Capítulo 2

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Solté un suspiro de cansancio guardando por último mi mandil en el casillero,después de un largo turno la noche había llegado y con ella la hora de ir a casa a "descansar".Camine por las oscuras calles para poder llegar a casa.

Después de un tiempo me encontraba frente a una casa vieja de color azul opaco,al frente se podía apreciar un jardín un poco secó,con unas que otras flores de colores,pero aún así su apariencia era el de un jardín descuidado;cruzando las hierbas se encargaba un pórtico de color blanco con unas que otras tablas sueltas a simple vista,había dos ventanas con marco blanco a la altura del segundo piso,la puerta de la casa era de madera opaca con un aspecto descuidado como el resto de la fachada. A simple vista podría parecer que no había nadie,ya que las luces estaban apagadas pero yo sabía que para mí mala fortuna la persona a la que le tenía miedo se encontraba ahí a solo unos pasos de distancia.

Muchas noches había pensado en retroceder sobre mis pasos y no cruzar nunca más el umbral de esa casa,donde el habitante de ella me había causado tanto dolor y sufrimiento. Pero rápidamente descartaba esa idea al recordar que solo era una niña sin nadie más que me ayudara,estaría a merced de todos los locos que caminaban por las calles y en las noches cometían atrocidades. Donde vivía no era un barrio peligroso pero había escuchado mucho sobre secuestros,asesinatos e incluso violaciones.

Era cobarde al no escapar de la miseria,pero le tenía miedo a encontrarme con algo peor que lo que me pasaba cada día,estaba acostumbrada a la rutina,aunque sabía que estaba mal que me acostumbrara al sufrimiento;en algúnos momentos pensaba que no merecía nada más,que todo lo que me pasaba era lo que merecía,que yo era la culpable de mis desgracias;mi vida había sido de la misma manera por mucho tiempo así que no conocía otra cosa que no fuera el dolor.

Temerosa crucé el jardín,cuando me encontré frente a la puerta, cuidadosamente la abrí para que no rechinara como solía hacer cuando era abierta, en el interior de la casa el olor a alcohol era lo primero que percibias, combinado con el olor del tabaco y una colonia barata que solo lograba revolver mi estómago. Seguí mi camino hacia las escaleras que llevaban al segundo piso intentando esquivar las botellas vacías de cerveza que encontraba en mi camino.

—¿Donde estabas? —escuche una voz ronca que detuvo mi paso abruptamente. Me encontraba congelada en mi lugar,no sabía cómo responder a su pregunta—. Te hice una pregunta —gire sobre mi lugar para poder verlo,se encontraba sentado en un sillón individual que estaba colocado cerca de la chimenea que había en la estancia.

—Y-yo —comencé a tartamudear,era algo que me pasaba cuando estaba nervioso,tome una bocanada de aire para poder decir palabras concretas,sabía que odiaba cuando tartamudeaba—. Fui a dar un paseo —con cada palabra que salía de mi boca tomaba un respiro para no tartamudear, Mark llevo la botella de cerveza que tenía en la mano derecha, a su boca para tomar un largo trago; hasta ese momento no me había percatado de que tenía algo en la mano.

—Mientes, un paseo no dura todo el día —se levanto de su asiento aún con botella en mano y caminó unos pasos tambaleándose hacia donde yo estaba,un claro indicador de que estaba ebrio.

Era rara la vez que llegaba a encontrar a Mark sobrio,pero cuando eso pasaba generalmente se encerraba en su habitación y yo podía respirar tranquila por esos días.

—Siempre has sido una mentirosa —arrastraba las palabras por el alcohol—. Desde que te recogimos has traído solo miseria a mi vida —levanto el brazo en la que tenía la botella y violentamente la lanzó contra la pared cerca de donde estaba,el estruendo de los vidrios rompiéndose logró que me encogiera, lleve mis manos al costado de mi cabeza en un intento de protegerme contra la lluvia de cristales—. Todo esto es tu culpa —siguió diciendo— por ti ella se fue —a grandes pasos llegó a donde estaba,su mano tomó un puño de mi cabello y lo jaló para que me levantara,las lágrimas recorrían mis mejillas,podía sentir su sabor salado en mis labios.

—No hice nada —dije agarrando la mano que tenía aprisionado mi cabello en un intento de liberarme.

—Arruinaste mi vida,así como arruinas todo a tu alrededor —jalando mi cabello haciendo que quedáramos cara a cara,su mano libre se levantó e impactó fuertemente contra mi rostro

Las lágrimas resbalaban por mis mejillas terminando en mis labios haciendo que probará el sabor salado de ellas, sentía mi mejilla caliente y dolorida por los golpes. Las bofetadas pararon,un poco de alivio recorrió mi cuerpo al pensar que los golpes se detendrían,pero estaba equivocada,la mano de Mark se cerró en puño y fue a impactar contra mi ojo,soltó mi cabello y por el impacto fui a dar al suelo golpeando mi cabeza contra uno de los escalones de la escalera.

Llega un momento en la vida donde piensas que estás acostumbrado al dolo, a los golpes o a la miseria que es tu vida, pero me en múltiples ocasiones he comprobado que eso es mentira,no importa cuántos golpes hayas recibido con anterioridad todavía duelen como si fuera el primer golpe que recibes.

Lleve las manos a mi cabeza en un intento de calmar el dolor punzante de mi cabeza,en mis manos sentí algo viscoso y caliente que escurría por la parte de mi nuca,coloque mi mano frente a mí en un intento de ver que era lo que escurría por mi cabeza;con la poca luz que iluminaba la estancia gracias a los faroles de la calle logré ver qué tenía sangre en mi mano. Al ver el tono carmesí de la sangre mi estómago se revolvió provocando que tuviera arcadas,a los pocos segundos había vaciado sobre el piso lo poco que había comido en el día,todo a mi alrededor parecía dar vueltas 

—Eres una basura—las palabras de Mark se escuchaba lejanas y sin más una oscuridad me envolvió dejándome en la inconsciencia total.

Nuestras  cicatricesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora