Los insistentes golpes en la puerta llenaban el pequeño baño donde me encontraba refugiada intentando encontrar un modo de salir de esta situación.
Miré todos los objetos que había en el baño buscando algo con lo que defenderme. Mi vista pasó fugazmente por el espejo que reflejaba mi mirada cargada de desesperación. Con las manos temblorosas tomé las orillas enmarcadas del espejo y lo quité de la pared; con el espejo en mano me volteé hacia el espacio donde estaba la regadera, que ya se encontraba con la cortina de baño corrida; levanté el espejo sobre mi cabeza y lo dejé caer contra el suelo provocando que un gran estruendo se escuchara a pesar de los insistentes golpes en la puerta.
Grandes y pequeños cachos de cristales se encontraban regados por el piso. De entre los numerosos vidrios tomé un cacho sin importar cortarme la mano por el borde afilado de este mismo. Inesperadamente la puerta se abrió dejando ver a Mark más que furioso.
—Aléjate de mí —dije con la voz firme por primera vez en mi vida. Parecía que a Mark le divirtieron mis palabras, pues su risa fue lo que rompió el tenso silencio que reinaba en el baño.
—¿En serio crees que me vas a herir con eso?, eres tan estúpida que solo te harás daño con eso —apreté más fuerte el vidrio ante sus palabras,quería demostrarle que era fuerte, que no dejaría que me lastimara de nuevo pero más que demostrárselo a él quería creerlo yo misma.
Un pequeño ardor se instaló en la palma de mi mano,sentí cómo algo iba escurriendo por ella, bajé la vista hacia mi mano y vi cómo la sangre hacía un recorrido desde la palma de mi mano, pasando por una parte de mi muñeca y cayendo en pequeñas gotas que manchaban el suelo de baldosas blancas. Por un momento mi atención estuvo fija en mi mano y Mark pareció notar mi distracción, se abalanzó contra mí, logrando que los dos termináramos en el suelo, él sobre mí iintentando quitarme el vidrio de la mano.
Levanté el vidrio que tenía en la mano y sin pensarlo mucho lo moví en dirección hacia Mark haciendo un pequeño corte en su brazo,gotas de sangre escurrieron por la herida.
—Maldita! —exclamó levantándose de encima mío,se llevó una mano a la herida y preciso,una mueca de dolor apareció en su rostro.
Aún en el suelo retrocedí empujándome con mis piernas y la mano que tenía libre hasta quedar sentada en el piso con la espalda recargada en la pared. Sin perder un segundo más me levanté.
— Te dije que te alejaras de mí —volví a colocar el vidrio frente a mí para estar preparada por cualquier cosa que pudiera pasar, miré fugazmente mis manos dándome cuenta que estaban temblando.
No podía creer que por primera vez en mi vida me había defendido, que por un momento no había sido una víctima del maltrato de las demás personas y por una vez sentí como si pudiera terminar con esto para siempre.
Marck se volvió a avalanzar sobre mí pero al tener el cristal frente a mí este se clavó en su estómago, un grito salió de mi garganta al sentir cómo atravesaba su camisa y terminaba por cortar su piel y todo lo demás a su paso. Con los ojos muy abiertos Mark retrocedió provocando que el cristal saliera de su cuerpo y quedará aún sujeto por las manos temblorosas, bajé mis manos dejando caer el cristal y escuchando cómo se fragmentada en miles de pedazos más pequeños por el brusco impacto contra el suelo.
Mark se llevó las manos a la herida de la cual la sangre no paraba de salir manchando su camisa, intentó dar unos pasos al frente pero pude notar cómo su cuerpo temblaba, su cara se puso pálida y cayó como inerte sobre el suelo del baño. Llevé mis manos a mi boca para ahogar los sollozos que salían de ella, mi llanto había aumentado ante la escena que estaba ante mis ojos.
Él estaba tendido en el piso, un charco de sangre se empezaba a formar a su alrededor, solo podía ver el líquido carmesí que manchaban las baldosas blancas del piso.
Había matado a alguien, no podía apartar la mirada del charco de sangre, mis piernas flaquearon y caí al suelo de rodillas frente al cuerpo sin vida de una persona.
No podía creer que había arrebatado una vida, por un momento sentí que las paredes se comenzaban a cerrar a mi alrededor,comencé a hiperventilar; como pude me puse de pie y caminé con pasos apresurados a mi recámara, no podía pasar un segundo más en esa casa, todos los recuerdos dolorosos de mi vida en ella comenzaban a parecer en mi mente.
Todo el dolor de cada recuerdo se instaló en mi pecho como si hubiera sufrido el maltrato en ese momento. Entré a mi habitación y tomé una mochila que estaba abajo de mi cama; la había tenido en ese lugar desde que llegué del orfanato en el que pase unos días antes de conocer a Mark y su esposa.
Metí la mayor cantidad de ropa que pude en la mochila, sin fijarme en qué tipo de ropa, sólo quería salir lo más rápido de ese lugar. Fui hasta la mesa de noche que seguía tirada, me arrodillé y levanté la tabla de madera para sacar la pequeña caja donde anteriormente guardaba el dinero que ahorraba; ya con la caja en las manos comprobé que no quedaba nada de dinero pero sí estaban las fotos de mis padres, las tomé y junto con la mochila colgada en mi hombro salí de la casa.
Por un segundo me paré en la banqueta y volteé a ver la casa por lo que esperaba fuera la última vez; esa casa que para mí en un principio significó un nuevo comienzo pero se transformó en una pesadilla de la que no podía despertar.
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Nuestras cicatrices
Teen FictionCuando somos niños nadie nos dice lo dificil y dura que puede ser la vida. Yo tuve que aprender esa lección de la peor manera. Mi vida era un infierno constante, el dolor y el sufrimiento siempre estaban presentes. Llegó un momento cuando comencé a...