"A los gatitos les gusta el té"

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- Hija...

- Perdón- se disculpó Cassidy sonrojada.

- Continua Harry- dijo Atenea, el elegido se sonrojo y continuo leyendo.

Me mordí el labio inferior mientras Matt se sentaba en la mesa de Ravenclaw. Desde ahí nos sonrió y Albus y yo nos miramos con una mueca y negamos.

En la sala, Albus y Cassidy se sonrojaban por la mirada de Matt.

Pasaron dos semanas en las que yo intentaba hablar con ambos hijos de Atenea, pero estos siempre se disculpan por entrenamientos o por deberes, por lo que yo tomé medidas.

Atenea y Ares fruncieron el ceño con una mueca de molestia.

- Eso no se hace.

- Lo sentimos- dijeron con una mueca hacia Cassidy, pero está estaba con Percy y Thalia. No los miró y ellos hicieron una mueca.

Buscar el tridente. Sola.

Ambos hicieron una mueca y Cassidy la devolvió sin emoción.

Me internaba en las salas prohibidas para buscar, hablaba con los fantasmas en un intento de ayuda.

Me sentía sola. Terriblemente sola, pero trataba de estar en paz.

Atenea hizo una mueca y negó.

Iba a la dirección constantemente, no por meterme en problemas, si no para hablar con la Directora, ella era legado de Apolo, pero no griego, si no Romano.

La estancia se iluminó y salió una mujer de rostro severo y mirada tranquila.

- Soy Minerva Mcgonagld

- Si. Harry continúa- ordenó Poseidón.

Por lo que entre ella y yo leíamos montones de libros para encontrar algo sobre el tridente.

La Directora sonrió a Cassidy y ella devolvió la sonrisa.

Mi cabello perdió brillo a causa de estrés, mi piel se hizo pálida, baje de peso por saltarme comidas y mis ojos tenían ojeras.

Adeline y Poseidón hicieron una mueca y los hijos de los tres grandes hicieron un gesto de enojo hacia ambos hijos de Atenea.

Esa no era yo, me decía todos los días, por lo que Minerva (la directora) me dijo, mejor dicho me obligó a ir a caminar al bosque prohibido, que era donde yo entrenaba.

- Gracias Minerva- agradecieron Adeline, Poseidón y Percy.

Ella les sonrió.

Llevaba una canasta con galletas, té y comida para un picnic yo sola.

Mis planes eran meditar, había hablado con Percy y este me dio que era lo mejor, claro, después de regañarme por no comer.

Pero me prometió por el Río Estigio que no le diría a Anabeth o a otra persona lo que pasaba con mi misión.

Anabeth lo miro mal y se apartó de él y se fue con sus hermanos.

Percy bufó- Es mi hermana, tu harías mismo por ellos.

La rubia no dijo nada.

Tendí una manta y me senté, encendí un fuego y heche un trozo de carne y murmuré:

- Hipnos- dije evocando al Dios de los sueños

Cerré mis ojos y comencé un cántico que encontré en la colección de la Directora.

Cassidy Riddle y el tridente perdido (Pausa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora