Alexander
Abro lentamente los ojos. ¿No morí?.
-No basura, sigues estando aquí. Nuestro hermano Zaniel dijo que aún no era tu momento. Antes queremos divertirnos un poco-. Los miro asustado. Ya no tenía fuerzas o propositos para luchar. Fuí traicionado por todos, cada vez que abro mi corazón termino lastimado. Morir hubiese sido una paz pero nada resulta bien para mi. Mis miembros superiores e inferiores estaban estirados por cadenas, no podía moverme, tampoco quería hacerlo.
-Si no fueses un asqueroso pecador tendriamos algo de piedad con tu miserable vida, pero no, sabemos la clase de persona que eres- Mizael me apunta con su espada, dejando la punta sobre mi cuello, el filo corta parte de mi piel y sangre comienza a brotar y bajar por el filo de la misma.
Mizael apoya la punta de su espada sobre el suelo, el cual era blanco, toda la habitación era blanca, vea por donde lo vea. La sangre se dispersa y los otros dos Ángeles a su costado apoyan sus manos sobre el mango.
-Teniamos razón entonces, no eres más que una basura. Asesino, abusador, vengativo. No hay que tener piedad con la gente como tú-. Thael levanta su arco y apunta una de sus flechas. Esta me da en mi mano derecha y doy un alarido de dolor- te purificaras pecador-.
Mi mano comienza a derretirse lentamente, un humo negro salía de ella, el dolor era como si me quemasen.
Apunta otra flecha hacia mi pierna y vuelvo a gritar. Poco a poco toda mi piel y carne alrededor de la flecha se va deshaciendo y cayendo como cenizas.
Luego de unos minutos me adapté al dolor, ya nada valía la pena.
-No creas que seremos tan misericordiosos, vas a sufrir no solo físicamente el último en actuar fue el Angel Jomiel, el cual susurró algo que no pude decifrar y a este paso más dolor no me afectaba. De golpe siento una opresión en el pecho.
"Yo nunca te quise". Abro los ojos al escuchar la voz de mi madre. Volteo alrededor pero no la veo.
"¿Cómo querría a una abominación como tu?. Por algo nunca celebramos tu cumpleaños, el día que te tuve debería haberte matado". Se escucha como si me susurrase al oído. Siento como si me estrujaran el corazón y sin darme cuenta estaba sollozando.
"Siempre te preguntaste por qué te odiabamos. Simple, porque eres asqueroso". Ahora era la voz de Erick. El tono en el que lo decía, era real.
"Tienes familiares, pero a ellos también les dabas repulsión, por algo nunca vinieron a verte". Otra vez era la voz de mi madre. Cada vez se me estrujaba más y más el corazón.
En un momento no podía escucharlos, eran varios a la vez, no solo mi madre; alumnos, vecinos, todos. Era verdad yo les daba asco, yo era basura, yo soy una basura. Empiezo a escupir sangre.
"Es verdad eres una basura". Me quedé petrificado al escuchar aquella voz. La voz de mi padre. Luego no podía oir nada, sino el eco de aquellas palabras.
Escupo para un costado. Los miro fijamente a los ojos. No iba a caer en sus juegos, burlarse de mí de aquella forma, sabiendo mi pasado, odiandome por algo que ellos hubiesen podido cambiar. Insultanme sin saber por todo lo que sufrí.
La ira va creciendo más, y más. Reuno fuerza y saco mis brazos y piernas de forma que me libero de las flechas. Mi cuerpo comienza a regenerarse lentamente. Los veo con miedo.
-No voy a morir a manos de nadie que busque humillarme, no renací para esto-. Intento liberarme pero aún las cadenas eran fuertes.
Levanto las flechas con mi mente y se las lanzo a Thael, intenta esquivarlas pero terminan dandole en el pecho las dos. Veo como cae al suelo sangrando. Su sangre es de un tono dorado y bastante líquido.
-Quemate- las flechas al igual que conmigo, van quemandolo lentamente.
Los hermanos intervienen antes de que lo matase.
-MALDITO- Mizael levanta su espada y viene directo hacia mi. Creo un campo de fuerza alrededor mío el cual por más que ataque y ataque, no logra romper.
-Tenemos que llamar a Zaniel, es muy fuerte- se miran entre ellos. No voy a dejar que me humillen de esa manera.
El cielo para algunos es el infierno de otros.
Cadenas perpetuas. Los aprisiono al igual que ellos conmigo. Las cadenas sujetan sus brazos piernas y envuelven su cuello, de forma que no pueden moverse. Sus alas quedan igualmente envueltas a tal punto que empezaban a sangrar y perder plumas.
Tomo la espada de Mizael.
-¡AH!- La suelto y esta queda en el suelo. Tocarla era como tocar hierro caliente.
Seguramente eran objetos bendecidos.
Invoco mi propia espada y estoy dispuestos a matarlos.
Acerco sus cuerpos hacia mi arrastrando las cadenas.
Veo como de sus claros ojos se ve el miedo.
-¡Cuidado!- escucho una voz que me deja desconcertado y siento como se me abalanzan encima. Escucho romperse las cadenas y al momento se escucha un estruendo.
Terminé en el suelo y con un chico encima mío. Cruzamos miradas, y pareció que el tiempo se detenía.
Mi corazón se detuvo por un momento y luego comenzó a latir como si estuviese a punto de estallar.
No podía parpadear de lo fijo que lo miraba.
Sus ojos verdes esmeralda con unos hermosos cabellos dorados mezclados con un castaño claro que cubrían parte de su frente eran más que preciosos.
-Vamos, tenemos que irnos- aquella voz me saca de mi transe.
Volteo a mirar en dónde me situaba, y veo como hay un hueco negro. Y estaba el gran Zaniel volando. Habia liberado a sus 3 hermanos.
-Hermano, hay que matarlo ya, es muy peligroso-.
El chico me unta algo en la cabeza. Me entremezco ante el tacto.
-Vamos, ya puedes usar tu poder al 100%-.
Portal sereno, cambia el rumbo,
Alejanos de este destino,
Salvanos del enemigo,
Ocultanos el rastro,
Guianos lejos,
Mantenos a salvo.Antes que Zaniel puediese realizar su ataque, ya nos encontrábamos lejos.
-Te encontré- dice mientras me abraza.
Todo mi cuerpo se siente estremecido. Un tacto que nunca habia sentido. No lo quería alejar pero no me queda otra, probablemente sea otro que juegue conmigo.
-No me pienso alejar, después de todo eres mi alma gemela- me vuelve a abrazar y quedo en shock.
-Yo....-.
-Sh. Te contaré todo William-...
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Pacto con el Diablo (Gay)
FantasiWilliam es un adolecente de 17 años, al cual podemos catalogar como el típico "gordo", "nerd", "tonto", "feo", "payaso de la clase", estos y muchos más adjetivos de los cuales nadie estaría orgulloso. Pero una noche, queriendo acabar con su miserabl...