Novio de alquiler || YuKi

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HyungGu se había dado cuenta de que Yuto Adachi le gustaba demasiado. 

Y eso era un severo, grave problema que debía resolver si no quería salir herido. 

Porque esa relación era falsa, no iría a ningún lado, y si llegaba a querer a Yuto terminaría con el corazón roto y sin nadie que pudiera sostenerlo. 

Pero había momentos donde a Kino no le importaba eso. Había momentos donde el azabache estaba dispuesto a terminar con el corazón roto si eso significaba aprovechar cada segundo que le quedaba con Yuto. 

Como cuando Adachi le sonrió por primera vez, sus ojos desapareciendo mientras sus labios se estiraban en una amplia sonrisa luego de que Kino hubiera hecho un comentario estúpido que ya no recordaba bien, porque la sonrisa de Yuto era tan brillante que cualquiera se enamoraría al verlo. 

O también cuando estaban saliendo de la Facultad de Arquitectura, y alguien pasó a empujarlo, entonces Yuto lo tomó de la cintura y de la mano ara impedir un golpe. La forma en la que lo sostuvo, el hecho de que luego no soltara su mano y corroborara si estaba bien, hizo que algo se sintiera bien en su interior. 

O cuando Yuto lo besó por primera vez. 

Los labios del moreno eran suaves. Eran cálidos. Eran amables.

Yuto había obtenido su primer beso, y Kino estaba feliz de que su primer beso fuera de Yuto, aunque toda esa situación hubiera sido una farsa. Kino estaba por darle todo a Yuto si se lo pedía, aunque pareciera querer mantener las distancias.

Si Yuto quería darle más besos, Kino le daría más besos. 

Si Yuto quería un pastelillo, Kino le cocinaría todos los pastelillos del mundo. 

Si Yuto quería llevarlo a la cama, Kino iría bien dispuesto. 

Bueno, quizás protestaría un poco. Sólo un poquito. 

Estaba perdido, locamente enamorado de Yuto, y eso dolía. Dolía cuando Yuto lo miraba a los ojos, cuando Yuto le murmuraba algo al oído, cuando Yuto le tomaba la mano, cuando Yuto lo abrazaba por la cintura frente a todos. 

A veces rezaba para que todo eso no fuera una farsa. 

—Kino, ¿cómo está tu hermana? —preguntó esa mañana la mamá de Yuto mientras su hijo iba a buscar su mochila. 

Sonrió de lado, jugueteando con la cajita donde llevaba sus pastelillos. 

Iba a contestar cuando Yuto habló: 

—¿Tienes una hermana? 

Estaba de pie bajo el marco de la puerta con el ceño fruncido, su reciente cabello morado cayendo sobre sus ojos. 

A Kino le encantaba de morado. Estaba seguro de que si su cabello estuviera teñido hasta de color verde moco se vería lindo. 

Tal vez no tanto, pero a Kino le encantaría igual.

Se encogió de hombros, quitándole importancia.

—Vamos, gatito —extendió su mano, tomándola, y se despidieron de la mamá de Yuto. 

Pero el mencionado seguía curioso. 

—Nunca me has hablado de ella —protestó infantilmente. 

Y Kino hizo lo necesario para herirlo, para alejarlo. 

—No es necesario que lo haga. No le voy a presentar a un novio falso —respondió como si nada. 

Sin embargo, HyungGu vio la rápida mirada de herida de Yuto, y quiso tomarlo en brazos, llenarle el rostro de besos, decirle que lo quería, que quería estar a su lado para siempre. 

Por supuesto que no lo hizo. Sólo siguió caminando mientras sentía que algo se rompía en su interior. 

Se lo dedico a universeviolet que está lastimada de su pie y que aún así se preocupa por mí y el por qué no actualizo.

Alguien de los comentarios me dijo que si actualizaba me regalaba un álbum. Para que vean que los estoy leyendo 7w7