Novio de alquiler || YuKi

22

—Mamá, ¿tú sabías que la hermana mayor de HyungGu tiene cáncer?

Su mamá se atragantó con el café que estaba tomando a la hora del desayuno, sorprendida ante la pregunta de Yuto, para luego mirarlo de forma incrédula.

Pero a Yuto no lo engañaba: había aprendido a leer las emociones de su progenitora con facilidad luego de que su padre muriera y quedaran solos.

Así que podía ver la mentira en la expresión de su madre, el repentino desconcierto y miedo que la delataba.

—¿Su hermana? —su mamá terminó de tomar el café de golpe, evitando mirarlo—. No, claro que no.

Yuto entrecerró los ojos.

—La otra vez le preguntaste cómo estaba —se inclinó un poco sobre la mesa—. Mamá, no soy idiota —bajó un poco la voz—. ¿Conocías de antes a HyungGu?

Su mamá abrió la boca, ofendida.

—¿Qué quieres decir con eso, Yuto?

—Quiero decir que esa maldita página de inter–

—¡Yujuuuuuuuuuuuuuuuu!

Kino entró a la cocina, sonriente hasta que notó el ambiente tenso entre la familia. Se removió, incómodo, mirando para todos lados.

—Uhm, yo quería...

—Nos vamos —Yuto agarró su mochila, dirigiéndole una mirada de advertencia a su mamá—. Conversaremos después.

Tomó la mano de Kino y lo arrastró hacia fuera, quien apenas tuvo tiempo de hacerle un gesto de despedida a la mujer. Se dejó llevar por Yuto, aunque podía notar el agarre apretado sobre su mano, mas no dijo nada hasta que estuvieron en la calle y empezaron a caminar.

—¿Pasa algo, gatito? —preguntó el más bajito preocupado.

—No —relajó su agarre un poco para luego pasar su brazo sobre la cintura de su novio—. No es nada, bebé.

No iba a preguntarle sobre aquella horrible duda que lo carcomía por dentro, que no le dejaba dormir por las noches. No podía simplemente detenerse a interrogar a Kino, no cuando estaba preocupado por el estado de su hermana, cada vez peor.

A veces, hasta creía que tampoco quería saber la respuesta. ¿Y si no le gustaba?

—Estás muy cariñoso —comentó Gu de pronto, besándole la mejilla.

—¿Quieres que no lo sea? —preguntó Yuto estoico.

—Está bien así —Kino lo abrazó, sonriendo—. Te quiero mucho, Yuto.

—Mhn.

Kino trató de no darle importancia mientras seguían caminando en silencio.

Su móvil sonó en señal de que había llegado un mensaje, y Yuto lo revisó, notando que era de HyoJong.

—Mierda —murmuró con pesadez.

—¿Qué pasa? —preguntó Kino.

Yuto mordió su labio inferior, molesto.

—HyoJong me acaba de avisar que al parecer JinHo y WooSeok terminaron —gruñó con una mueca de desagrado—. No tiene detalles, pero incluye a cierto chico hiperactivo que los dos conocemos.

—¿Qué? —Kino se detuvo—. JinHo y WooSeok no pueden terminar, ellos no... ¡Iban a cumplir los dos años de pareja!

—Kinito, cálmate —pidió Yuto—. No nos podemos meter entre ellos, no es asunto nuestro.

—¡Es JinHosito! —Kino pateó el suelo con rabia—. ¡A JinHosito le gusta WooSeok desde que tenía quince años!

—Kinito —murmuró Yuto suavemente—, a veces las cosas son así. A veces el amor se acaba y no se puede hacer algo para evitarlo.

Kino lo miró en silencio unos segundos.

—Yo nunca dejaría de quererte, Yuto —dijo sonriendo tristemente.

Nunca dejaría de quererte,aunque eso fuera mi perdición.

Están en su derecho de odiarme si quieren u.u