Capítulo 17

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No había forma de liberarla. Tocarla a ella o tocar las ramas inplicaba fuego. Atacarlo directamente solo empeoraba el efecto. Incluso pensamos en sofocarlo con la tierra, ponerla alrededor de las extremidades de Bora y volver a intentarlo. Otro intento que no funcionó. Exacabamos sus raíces, buscado dejarlo sin fuente de vida pero parecía una tarea interminable sin la ayuda de una pala.

Debíamos ser realistas, si seguíamos intentando liberarla probablemente la matariamos. Terminaría hecha polvo, cenizas. Estaba segura de que ninguna quería llegar a ese punto y aún así consultarlo con ellas me resultaba raro aún. Es que era una respuesta obvia pero era un trabajo entre todas y no quería pasar encima de ellas. 

—Deberiasmos seguir adelante. Por mucho que nos haga falta —algo de lo que realmente no estaba segura—, Gahyeon está libre y sin ella no llegaremos al castillo. Siquiera sabemos cuánto tardaremos en cruzar el laberinto.

—Sí, tal vez ella sepa cómo sacar a Bora de esa trampa mortal.—Siyeon se negaba a dejarla atras,como si fuera esencial para combatir contra Él. ¿Acaso había algo que desconocía sobre ella? Sí, eran demasiados algos como para detenerme a pensar puntualmente en ella. O cualquiera de las demás.

—Pues sí ella lo sabe, supongo que podemos volver a intentarlo. Vamos a buscarla.

Podía ver el laberinto verde a unos ¿10? ¿15 metros? No estaba lejos una vez que salías del bosque. Sería cuestion de poder caminar sobre la nada para cruzar ese enorme acantilado y todo sería pan comido. Yo había estado abajo en uno de mis sueños, lo recordaba bien. Y no había forma de subir, por ende tampoco había forma de bajar sin una fatal caída.

—¿Ahora saltamos o qué?

—No sé, tu sabías cruzarlo.—Aseguró Siyeon mirándome con una ceja levantada y una mezcla de confusión y enojo. Claro, la chica que conoce todo se supone que soy yo, pero todo alquello que se supone que sé, lo desconozco. Si a ella le frustraba, no tenía idea de cuanto me frustraba a mí. Pero no era momento de perder los nervios, sino de buscar una forma de cruzar.

—Pues ya no lo sé. Deberias hacer alguna especie de puente ¿no?

—¿Qué tal si ya hay uno?—Agradecí esa pregunta, de otra forma mi mejor pensamiento era talar uno de los arboles y usarlo como puente. Claro, confiando en que tuvieran al menos 20 metros para que no haya accidentes o que pudieramos cortar madera de 50 centímetros de diametro.  

—Sí, suena lógico. Ustedes que me conocen no tenía poderes mágicos ¿verdad? —Comenté mientras miraba a la izquiera, tratando de que mis manos funcionaran catalejo o algo similar 

—Muy gracioso de tu parte normbrar la magia. No, no tienes y estoy segura de que no tenías. En especial por que no crees en ella.

—Muy inteligente de tu parte creer que hablaba de verdad, Dami.—Miré a la derecha y seguía sin ver nada. Pero tanto el bosque, como la grieta y laberinto parecían infinitos. ¿Dónde se suponía que haría un puente?—Siyeon, conoces el bosque ¿verdad? ¿No hay algún otro camino que tomara antes?

—¿Otro camino? No estoy segura...

—Por ejemplo, hacia la entrada del laberito, por ejemplo. O donde el borde no se viera tan arriesgado... O si hay algún lugar más estrecho.—Exacto, tal vez si caminabamos en alguna dirección, encontrariamos la entrada del laberinto totalmente accesible. El acantilado podía cerrarse lo suficiente para pasar saltando, incluso caminando. O donde hacer un puente no fuera una misión suicida. Claro, teniendo en cuenta que aquí no parecía haber ningún tipo de maquinaria o herramientas. Ahora que lo pensaba no había siquiera comida ¿cómo sobrevivian estas chicas? ¿acaso comían tierra? ¿Arboles? ¿Hojas?—Ag aveces desearía hablar con Él, cambiaría a Dami por el señor Jo y problema solucionado.

—¡Sh! —Me calló la peliazulada mientras sus ojos permanecían cerrados. Se veía consentrada y no quise interrumpirla otra vez. Me mantuve en silencio esperando alguna otra reacción de su parte.—Estoy pensando y creo que recuerdo algo... Déjame olerte.

—Eh... ¿Qué?

—Puedo buscar algún rastro tuyo. 

—Uhm seguro eres buena jugando a las escondidas.—Comenté mientras intentaba ignorar el hecho de que estaba oliendo todo mi cuerpo, centrándose en mis pies. Era como una especie de can o licantropo. Pude ir comprobando mi teoría a medida que observaba su comportamiento, sus reacciones.

La forma en la que comenzó a caminar en busca de algo, suponia que en busca de mi olor. No quería desmerecer la idea pero estaba segura que mi olor había cambiado mucho en estos años. Además seguro se había disipado un camino oloroso. Aunque si encontraba un rastro, lo menos que podría hacer era seguirla. Se detuvo derrepente. Eureka, había encontrado algo. De tener orejas de animal seguro estarian paradas, demostrando un estado de alerta. 

—Te seguimos.

Declaré en voz alta para llamar la atención de todas las demás ante internarnos en ese oscuro bosque. Siyeon mantenía un paso rápido pese a su encorbada postura. En consecuencia estaba prácticamente corriendo para seguir su ágil paso. Se notaba que este era un lugar perfecto para ella. O que después de tanto tiempo se había acostumbrado a él. La forma en la que se escabullia entre las plantas sin siquiera mirarlas, o como evitaba las raíces de los arboles en el suelo. No resvalaba pese a la húmeda tierra en su botas, no perdía el rastro y poco después llegamos a un sendero. O eso quise creer al ver un espacio parejo sin arboles o arbustos, solo tierra y oscuridad. Lo seguimos ya que Siyeon parecía olerme por ahí también. 

Su caminar se hizo más agresivo hasta volverse una especie de carrera donde tenía el segundo puesto y esperaba que Dami y Handong estuvieran corriendo detrás nuestro. El bosque se abrió exponiendo una salida con un puente demasiado inseguro. Constaba de una fila suceciba de troncos no muy gruesos y una cuerda a cada lado. Yo me detuve antes de cruzarlo mientras que la peliazul lo atravesó sin detenerse, sin miedo y probablemente sin calcular el peligro que representaba caer. Teniendo en cuenta que una caída de esas dimensiones la mataría sin lugar a dudas. A ella no la detuve por que probablemente la asustaria y ahí sí tendría un final terrible. 

—Ya tienes miedo ¿verdad? —pude escuchar el tono burlesco de mi amiga despertar mi enojo.— Si no vas a cruzar te recomiendo volver a casa.

Di un paso al frente y con seguridad tome cada cuerda con una mano, era grueza, razpoza y deshilachada, no me daba mucha confianza pero si esa chica la había cruzado sin pensar, yo también podría hacerlo. Por que no era cobarde.

—Siempre quieres llevarme la contraria.—volvió a comentar una vez estuvimos del otrlo lado, esta vez rodeadas de verde y sin rastros de la posible licantropo.

—Digo exactamente lo mismo. Bueno... ¡¿Siyeon?!

Se escuchó su respuesta más cerca de lo que esperaba pero agradecía que no hubiera recorrido el laberinto sin nosotras. Me asomé en el camino de la derecha y ahí estaba ella de espalda mientras alguien más la abrazaba. Si mis cálculos era correctos, ese alguien era Gahyeon.

Se veían cercanas. No había huecos entre sus cuerpos, se notaba que el abrazo era firme, cariñoso. La forma en la que la más baja apoyaba la cabeza en el pecho de Siyeon y como ella a su vez también tenía la mejilla sobre la cabeza contraria; probablemente se habían extrañado demasiado. Eso me hizo desear sentir algo por ellas, tal como sentían por mí. Por que parecían tenerme un gran afecto que no podía corresponder por mucho que quisiera.

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12/4/20

El demonio del espejoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora