Capítulo 4

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Las lágrimas que resbalaban por mis mejillas fueron lo que me regresaron a la realidad. No me gustaba recordar mucho a mis padres, pero las pocas veces que lo hacía siempre terminaba llorando y sintiendo un hueco en mi corazón que me asfixiaba por el dolor de su ausencia.

Por un tiempo estuve enojada con mi madre por dejar que servicios familiares me llevara,pero a pesar de la rabia que tenía no podía dejar de extrañarla,sé que las cosas habían cambiado pero aún así tenía la esperanza de que en algún momento fuera todo como en un inicio. A pesar de los golpes y las palabras hirientes quería creer que mi sufrimiento terminaría en algún momento y que por fin podría ser feliz,tener una familia,vivir una vida normal.

Limpie mis lágrimas con el dorso de mi mano,no quería seguir llorando por personas que no volvería a ver, pero eso no quitaba el hecho de que me dolieran su ausencia. Lentamente me pare del suelo y me dirigí al pequeño baño que estaba en mi cuarto. El baño era básico,tenía una regadera, inodoro, un lavabo y un espejo cuadrado colgado arriba del lavabo. Miré mi reflejo en el espejo, me veía más pálida,mi pómulo derecho empezaba adquirir un tono entre verde y morado,mi rostro estaba un poco inflamado por los golpes,mis ojos rojos por haber llorado y mi cabello era todo un desastre. Desvíe la mirada del espejo,no quería ver lo maltratado de mi aspecto;odiaba ver las marcas de cada uno de los golpes de Mark,siempre era lo mismo,nunca me había visto en el espejo y me había gustado lo que veía,solo veía las marcas, las cicatrices que adornaban mi cuerpo y que me recordaban todos los malos momentos que pasé.

Decidida a despejar la mente de los recuerdos dolorosos abrí el grifo de la regadera para poder darme un baño con agua caliente. Me quité el abrigo que todavía tenía quedándome con una blusa de manga larga que en poco tiempo abandonó mi cuerpo, pasé mis dedos por mi clavícula izquierda sintiendo la parte imperfecta de mi piel,en ese sitio había una cicatriz un poco larga y abultada. Bajé la vista a la parte interior de mis brazos donde se podían ver algunas marcas circulares,eran quemaduras de cigarrillo. Tenía también cicatrices en la espalda,unas cuantas en el estómago y pequeños cortes antiguos en las rodillas y parte de las espinillas; mi cuerpo estaba cubierto de marcas que me hacían sentir acomplejada.

Dejé que las gotas de agua caliente resbalaban por mi cuerpo,sentí como cada músculo tenso de mi cuerpo se comenzaba a relajar. Por unos minutos pude sentirme en calma;creía que el agua se llevaba todos los problemas,por una vez en el día mi mente estaba en blanco,nada importaba,ni el pasado me atormentaba,ni el presente me lastima,ni el futuro me preocupaba,simplemente era yo en un momento de calma y relajación.

Después de los que me parecieron horas,mis dedos estaban como pasas;salí de la ducha y me envolvió en una toalla,me sequé los restos de agua que quedaban en mi piel y en mi cabello,tome mi pijama y me la coloqué,salí del baño con la ropa que había ocupado durante el día,saqué del bolsillo de mi pantalón el dinero que había juntado de propinas en el restaurante.

Rodeé mi canica,con algo de esfuerzo moví la mesita de noche que se encontraba al lado de la cama,me arrodille en el suelo y tanteé las tablas del piso que eran ocultadas por la mesa de noche hasta encontrar la tabla que estaba suelta, con cuidado la retire dejando a la vista la pequeña caja de cartón donde guardaba el dinero que ganaba en el restaurante,junto con dos fotos de mi familia, una de ellas era cuando estaba recién nacida,mi mamá estaba en la cama del hospital,mi papá estaba sentado en la orilla y tenía un brazo alrededor de los hombros de mi madre;yo estaba envuelta en una pequeña manta rosa sobre los brazos de mi madre,con mis manos la saqué de su escondite,quite la tapa,encontrando a dentro todo el dinero que había guardado desde que comencé a trabajar en el restaurante;ese dinero lo escondía para que Mark no supiera de mi trabajo ni de que lo pensaba usar para por fin escapar de esta casa.

Tenía planeado juntar suficiente dinero para poder tener un lugar en el que quedarme y algo de comida para unos pocos días. Por esta plan había comenzado a trabajar, quería por fin ser feliz.

Cada persona soporta cierta cantidad de dolor,para todos es diferente,pero cuando llegas a tu punto límite,puedes quebrarse, y yo ya me había quebrado;ya no soportaba pasar por lo mismo cada día,fingir estar bien para no caer en un pozo oscuro del cual tenía nunca resurgir.

Quería ser feliz por una vez después de un largo tiempo y estaba decidida a hacer que pasará,solo tenía que tener cuidado,si se llegaba a enterar Mark no quería ni imaginar lo que me haría,el se había propuesto arruinar mi vida así como yo arruine la de él.

Dejé todo de vuelta dentro de la caja,la coloqué en el hueco del piso,puse la tabla para aparentar que no había algo escondido debajo de ella,volví a colocar la mesita de noche en las mismas marcas que que le correspondían del piso;al entrar a la habitación todo parecía normal pero solo yo sabía que la clave de mi nueva vida estaba bajo las tablas del piso.

Mi cuerpo comenzaba a doler más,podía notar como cualquier movimiento provocaba un dolor agudo en el mis músculos,mi vista seguía algo obstruida por la hinchazón, cansada por todo lo que había pasado en el día quite las sábanas de mi cama,me acosté y al poco rato me deje caer en los brazos de Morfeo.

Nuestras  cicatricesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora