32

535 89 15
                                    

—Adachi Yuto y Kang HyungGu, tienen derecho a guardar silencio

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

—Adachi Yuto y Kang HyungGu, tienen derecho a guardar silencio.

—¡Ni que hubiéramos cometido un asesinato!

—¡Cállate si no quieres que te pegue con mi porra, chico!

Enfurruñado, Kino se sentó sobre el asiento de metal que la celda tenía, cruzándose de brazos antes de hacer una mueca al sentir su mejilla hinchada y labio partido. Yuto, frente a él, miraba la pared con una expresión en blanco, ignorándolo completamente, sin demostrar alguna señal de dolor a pesar de tener un ojo negro y una mordida en el cuello.

¿Cómo habían llegado allí?

Bueno, luego de que Kino se hubiera lanzado sobre Yuto, ambos se pusieron a pelear en el suelo ante la atónita mirada de sus amigos. HyoJong quiso meterse a detenerlos, pero Hwi lo sujetó para que no lo golpearan debido a que tanto como Kino y Yuto estaban peleando brutalmente. HongSeok comenzó a hacer barra mientras JinHo ponía una expresión de reprobación y WooSeok comía unas papas fritas que le quitó a la persona de al lado.

No contaban con que en el local también estuvieran comiendo unos policías, por lo que los dos chicos terminaron siendo separados y metidos a un carro policial bajo la excusa de haber arruinado un buen almuerzo.

Iban bastante tranquilos con la decisión de los dos policías, hasta que JinHo salió del local y les gritó con evidente malicia mientras los subían al carro:

—¡Quizás ahora si pasen tiempo juntos!

Kino enloqueció y se negó a ser subido, por lo que batallaron bastante tiempo para meterlo dentro del auto en tanto Yuto trataba de huir aprovechando la distracción.

La situación empeoró cuando llegaron al edificio policial, cuando los metieron a la única celda vacía y Kino empezó a protestar.

—No sé de qué te quejas —dijo de pronto Yuto—. El que le hizo daño al otro fuiste tú, no yo. Yo debería querer estar alejado de ti.

Kino apretó su mandíbula, desviando los ojos, pero no dijo nada.

Uno de los policías se acercó, abriendo la celda.

—Pueden realizar una llamada —Yuto se enderezó, saliendo del lugar—. ¿No vas a hacer la llamada, chico?

El moreno se quedó quieto, sabiendo que las palabras no iban para él.

—No tengo a nadie a quien llamar —respondió HyungGu sin moverse, con la voz hueca.

Yuto siguió caminando.

Luego de haber soportado los gritos de su madre, sus chillidos histéricos cuando le dijo que tenía que ir a buscarlo al cuartel policial, volvió a la celda, encontrándose con que Kino ahora miraba el techo, silbando una melodía.

Se sentó a su lado, notando enseguida cómo se tensaba.

Hubo un momento de silencio entre ellos.

—No tenías que ser así de cruel —dijo repentinamente Kino con la voz rota.

Yuto miró la pared sin mostrar expresión alguna.

—¿Acaso mentí? —su tono era duro—. ¿Acaso no eres un niño cobarde y orgulloso?

Kino bajó la vista, sintiendo su corazón roto al oír las frías palabras de Yuto pero dándole la razón por haber actuado de esa forma. Sin embargo, no lo dijo.

—Tú lo eres también —susurró de pronto HyungGu.

—¿Disculpa?

—Orgulloso. Lo eres —HyungGu comenzó a llorar—. Quería que me amaras. Quería que me lo dijeras. ¿Por qué nunca lo hiciste?

Yuto quería ser cruel y decirle que él no decía cosas que no sentía. Pero eso sería exceder un límite que no iba a cruzar nunca en la vida.

Una cosa era ser duro con Kino porque se equivocó. Lo otro, era ser desalmado.

—Te lo demostré —gruñó Yuto girándose a mirarlo.

—No lo entiendes —Kino también lo miró—. A veces demostrarlo no es suficiente. A veces es necesario decirlo.

Yuto recordó, entonces, lo que le había pedido MinJu antes de morir. Que le dijera a HyungGu que era precioso, porque él no creía que lo fuera, y si se lo decía repetidamente... entonces HyungGu iba a creerle.

Recordó también que le había prometido a MinJu cuidar de su hermano menor.

Se sintió demasiado triste de pronto, incapaz de sostenerle la mirada a Kino, y volvió sus ojos a la pared.

HyungGu no dijo algo más.

Una hora después, la celda fue abierta otra vez.

—Te vienen a retirar, chico —le dijo el policía a Yuto.

Yuto se puso de pie, viendo a su mamá acercarse de forma presurosa, e hizo una mueca.

Las cosas con su mamá seguían tensas, duras, debido a lo que había hecho ella. Yuto no sabía si en algún momento la iba a poder perdonar, pero no estaba enojado. Su rabia había desaparecido hace mucho, ahora sólo estaba cansado.

—¿Qué fue lo que pasó, cariño? —le preguntó su mamá con voz preocupada.

Yuto no dijo nada, girándose hacia HyungGu.

—Ponte de pie —le ordenó—. Te irás a quedar a nuestra casa unos días.

No se quedó para oír su respuesta, sino que salió caminando a paso rápido, sintiendo su corazón latiendo de forma acelerada.

Notó, sin embargo, que Kino lo estaba siguiendo.

De alguna triste forma, sabía que HyungGu lo iba a seguir para toda la vida.

Amistades este capitulo si me dolió escribirlo, me dio tristeza y sentí mi corazoncillo débil

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Amistades este capitulo si me dolió escribirlo, me dio tristeza y sentí mi corazoncillo débil. ¿Sintieron lo mismo?  

Novio de alquiler || YuKiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora