Capítulo 8

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'Peligrosa' terminé la frase en mi cabeza; antes de que mi corazón se volviera loco dentro de mi pecho y despertara temblando. Fría, sudada y recibiendo un golpe en la cabeza por caer al suelo después de tan bruscos movimientos. Sin importar el pequeño mareo y la tediosa voz de Dami zumbando en mis oídos, arranqué de la mochila el cuaderno y apunté todo lo que recordaba del sueño. Cada detalle era de suma importancia esta vez.Cada palabra, cada letra, sus expreciones, mis impreciones y teorías. Sentía la mano acalambrada, mi vista se difuminaba. ¡No era momento para eso!
Definitivamente mi mano no era ni un cuarto de rápida de lo que era mi cerebro. Lo que me desesperaba, no apuntaba todo tal como quería. Además el retumbar de mi corazón se escuchaba fuerte en mis oído, el calor tomaba cada parte mi... Necesitaba aire ¡Pero esto es más importante!

Incluso traté de adjuntar un retrato de ''Gahyeon'' pero al terminarlo no se parecía en absoluto, ni a ella ni a cualquier otro ser humano sobre la tierra. Lo rayé frustrada. ¡Era horrible! Casi rompo la hoja.

Un tirón en el hombro me hizo voltear de la nada. La penetrante  mirada de mi amiga me trajo a la realidad, donde yo era un manojo de nervios y mi cuerpo estaba sufriendo algo muy parecido a un ataque de ansiedad. Apenas lograba respirar, las manos me temblaban y todo lo que no fuera Dami estaba dando vueltas. Quise hablar pero las palabras no salían. Hasta que ella volvió a agitarme con toda su fuerza. Por suerte logró sacarme del semi-trance en el que estaba.

—¿Minji? ¿Qué pasó allá?

Inhalé.

¿Cómo hacia para explicarle lo qué me pasó si ni siquiera yo lo sabía con exactitud? Solo quería tener todos los detalles. ¿Por qué sentí tanto miedo? Necesitaba responderlo, pero antes estar calmada.

—Yoohyeon... Dijo Yoohyeon. Gahyeon dijo Yoohyeon. ¡¿Quien es Yoohyeon?!

—¡¿Quién es Gahyeon?! Santos cielos ¡Minji Cálmate!

—¡No sé quienes son! ¡No lo sé Dami y no me ayudas gritando!

—Lo siento— habló con ironía rodando sus ojos—. Solo respira ¿si? Necesitas calmarte y verás que todo estará claro. También estás gritando.

Dejé las cosas tiradas en el piso y tomé asiento en la cama con algo de ayuda. Miré mis manos y di una profunda inhalación. Retuve unos segundo el aire y lo dejé salir lentamente, sintiendo mi cuerpo menos duro, menos tenso y a salvo. La de menor altura tomó mi rostro entre sus delicadas manos y lo volteó en su dirección, apretó un poco mis mejillas fingiendo una pequeña sonrisa. Yo hice lo mismo apreciando su intento por animarme. De hecho, lo estaba logrando. Eran pocas las veces en las que se preocupaba por mi explicitamente y me agradaba eso.

—Estas en casa ¿Entiendes? Aquí yo te cuido, no te pasará nada mientras pueda impedirlo.

—Lo sé. Pero tenía miedo de olvidar todo. Conseguí mucha información y sentí que me explotaría el cerebro...  No quería perder el avance. Además, Gahyeon me miró con miedo mientras caía. Dijo que ''Yoohyeon es peligrosa''.

—Dame un segundo—se agachó levantando del piso mi cuaderno junto con la pluma—. Yo apuntaré todo lo que me digas. Empecemos por quién es Gahyeon. Y luego irás a comer algo.

—De acuerdo —nos tomamos nuestro tiempo para apuntar las cosas, antes de que se me olvidaran los detalles. Hubieron más pausas y repeticiones de lo que me gustaría pero Dami no estaba acostumbrada a la rapidez, le tuve paciencia. Y así pasaron cerca de noventa minutos, contando la pausa para buscar el ultimo pan de la alacena —. Y después de empujarme, antes de caer en la oscuridad, nos miramos a los ojos... Tenía tanto miedo al decir 'Yoohyeon es peligrosa'' que me dio un escalofrío... También quise abrazarla, protegerla... Y me pregunto ¿quién es Gahyeon? ¿Porqué me conoce? parece que espera algo de mi pero qué. ¿Por qué dijo que era mejor que vuelva? Ademas ¿quién es Yoohyeon? ¿Qué la hace peligrosa? ¿Por qué le tiene tanto miedo?

—Pausa... Sigue.

—Eso era todo. Muchas gracias, Dami. Ahora tengo que ir a buscar un Piri. Y comida. Y dinero para la comida. Y trabajo para conseguir el  dinero —me levante en dirección al estudio, más específicamente a la agenda del señor Jo—. ¿Sabes si hay algún trabajo pendiente?

Dije mientras husmeaba los últimos y próximos días, lamentablemente todo estaba vacío ¿acaso aquél hombre ya sabía que iba a morir?

"Bien, piensa Minji ¿dónde podrías encontrar trabajo aún sino sabes hacer nada? Bueno, si sabes solo que exorcizar personas no te servirá para cocinar pan o cuidar animales."
¿O por qué alejarme de lo que sé hacer? Seguro en la Iglesia del pueblo alguien debe ir a pedir ayuda. Sería mi oportunidad perfecta para obtener algo de dinero para seguir subsistiendo.

Volví a calzarme las botas y tomé solo lo necesario. ¿Qué más necesitaría además de la biblia y un Rosario? Seguro que algunas velas y una cruz de plata, claro que también sal. El resto quedó en la cama hasta que volviera.

Otra vez a caminar por las afueras del bosque hasta llegar al pueblo ¿Acaso no me cansaba de ello? Claro que sí pero era la mejor oportunidad que tenía para pensar.
Una y otra, y otra vez la información recorría mi cerebro, trataba de exprimirla. Aún así no encontraba el jugo que quería.

¿Esa tal Yoohyeon era la chica del espejo?
Eso explicaría mucho. El por qué es peligrosa, por qué Gahyeon le tendría miedo, su poder en aquel mundo. Tal vez por eso podía hacer y deshacer a su antojo lo que le pasaba a Jo.
¿qué tal si me estuvo manipulando todo éste tiempo? ¿qué tal si todo era una ilusión, parte de su malvado plan?... Tal vez por que viviamos en mundos diferentes y yo tenía pensamientos independientes. De ser ella, no dejaría que mis víctimas pensaran o todo el trabajo sería en vano.

¡Eso Minji! Para vencer al enemigo hay que pensar como tal.

Tomé nota de eso último antes de entrar en el anticuado edificio blanco, de estilo barroco sin duda. Asechado en cada irregularidad, en cada esquinas por el moho negro-verdoso y la humedad. Por suerte era solo una capilla no muy alta por fuera. Aunque por dentro se percibía totalmente diferente, me sentía una enana caminado debajo de las arañas de techo plateadas. Entre las dos hileras de bancos de madera. En cada una había por lo menos una docena. Estaban viejos, desgastado y eso les daba cierto encanto. Respire profundo sintiendo el fresco pero extraño olor al agua bendita mezclada con vino y las ostias de la misa. Hacía años que no lo olía.

Me arrodille en uno de los últimos bancos, con los codos sobre el respaldo del banco de enfrente y baje la cabeza para hacer la señal de la cruz. Resaria un Padre Nuestro mientras esperaba a que llegara algunos de los párrocos o curas de la congregación.

—Hija mía, ¿qué te trae a la casa del señor?—Sonreí al escuchar esa voz apenas terminé mi oración. En especial al ser de aquel viejito tan agradable con el que tomé mi primer y segundo sacramento.

—Padre Lee. Que gusto verlo de nuevo.— Me levante haciendo una reverencia simple.

—Lo mismo digo, Minji. Tiempo hace que no te veía por aquí cerca...

—Es cierto... Ya extrañaba un poco la compañía de alguien. Pero no estoy aquí para tomar el té, de hecho... Me preguntaba si sabía de alguien que necesitara a un exorcista. —Comenté directa.

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15/12/19

El demonio del espejoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora