Capítulo 9

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—¿Exorcista?—llevó su mano al mentón, meditando su respuesta— No que yo recuerde pero puedes pasar en lo que me pregunto al hermano Felix. Él dio las últimas misas ya que me encontraba enfermo. Tal vez alguien le pidió ayuda. —No podía creer lo que oía, el pequeño Felix estaba devuelta y ya hasta daba misas. Me llenaba de orgullo y emoción saber de él, en especial que lo podría ver.
Nunca fuimos cercanos en realidad pero fue el único niño que no me juzgó, lamentablemente, cuando teníamos 7 años, su padre lo llevó a Seúl para que siguiera perfeccionandose como religioso. No lo vi desde entonces y era una lástima, era a quién quería como futuro novio.

—Entonces lo sigo. Si le soy sincera estoy buscando trabajo, y esto es lo único que sé hacer.

—Inteligente sacar provecho de eso pero siempre ten cuidado. ¿Sí? Aún eres muy pequeña... Déjame bendecirte antes de partir si llegas a tener buenas noticias.

—Claro que lo haré.

Los pasos retumbaban en cada lugar, uno tras otro. Como si no fueran suficiente los largos pasillos para sentirse abrumado. El techo alto con enormes candelabros colgando de él, pero la mayoría seguían apagados, lo que resultaba tétrico en cierto punto.

Salimos de la capilla rumbo a la casa de los sacerdotes, antes teníamos que atravesar un patio. No era muy grande, tenía un pasto algo descuidado y bancas grises en algunas esquinas. Lleno de silencio y soledad. Sí, definitivamente no era MI lugar ideal. Al menos aquí hay pajaros. Pensé.
Y si pensaba un poco más, notaba que Dami estuvo demasiado callada desde que salí del estudio. Que extraño.

—En un momento estoy devuelta.

—Claro, vaya tranquilo —entró a su casa y yo fui a sentarme a una banca gris y vieja que estaba por ahí. Me crucé de piernas y esperé pasiente con la mirada sobre mi amiga. Ella no pareció inmutarse. Suspiré. —. ¿Todo en orden, Dami?

—Sí. ¿Por qué preguntas?—Arqueo una ceja dejando el resto de su cara inexpresiva. Odiaba que hicera eso ¿acaso no sentía nada?

—Estás muy callada ¿No crees?

—Sí. A diferencia de ti, me gusta el silencio.

—Es que ni siquiera te has quejado de alguna de mis ocurrencias. Me extraña de ti.

—No has dicho nada por lo que deba replicarte.

—... Bien —rodé los ojos frustrada. A lo mejor no era su día, por que parecía distraída, cohibida, hasta malhumorada —. Es que... Hay algo que te preocupa, dímelo — Claramente Kim Minji no podría quedar callada ¿cierto?

—Sí. Lo que digas —bufé por su respuesta.—. Sabes que no me gusta en absoluto que hagas estas cosas.

—¿Solo es eso?

—Por ahora sí.

—¿Señorita Minji?—Giré mi rostro y vaya, aquel chico era aún más guapo de lo que recordaba. Me levante para darle la mano, un saludo formal.

—Felix. Que gusto verlo otra vez.

—Lo mismo digo. ¿Qué te trae por aquí?

—¿No te lo dijo?— negó — Me preguntaba si este último tiempo alguien te dijo que necesitaba un exorcista. Y como diste las últimas misas...

—Entiendo, y me alegra saberlo. —rascó la parte trasera de su cuello, miraba hacía el piso con una pequeña sonrisa— Le dije a una señora que le daría una respuesta hoy en la tarde... La verdad es que no sabía qué hacer o a quién recurrir.

—Tranquilo pero tienes que tener cuidado. Estas cosas no son un juego.

—Mira quién lo dice. —susurró Dami.

—Entonces, ¿Tú nos ayudarás?

—Así es. Solo déjalo en mis manos.—le sonreí segura. Después de todo, no era la primera vez que hacía estas cosas.

Si era la primera vez totalmente sola... ¿Qué más daba? Los conocimientos los tenía, si no estában en mi cabeza seguro que en algún cuaderno de Jo sí— Nos vemos en la tarde.

—¿A dónde irás?

—A la biblioteca... Con suerte podré entrar—me miró extrañado. Eso último debió quedar en mi cabeza—. Problemas con el bibliotecario.

—Claro. Te acompaño a la puerta.

Para mi buena suerte, el señor desagradable que cuida la biblioteca no me dejó pasar. ¿Ahora qué quedaba? ¿Tan solo esperar que un rayo baje del cielo y me iluminara?
En absoluto, volví unos pasos para atrás. Bajando la escalera se encontraba el agradable viejito que me ayudó la vez anterior. Lo saludé por cortesía.

—Buenos días, Jovencita.

—Buenos días—luego de sonrreirle me senté a su lado—. Sigo buscando un Piri.

—Eso no me concierne ¿Lo sabe?

—Claro. Aún así me preguntaba si sabe dónde podría encotrar uno.

—Ya te dijo que no.—habló Dami con la espalda contra la pared de la biblioteca.

—Ya le dije, no sé ni me interesa. Es del diablo.—llevé mi mirada al horizonte. Allí se hallaba una especie de meseta con arboles. Bonito paisaje.

—¿Cree que encuentre uno allá?

— Sí. ¿Por qué no vas a buscarlo?

—Sabía que podría confiar en usted, siempre es de ayuda.—saqué mi libreta y anoté un recorsatorio para después, cualquier alternativa era útil.

—Si sabes que solo te mintió ¿No?

Suspire, claro que lo sabía. El viejito no quería tener ningún tipo de relación con el Piri. Solo quería que me vaya pero hay que tener un amplio abanico de posibilidades. Tal vez debería buscar otra forma de obtenerlo, a lo mejor Jo tenía alguno guardado y nunca lo supe. Tal vez en alguno de sus cuadernos había usado uno.

¡Si lo había hecho!
Ahora que lo recordaba, una vez leí sobre la vez que tuvo que exorcizar a una niña pero fue tan fuerte el movimiento de energias que no lo resistió y murió.
Todo pasó por que tocaba el Piri. Si mis calculos eran acertados, tendría el instrumento en unos días.

— No puedo creer que estes por conseguirlo.

—Gracias por tu voto de fé— hablé irónica. La misa empezaría en unos minutos así que cambie mi caminata en dirección a la iglesia. Mientras más cerca estaba, más ojos se posaban de reojo sobre mi para luego solo ignorarme. Hasta había adultos que alejaban a sus hijo, como si tuviera una peste encima.

Apenas puse un pié dentro del santuario me sentí el doble de incómoda. Una tras otra las miradas me apuntaban y digamos que no era exactamente porque les agradara.
Me encogí de hombros cruzando la capilla. No quité la mirada de Felix hasta llegar a su lado. Mantuve un tono lo más bajo y discreto posible al hablar —¿Ya llegó la señora?

—Sí. De hecho te está esperando. ¿Me acompañas a la oficina?

—Claro.

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2/1/20

Feliz año!
Muchas gracias por el apoyo en la historia ♡

23/8/20

Jaja ilusa

El demonio del espejoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora