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Yuto terminó de acomodar sus juguetes y peluches de Kumamon en una caja, un poco preocupado de que fueran aplastados en el viaje a Estados Unidos, cuando su mamá ingresó a su cuarto

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Yuto terminó de acomodar sus juguetes y peluches de Kumamon en una caja, un poco preocupado de que fueran aplastados en el viaje a Estados Unidos, cuando su mamá ingresó a su cuarto. Se quedó de piedra al observar lo ordenado y vacío que se veía.

—Estás tan grande... —sollozó levemente la mujer, con los ojos llenos de lágrimas.

Yuto rodó los ojos, poniéndose de pie.

—Mamá, me voy sólo un año —contestó Yuto por décima vez con paciencia—. Luego volveré y podrás seguir siendo la mejor mamá del mundo conmigo.

La señora Min soltó una risa baja, observándolo con una mirada cariñosa y revolviéndole el cabello dulcemente.

—Claro que soy la mejor mamá del mundo —dijo su madre, abrazándolo—. Te consiento, te voy a retirar de la cárcel, te conseguí un lindo novio...

Bufó, incrédulo.

—Lo compraste, mamá —recordó Yuto, pero la mujer hizo un gesto despreocupado.

—Pero es lindo, ¿a qué no? —Adachi decidió no discutirle. Su mamá le dirigió una mirada inquieta—. ¿Cómo está Kinito? De seguro debe estar triste por esto.

Yuto se removió un poco incómodo, alejándose de su mamá y comenzando a ordenar la ropa para la maleta.

—Sí, ya sabes... —suspiró, sin observar a la mujer—, una separación siempre es difícil —su móvil vibró, y decidió que era suficiente—. No me esperes despierto, sabes que las fiestas de Hyo siempre terminan tarde.

—En lugar de pasar Año Nuevo con tu vieja madre decides irte de fiesta con tus amigos calenturientos.

La señora Adachi soltó un sonido de exasperación.

—Te caen bien mis amigos —replicó Yuto—. Además, te irás a dormir a las once, a mí no me engañas.

Su madre se rió, dándole un beso en la mejilla.

—Mándale mis saludos a tus amigos, y recuerda llevarle la crema para el dolor de culo a tu amigo el narigón.

La mujer se marchó antes de poder contestarle.

Se quedó solo, observando las cajas amontonadas una encima de la otra con sus cosas, la maleta a medio hacer sobre el suelo, y soltó un suspiro. Quedaban dos días y se iría de Corea para comenzar una nueva etapa de su vida. Para alejarse de sus amigos y dejar a HyungGu.

Se puso de pie, poniéndose la chaqueta, y salió del cuarto.

—¿Qué hace Yeo Juan cantando sobre la mesa? —le preguntó Kino, tratando de hacerse oír por encima de la música.

—La primera se desespera, se encojona si se lo hecho afuera. La segunda tiene la funda, y me paga pa' que se lo hunda —coreaba Yeo, mientras la gente le gritaba para que siguiera.

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⏰ Última actualización: Oct 31, 2020 ⏰

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