Capítulo 3

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—Mami —exclamé corriendo a los brazos de mi madre quien al verme sonreía cálidamente como era costumbre en ella.

—Hola pequeña —besó mi frente— te extrañé mucho —repartió múltiples besos en mi rostro logrando que mi risa se escuchara por todo el pequeño departamento donde vivíamos.

—yo también te extrañé mucho, mami —seguía siendo cargada por los brazos mi madre,mis pequeños brazos rodearon su cuello y mi cara se acomodó en el hueco de su cuello— ¿Donde esta papi? —pregunté inocentemente.

Mi madre me regresó al suelo y se agachó para quedar a mi altura,su mano acaricio mi mejilla tiernamente,colocó un mechón de mi negro cabello tras mi oreja, podía ver que su sonrisa había cambiado con mi pregunta ahora podía notar tristeza en ella.

—Cariño,tu padre... —tomó una respiración profunda como si lo que decía le costara— él no va a regresar.

Sus palabras solo causaban que me confundiera,quería jugar con mi padre a las escondidillas como había prometido antes de irse unos días atrás.

—No entiendo —mi madre no dijo nada inmediatamente, parecía como si pensara en lo que iba a decir.

—Mi niña, tú papá no va a regresar, él estaba muy enfermo la última vez que lo viste y ya no pudo luchar contra su enfermedad —vi como las lágrimas resbalaban por sus mejillas, me dio tristeza que estuviera llorando, no me gustaba verla triste—. ¿Recuerdas que un día te habla sobre el cielo?

—Si, es un lugar especial donde las personas van y desde ese lugar nos cuidan, ¿Pero qué tiene que ver el cielo con papi? —a pesar del intento de mi madre por explicar donde estaba mi padre no lograba entender.

—Él fue al cielo cariño—esas palabras habían logrado que entendiera una parte de lo que sucedía a mi alrededor.

—¿No va a volver?—sentí como mis ojos se llenaban de lágrimas y comenzaban a resbalar por mi rostro.

—No cariño él no va a volver.

—P-pero —mis sollozos impedían que mis palabras se escucharán claramente—. Él p-prometió q-que jug-garía a las e-escondidillas con-n mig-go. 

—No fue su decisión dejarnos —sentí los brazos de mi rodear mi pequeño cuerpo,recargue mi cabeza en su hombro dejando que mis lágrimas empaparan la blusa que tenía puesta—. El estaba muy enfermo cariño, pero quiero que siempre recuerdes que el te amaba mucho.

—S-siempre de-ecia que su a-amor llega hast-ta e-el cie-elo.

—Y era verdad,el te va a amar aunque ahora te va a cuidar desde el cielo.

***

Desperté agitada en el suelo del pasillo que daba a las escaleras de la casa,un sudor frío escurría por mi frente,sentía como mi cabeza punsaba por el fuerte golpe que me había dado al caer contra el escalón y el vívido recuerdo de la vez que me enteré que mi padre había muerto no ayudaba al dolor de cabeza que tenía.

Mire a mi alrededor un poco desconcertada,sentía como mi cara empezaba a dolor por todos los golpes,mi ojo hinchado obstruida un poco mi visión,no había señales de Mark por la planta baja,el silencio reinaba la casa,como pude me levanté con cuidado del suelo y subí las escaleras hasta mi cuarto.

Ya dentro cerré la puerta,recargue mi espalda contra la puerta y me deslice hasta el suelo;no podía dejar de pensar en mi madre y en mi padre. Después de que me enteré de la muerte de mi padre nada fue como antes;mi pequeña pero amorosa familia de tres se había convertido en una de solo dos personas pero ya no era amorosa,no era nada de lo que antes fue,la felicidad y el cariño que se sentía cada día,se había convertido en gritos,amargura y golpes.

Mi madre no era la misma persona,unos días después del entierro de mi padre ella había caído en una fuerte depresión,solo tenía cinco años y no comprendía porque jamás salía de la cama,no comía e incluso algunos días ni siquiera yo comía por qué no había nada comestible en la casa. Después de un tiempo mi abuela se dio cuenta de que mi madre no se encontraba bien por lo que decidió vivir con nosotros,ella fue un ángel guardián para nosotras,se preocupaba por mi madre,cuidaba de mí y todo parecía que se quedaría en un estado perfecto de felicidad,pero así como es de injusta la vida mi abuela falleció después de velar por nuestro bienestar durante cuatro años.

Mi madre parecía haber regresado al punto de cuando mi padre falleció,volvió a caer en depresión y yo me vi obligada a crecer;cuidaba de mi madre,veía que comiera,que estuviera bien, aunque no quisiera salir de la cama;limpiaba el departamento en el que vivíamos,buscaba la manera de ahorrar dinero ya que mi madre perdió el trabaja,ayudaba a las demás vecinas en sus casa por unos cuantos billetes que servían para poder comprar algo de comida. Pero eso no fue lo peor,lo peor llegó cuando mi madre decidió encontrar refugió en la bebida.

Recuerdo que una vez estando ebria me dijo lo mucho que me detestaba por recordarle a mi padre,parecía como si toda su tristeza por la muerte de mi abuela y mi padre se hubiera transformado en ira,ira que desquitaba conmigo,con cada uno de sus golpes e insultos.

Así pasaron los tres más largos años de mi vida,hasta que una vecina noto el abuso constante de mi madre y decidió llamar a servicios familiares,quienes me llevaron a un orfanato,desde el momento en que fui separada de mi madre no volví a saber de ella. En algunas ocasiones la recordaba mucho, tal vez no había sido la mejor madre del mundo pero la amaba y la extrañaba tanto como a mi padre. Deseaba cada noche poder estar devuelta junto a ella y sentir sus cálidos brazos rodeandome, ver su cálida sonrisa,escuchar su te amo y sus besos cuando me iba a dormir,quería que todo fuera como antes,pero a entendí de mala manera que las cosas nunca son como uno desea.

Nuestras  cicatricesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora