Cuando terminé de acomodar las cajas en su lugar, intenté probar la flauta pero apenas la puse en mis labios un asqueroso sabor a tierra me recordó que debía limpiarla. Me sentí una tonta pero la emoción no me dio tiempo para pensar. Dami solo se reía de mi; y de no estar limpiándome la boca, también estaría riendo.
WooHee me permitió pasar al baño para lavarme las manos y el Piri. Muy amable de su parte después de verme toda sucia. En especial por que quiso disimular la gracia que le hizo verme en tal estado, parecía una pequeña Minji que volvía de jugar en el jardín.
Ni siquiera había notado la gran sonrisa que tenía decorando mi rostro hasta que me vi al espejo. Aun cuando jugaba a ponerme seria volvía a aparecer. Lo cual era lógico, había encontrado al fin lo que buscaba y estaba cada vez más cerca de destruir a ese demonio. Nadie más moriría por su culpa... ¿O yo también correría con esa suerte?
Un escalofrío recorrió mi columna al ver a la chica del espejo parada detrás a mí. Su rostro en sombra y con su típica sonrisa cínica. Pasando su dedo indice por su cuello, el cual se escondía entre su cabello. La oscuridad que dejaban ver sus ojo me helaba la sangre, detenía mi respiración. Parecía la personificación de la muerte que venía a llevarme, al igual que pasó con el señor Jo después de tantos años. No era el momento de morirme ahora que estaba tan cerca de vencerla...
Aunque, sino me equivocaba, ella solo era un títere. Si yo me sentía en peligro ¿qué debía de sentir ella? Seguro era horrible no poder siquiera pedir ayuda con la mirada. Ya que solo eran un par de iris opacos, como si fueran dos esferas de hierro oxidado.
No sabía si la opresión en mi pecho se debía al miedo de su visita o al extraño deseo de protegerla. También quería liberarla, salvarla del demonio.
Pero al voltear ya no estaba. No podía hacer nada.
—¿Qué esperabas Minji? Ella sigue allí dentro... —me llevé una mano al pecho sintiendo mi corazón agitado. No esperaba verla en absoluto. Mucho menos una amenaza de muerte, que para el colmo, haría que me preocupe por la tal ''Yoohyeon''. ¿Y qué había de la tal ''Gahyeon''? Ella también estaba en peligro, sus ojos llenos de miedo agitaban mi corazón cuando los recordaba. Cada vez tenía más razones para enfrentarlo.
Saludé a la señora WooHee y volví a agradecerle por todo lo que me había ayudado. Hasta le dije que si necesitaba algo podía buscarme directamente a mí, ya que me gustaría verla en el futuro. Le había tomado cierto aprecio por todo lo que me había ayudado y por lo fuerte que era como persona. Esperaba que volviera a tener una linda vida con su esposo.
Ahora solo quedaba comer algo rápido como una fruta mientras compraba otras cosas para comer más adelante. Pan, leche, chocolate, cosas esenciales para vivir. Solo lo imprescindible por que debía guardar la mayor cantidad de dinero posible para comprar un espejo por el que pudiera pasar. Aunque sea agachada. No sabía si realmente era necesario pero prefería ahorrarme problemas. En lo que recorría el mercado trataba de recordar dónde era el lugar al que debía ir para encontrar uno a buen precio.
Lo encontré en una tienda de baratijas, la mujer detrás del mostrador me mostró los que tenía junto con sus respectivos precios. Podía notar la forma fría, distante, de hablarme; tal vez sabía de mí, o solo era su carácter y estaba haciendo su trabajo como debía. Así que pasé ese detalle para ver cuál sería el espejo que llevaría al estudio. Elegí el que parecía más fácil de arrastrar. Alto y algo angosto pero barato y no tenía un pesado marco de metal trabajado en detalle. Solo era un recuadro de madera... Su simpleza era encantadora, si usaba algo de elegancia para hablar.
La mujer que me atendió llamó a un tal Daemin para que me ayudara a llevarlo hasta mi casa pero le dije que yo podía sola. Estaba segura, no se veía en absoluto pesado. Lo tomé por los lados y lo puse debajo de mi brazo derecho. Y así lo fui arrastrando todo el camino, a un lado de la carretera de tierra, en medio del pasto del bosque hasta llegar a la maldita cabaña.
Había tenido miedo de tener que parar más de 50 veces. Por suerte solo fueron unas 13 en varios kilómetros. Y la mayoría fueron ya adentrada en el incomodo bosque. Tener que esquivar ramas y raíces era molesto entre la neblina, ni hablar de los pozos que siquiera veía.
Lo importante era que ya estaba en el estudio, incluso sentía que había sacado músculos por no solo llevar el espejo, sino también mi bolso con víveres que compré, el cobre con el diario—que si lo pensaba un poco más podría haber evitado el cofre al guardar la libreta en mi bolso, pero no se me ocurrió— y el Piri.
—¿Otra vez vas a descansar?—Preguntó Dami arqueando una ceja a lo que asentí.
—Sí... Tengo hambre. No puedo enfrentarme a nada con el estómago vacío... Además me duelen los brazos.
—Eres una debilucha ¿cómo piensas ganarle a un demonio?
—Con la cabeza... Supongo.
—Entonces necesitaras un buen plan.
—Sí... Luego pensaré en eso. Necesito descansar.—Suspiré sentándome en la silla del señor Jo para terminar de comer. Un último momento de paz... La calma antes de la tormenta, suponía. Esta vez la presencia de los ojos de recordó mirar la hora. Y sí, era tarde pero no tan tarde como para que aparecieran. Apenas daban las 9:15p.m. Tomé mis cuaderno y una hoja junto a una pluma para escribir.— En fin, esto es lo que sé. El portal se abre y se cierra tocando la misma melodía con el Piri. La chica del espejo es Yoohyeon, la controla un demonio llamado... No sé. Ademas de ella hay una chica llamada Gahyeon, posiblemente pueda sacarle más información. Si consigo que me diga el nombre del demonio tengo el juego ganado... Sino pues...
—Posiblemente te mate a ti.—Finalizó la más baja y asentí.—¿Segura que quieres hacerlo?
—Totalmente... Siento que me duele el estomago y me sudan las manos, pero no pasé esto por nada. Dije que no sería en vano el esfuerzo del señor Jo, en cierta forma hace significativa su muerte. Tal vez ni siquiera está muerto del todo y no lo sé. Así que lo averiguaré.
—Quiero ver qué harás si llega a estar vivo ¿Le darás su cuerpo todo putrefacto?
—No es mala idea. —Miré mi reflejo en el espejo. Pelo atado, seguía teniendo la daga, el bolso con los cuadernos y comida. Incluso tenía el Piri en la mano... Estaba lista y eso acentuaba mis nervios.— ¿Lista?
—Hazlo antes de que rompa esa estúpida flauta.—Volvió a hablar Dami, apenas levantando la vista del libro que tenía entre manos.
—Bien...—Respiré profundamente y llevé el instrumento a mi boca. No había vuelta atrás, pensé cuando dejé salir el aire que tenía dentro, cuando dejé que mis dedos tocaran siete notas.
El vidrió de los espejos frente a mi, parecieron convertirse en agua por las vibraciones que tenían. Una suave luz parpadeante se hizo presente y cuando mis ojos se enfocaron, pude distinguir una figura humana salir del espejo.
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7/3/2020
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El demonio del espejo
FanfictionKim Minji es una joven que acompaña a su mentor, Jo Donghyuk, quien lleva a cabo una investigación sobre una criatura que lo atormenta. Al menos es así hasta que llega el momento para que Minji siga sola. ¿Y eso por qué?