fue genial! El instituto es maravilloso, hubieras visto el rostro de todos —se lo decía de manera amistosa.

—Lía: Tiya yana feyiz —le respondió con las pocas palabras que sabía, pero sin dejar de sonreír.

Su cabello corto marrón oscuro, sus imperceptibles pecas, su piel clara por el momento... Lincoln necesitaría olvidar ese penoso recuerdo y no evocarlo con la pequeña.

Me senté en el sofá a esperar a Linky junto a Lía, ella comía con lentitud su papilla. Charles, que estuvo a mi lado todos esos minutos, salió para estirar sus patas.

Unos ladridos y gruñidos fuertes eran la señal de que el hombre de mis sueños llegaba. Entró algo distraído, había pasado más de un mes desde su primer día de trabajo en Detroit. A diferencia mía, le estaba costando el estilo de vida de aquí.

—Lincoln: Hola linda, hola mi ternurita —saludó con mucho cariño a las dos mujeres más importantes en estos momentos.

Llevé conmigo a Lía para darle el respectivo beso en su mejilla. No pasaron más de cuatro segundos para darme cuenta que algo lo tenía muy pensativo.

—Lana: ¿Te sientes bien? —lo preguntó dudando.

—Lincoln: No te preocupes, cosas del trabajo —no la miró a los ojos—. Ven pequeña —la bebé saltó a sus brazos.

—Lana: Linky... recuerda que cualquier cosa... estoy aquí... —su respuesta fue en un tono de recordatorio.

Mi hermano ignoró lo que dije y se fue a su habitación con su hija. No es que sea la más femenina de las mujeres, pero mi intuición me decía que algo no lo dejaría muy tranquilo.

Actualmente...

Contestó una llamada de su trabajo en el baño, yo solo esperaba que dejara a un lado todo lo que lo contrariaba, pero no podía negar que eso era referente a los dos.

Revisé los mensajes que me enviaron, uno de ellos era de nuestra amiga que cuidaba a Lía. Me preguntó dónde estaban las medicinas de la bebé, le dije que las había dejado al lado de la televisión de la sala.

Reparando un corazón roto...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora