Capítulo XXIX

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Apenas salí del despacho del sargento me dirigí descalzo hacia el barracón el cual se encontraba completamente a oscuras; los ronquidos de los soldados me hicieron darme cuenta de que ya estaban todos dormidos y que no había peligro alguno.

Me dirigí en puntas de pie y con suma cautela hacia la cama de Austin; me coloqué de rodillas en el suelo y apoyé mi barbilla sobre la esquina de la chata almohada para así observarlo.
Austin dormía plácidamente boca arriba; tenía uno de sus brazos colgado a un lado de la cama y una mano apoyada sobre su pectoral algo inflado. Su boca se encontraba completamente cerrada formando así una línea algo carnosa.

Tomé la mano que descansaba sobre su pectoral y la llevé hacia mi mejilla para luego restregarme en ella como si fuese un animal; fue allí que me percaté que su piel era algo áspera, lo que me hizo respirar aliviado.

—Sabía que eras tú— susurré para luego besar con ternura la palma de su mano.

Austin soltó un quejido y fui testigo de como sus ojos se abrieron con cierta pereza.

—¿Pequeño? — preguntó con voz ronca; su voz sonaba así de áspera apenas despertaba —¿Qué haces aquí?

Lo solté y él se giró hacia un lado para mirarme mejor.

—No podía dormir— mentí —Vine aquí porque pensé que Toby, Roby y tú estarían despiertos.

—El sargento nos dijo que mañana hay entrenamiento— me comentó en voz baja —Por eso nos fuimos a dormir temprano.

Austin abrió ampliamente su boca para soltar un gran bostezo que logró contagiarme.

—Ve a la enfermería, McCaBoy. Tienes carita de cansado— susurró para luego acariciar suavemente mi mejilla.

Le esbocé media sonrisa.

—Te gusta acariciarme, ¿cierto?— le pregunté de manera indirecta.

Austin soltó una risita y apretó mi mejilla.

—Claro que sí, pequeño. Lo hago todo el tiempo, ¿no?— sonrió.

<<Sí...Entonces fue él>> pensé. <<Pero...¿Austin intentó besarme? Es decir, yo sentí como unos labios rozaron levemente los míos. ¿Acaso quería besarme? Él nunca antes había intentado algo así conmigo...>>

Apoyé mis codos sobre el colchón y acerqué mi rostro hacia el suyo para así acariciar su nariz con la mía.
Cerré los ojos y traté de concentrarme en su aliento pero él no ayudaba demasiado ya que su boca no emanaba nada, de seguro aún seguía cerrada.

—¿Qué haces?— preguntó susurrante y finalmente yo pude sentir como su aliento caliente chocó contra mi boca.

Ahora no estaba seguro del todo, no estaba seguro de nada. No sabía si ese aliento era el mismo de la mañana, parecía que sí pero...No, no estaba seguro. ¿Y si me cerebro estaba intentando engañarme?, ¿y si quería escaparme de la realidad? ¿Y si el sargento...? No, no. Eso era imposible. No podía ni siquiera imaginármelo.

Me aparté y abrí los ojos, pude observar como Austin me miraba entre sorprendido y algo confuso.

—Creo...que debes ir a dormir — dijo en voz baja.

Yo asentí levemente, frustrado y algo avergonzado. No quería hacer sentir a Austin incómodo, tampoco quería que se alejara de mí, lo necesitaba más que nunca.

—Mejor...Me voy — musité para ponerme de pie —Duerme bien, Aus— le susurré y comencé a caminar hacia la salida.

—Hey, pequeño... — me llamó en voz baja y yo me giré.

Soldier : Un amor clandestino ●●McLennon●●Donde viven las historias. Descúbrelo ahora