En lo que terminaba de preparar el circulo de sal, empecé a preguntarme qué haría que una niña terminara encerrada en un lugar así de feo. ¿Qué la llevaría al infierno? ¿Qué lograría envenenarla cuando parecía ser de lo más normal?
No podría purificarla hasta saber la raíz del problema.— Ahyoung. Ven por favor. Necesito que te sientes aquí y te quedes quieta.—con una sonrisa palmé el centro del círculo.
— Bien.
Sin rechistar se sentó dónde le indiqué. Cruzó sus piernitas para luego mirarme atenta; seguro esperando a qué hiciera algo. ¿Por dónde debía empezar a preguntar?
— Antes me gustaría conocerte un poco ¿qué dices? Así el lugar será todavía más bonito.
— ¿Puedo hacerte preguntas yo también, unnie?
—Claro pero yo empiezo. ¿Qué te gustaba hacer?— Tomé la botella de agua bendita para mojarme las manos. Dejé a un lado la botella, era momento de concentrarme en la niña.
— Me gustaba jugar a las muñecas con mis amigas —llevé mis manos a su cabeza mientras hablaba. Si había algo extraño en su aura, lo percibiría enseguida. Lo primero era saber de donde venía esa sucia energía después de todo.—. Serri siempre me hacia sentir mejor, es muy buena haciendo bromas y siempre se ríe pero luego lloró mucho cuando me fui. Así que quería verla a ella para decirle que no llorara más, pero no puedo salir de casa. ¿Crees que pueda verla ahora?
— Seguro que podrás verla en el lugar bonito —bajé a la altura de su rostro hasta su cuello. Luego por los hombros, dejando que mis manos se guiaran solas.—. Dime... ¿Te gusta la música?— mientras más bajaba por sus brazos, más se sentía. Lo que me daba algunas ideas de lo que podría haber pasado.— ¿Alguna vez tocaste algo que no debías Ahyoung?— Miré que WooHee no estuviera cerca y baje la voz— No le diré a tus padres.
— Mmm ¿Tú lo has hecho, Unnie?
— Claro que sí. Aunque luego me regañaban por que estaba mal. Una vez me comí todas las galletas que hizo mi mamá, ella me gritó algo feo.
— Ah Papá también me gritó cuando toqué su diario. Luego me dijo que no lo volviera a hacer por que era muy peligroso, pero para mi tenía dibujos lindos... No sabía que papá dibujaba tan bien.
— ¡¿De verdad?! Wow ¿Cómo eran los dibujos?
— Mmm había personas, perros, lobos... También muchas plantas.
— ¿Nada más? ¿No había criaturas raras? — Por alguna razón debía ser peligroso. O tal vez yo solo buscaba donde no había nada... Pero prefería no quedarme con la duda.
— No. Pero había un pato feo —Ahyoung arrugó la nariz pero luego casi salta de su lugar al mover su cabeza tan bruscamente; por suerte se mantuvo quieta. — y muchos instrumentos.
— ¿Como cuáles? —tal vez. Solo tal vez era lo que podía llegar a interesarme, y aunque nada era seguro, la posibilidad estaba.
— No lo recuerdo. Papá llegó y me sacó su cuaderno. Después me regaño por que era peligroso, que nunca tenía que tocar sus cosas... Unos días después me morí. El doctor me había dicho que eso pasaría pero que no tenía que tener miedo.
— Y tiene razón, no hay nada malo con morir. Ahora quédate aquí un momento ¿de acuerdo? Tengo que buscar algo.
— Está bien, Unnie.
Salí de la habitación de Ahyoung, dirigiéndome directo a la cocina. WooHee dijo que estaría ahí si necesitaba algo, y en ese momento lo que necesitaba era aquel diario.
La busque con la vista. Estaba sentada en una pequeña mesa, el mantel color crema que la cubría estaba lleno de arrugas. En las manos de aquella mujer había una foto y en su rostro muchas lágrimas, además de una triste expresión. Dí un pisotón para llamar su atención. Ella levantó las manos y se secó las lágrimas. Algo rápido y torpe, innecesario por que ya la había visto pero nada de mi incumbencia.— Disculpe la molestia pero Ahyoung me contó acerca de un cuaderno de su padre... Lo necesito para terminar.— Siquiera había empezado pero ese detalle no importaba en aquel momento.
— Oh... Espérame aquí. Lo traeré.
Salió de la cocina, dejándome sola por unos cuantos minutos. Realmente no había muchos lujos a la vista, solo lo habitual de una casa familiar. Me acerqué hasta la mesa, posando mi mirada curiosa en la foto. La admire de lejos.
WooHee, Ahyoung y un hombre el cuál supuse que era Jin. Se veía bastante guapo por el corte de su bigote, además de tener una mirada penetrante, pero gentil. Tal vez por la presencia de su adorada hija y esposa. Se veían felices, no como ahora que les faltaba Ahyoung.— ¿Lo extrañas?— Me preguntó Dami, de pie junto a mí, también mirando la foto.
— ¿Qué cosa?
— A tu familia.
—De hecho no.
— ¿E-eh? ¿A qué se refiere señorita?—la dueña de la casa me miró totalmente extrañada, negué poniéndole atención en lo que traía en sus manos. Parecía una especie de cofre, o una caja de madera vieja y maloliente. No muy grande, con suerte podría meter un conejo ahí; pero seguro que uno o dos cuadernos entraban a la perfección. Estaba rodeado por varias vueltas de cadenas plateadas, sin brillo, seguro ya estaban oxidadas. WooHee me entregó la caja junto a una llave, también oxidada. ¿Todo tenía que ser viejo u oxidados?
—Muchas gracias. Y disculpe las molestias.
— En absoluto. Por cierto, Jin nos pidió que no abriéramos esa caja, pero confío en que usted tiene el conocimiento para controlar lo que sea que haya.
— Confíe en mí aunque ¿quiere despedirse de Ahyoung antes de que... ya sabe, que se vaya?
—¿Puedo?
— Claro, solo no deje que salga del circulo.—esperé a que se fuera para abrir el candado, sacando todas las cadenas que estorbaban. Traté de no hacer mucho ruido pero los pesados metales golpeándose entre sí no ayudaban.
Al sacar la tapa una oleada de humedad llenó mi nariz, nada a lo que no estuviera acostumbrada. Así que sin dificultad miré el cuaderno que más llamaba la atención. Principalmente por las cadenas que lo rodeaban. Resaltaban sobre la cubierta negra del cuaderno. Una en vertical y otra horizontal. Se unían en el centró con un broche en forma de calavera y me sorprendió el hecho de verlas relucientes, como si las hubieran pulido hace minutos. Saqué el broche y las cadenas sin dificultad.
Con cuidado de no dejar caer ninguna de las amarillentas hojas, abrí la tapa. La primer página solo tenía escrito "Kim Seokjin" y al leerlo sentí como una energía similar a la de Ahyoung se apoderaba de la punta de mis dedos. Se sentía asqueroso y caluroso, hasta pesado. Lo peor era que comenzaba a subir por mis palmas y muñecas.Le di un vistazo rápido, afirmando lo que Ahyoung decía sobre los dibujos. Eran muy realistas y detallados, seguro que había afilado mucho el lápiz para que los trazos se entendiesen. Pero la pequeña había pasado por alto cada uno de lo textos que acompañaban los dibujos. Era, entonces, mi mayor paso hacia el Piri. Si tan solo lo encontrase dibujado. Pero pasaba las páginas y no encontraba los instrumentos.
Tuve que cerrarlo repentinamente, aquella energía me había tomado por completo y no era bueno. Tenía cosas que hacer. Así que me sacudí y pasé una de mis manos por todo mi cuerpo, dejando la otra abierta sobre el libro. Logré devolverle la energía y lo cerré con las cadenas. Tanto al libro como a la caja. Me había dejado un mal sabor de boca.
—Ahyoung, WooHee, es hora de decir adiós.
.
.
.
27/01/2020
ESTÁS LEYENDO
El demonio del espejo
FanfictionKim Minji es una joven que acompaña a su mentor, Jo Donghyuk, quien lleva a cabo una investigación sobre una criatura que lo atormenta. Al menos es así hasta que llega el momento para que Minji siga sola. ¿Y eso por qué?