«Estás empacando tus cosas y hablando como si fuera duro
e intentando decirme que es hora de irse.
Pero sé que no llevas nada debajo de ese abrigo
y que todo es un show.»
Donghyuck se está vistiendo a un costado de la cama; el colchón se hunde bajo su peso cuando se sienta para meter sus piernas en los jeans de mezclilla.
— ¿Cuándo nos vamos a ver otra vez? — le cuestiona el hombre que aún está acostado, fumando un cigarrillo con la mitad del cuerpo cubierto por la sábana blanca.
El moreno se gira hacia él. — No sé... pueden pasar días o quizás semanas, ya sabes cómo es esto.
Mark pasa una mano por su cabello, peinándolo hacia atrás, mientras Donghyuck lame sus labios tímidamente. — ¿Quieres algo antes de irte? Es algo tarde y no has comido nada.
— Realmente no tengo hambre...— responde el castaño, levantándose para abotonar sus jeans. — Pero te acepto un té, gracias. — sonríe cálidamente, para agacharse a buscar su cinturón.
Mark apaga el tabaco contra un cenicero del buró. — De acuerdo, iré por él. — dice, levantándose. Haechan se voltea para verlo y su desnudez le golpea intensamente.
Su amante apenas viste los bóxers negros que hace una hora él mismo había retirado con los dientes, luciendo sus largas y blancas piernas, su pecho fornido y el abdomen trabajado. El tatuaje que se asoma por encima del elástico de la ropa interior le nubla un poco los pensamientos.
— ¿Qué pasa, Hae? ¿Por qué me miras así? — dice, acercándose a su lado de la cama — Acabas de tenerme, ¿acaso nunca tienes suficiente de mí? — sonríe de lado, haciendo al contrario tragar saliva.
— Bueno...
— ¿Te gusto mucho? — pregunta burlón, sabiendo perfectamente la respuesta. Donghyuck ya se ha puesto la camisa, pero aún no la abotona. — Déjame ayudarte con eso. — sin dejar contestar al otro chico, se sienta a su lado, acercando su nariz a la prenda a medio poner, para inhalar. — Hueles delicioso siempre...— decreta, alzando la mirada para conectar sus ojos con los del menor.
— ¿No ibas por el té? — habla nervioso, con un hilo de voz.
Mark sonríe, metiendo sus manos por la camisa abierta para acariciar la cintura desnuda. Se lame los labios al sentir como la piel se eriza ante su toque. — ¿Realmente lo quieres? — cuestiona, aunque sabe la respuesta cuando Haechan no se contiene y lo jala de la nuca para darle un beso fogoso.
— Te quiero a ti...— responde el menor, gimiendo quedamente al separarse de su boca.
— Lo sé. — finaliza, para tomarlo del cabello y regresarle el beso, de una forma más violenta.
Haechan se levanta y remueve una vez más las prendas que había logrado ponerse. Mark se queda esperando a que regrese a su lado, pero le toma por sorpresa ver cómo el moreno se sube a la cama para colocarse en cuatro, deslizando sus brazos hasta que su entrada queda visible ante el pelinegro. Lo tienta un poco, meneando sus caderas.
Mark sonríe antes de ponerse de pie; cuando ha retirado su ropa interior, se coloca detrás del cuerpo del menor y se inclina ligeramente encima de él. — No es tan difícil convencerte de una segunda ronda, ¿no? — acaricia los hombros del otro, como un masaje lento.
Haechan gime cuando siente las poderosas manos haciendo un recorrido por sus omóplatos hasta llegar a la espalda baja, donde Mark masajea con sus pulgares, como si de un botón se tratara. La virilidad de Haechan ha vuelto a la vida, mientras la temperatura de Mark se eleva, junto con su ego, al notar el control que tiene sobre el cuerpo del más joven.
Sus manos continúan acariciando aquí y allá, acompasadamente, pasando por los glúteos, llegando a los muslos y regresando a la espalda. — Mmmark, no estás tocando donde realmente deberías.
— ¿Tú crees? Porque de hecho yo siento que estoy tocando los puntos...— hace una pausa para arañar ligeramente las caderas de Haechan — ...exactos.
— Por favor, tócame... — responde, con la respiración agitada y el corazón acelerado. Mark se burla un poco de él, pasando la mano por su abdomen; cuando siente que está por tocar su miembro, se tensa, pero Mark simplemente pasa de largo, regresando a acariciar la cintura. — Ahí no, Makku... ¡Ah! ¡Ahí no! — ruega, comenzando a desesperarse.
— ¿Dónde? — pregunta en su oído, pasando la lengua por el lóbulo, soltando una risa que más bien se siente como un susurro para el moreno.
— ¡Dios! Toma mi pene, por favor, acaba con esto, estoy muy caliente...— Habla rápido, casi fracasando en su intento por mantener la coherencia.
Mark sonríe, dirigiendo su mano hacia el miembro, rodeándolo para masturbarlo con hábiles movimientos de muñeca. — ¿Ahí? — pregunta, como si los quejidos del menor no le hubiesen dado ya una respuesta.
Haechan se remueve inquieto. — ¡Ahí! ¡Ah! No pares...
Aún viendo el desastre que ha provocado en el otro, para Mark no es suficiente; quiere hacerlo desistir de irse, no solo esa noche, sino para siempre. — Me estoy aburriendo — dice, sin dejar los movimientos encima del pene contrario.
— ¡No! ¡No me sueltes...! ¡Ahhh! — el pulgar de Mark no le da tregua a su glande y lo está volviendo loco, mientras que el mayor no parece inmutarse.
Mark dirige sus labios a la nuca del contrario, para dejar besos húmedos que multiplican por cien las sensaciones de placer en Haechan. — ¿Listo? — susurra sobre el mismo lugar.
— ¡Sí...! ¡Ah... por favor, sí, hazme acabar! — le grita, finalmente dejándose llevar por el impulso de sentir más, sin embargo, Mark aleja su mano. — ¡¿Qué haces?! ¡Te lo ruego! No me hagas esto, Mark... — Desde su posición, no logra ver cuál es el siguiente movimiento del mayor y cuando intenta girarse, Mark lo detiene, poniendo una mano en su cadera.
— No seas impaciente... — dice, lamiendo su labio inferior al detenerse a ver la preciosa imagen que Haechan le regala. Finalmente, toma su propio miembro y golpea cuidadosamente la entrada del contrario.
Haechan al sentir esto, hipa ligeramente, sin aguantar el placer. — Mark... por favor... hazlo ya, haz lo que quieras conmigo, destrúyeme... Pero por favor, hazme acabar, como tú sabes, por favor, ah...
El pelinegro sonríe; Haechan sabe exactamente qué palabras usar para conseguir lo que desea y no hay nada que excite más a Mark que escucharlo rogar y pedirle las cosas por favor. — ¿Todavía quieres irte? — le cuestiona mientras se introduce lentamente en su cuerpo.
— ¡No! Quiero estar así contigo por siempre... Mark...
— ¿Soy el único para ti? — responde, en medio de un gemido.
— ¡Lo... ah... lo eres! — la respiración no les permite hablar fluidamente a ninguno de los dos, pero ya no interesa.
Lo que en realidad desea es que esas palabras que Haechan le dice cuando están teniendo sexo sean verdad, pero sabe que apenas lo haga acabar, tomará sus cosas para no volver a verlo hasta la semana entrante y, aunque en la cama le hace rogarle, es Mark quien le ruega silenciosamente que no se vaya, porque siempre que lo despide, lo único que le queda es la melancolía y la impaciencia por el siguiente encuentro.
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Gracias por leer y gracias por hacer crecer esto más de lo que me imaginaba.
🧡
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Kinktober 🎀 NCT
Ngẫu nhiên«𝒮𝒾𝑒𝓉𝑒 𝓈𝑜𝓃 𝓁𝑜𝓈 𝓅𝑒𝒸𝒶𝒹𝑜𝓈 𝒸𝑜𝓂𝑒𝓉𝒾𝒹𝑜𝓈. 𝒮𝓊𝓂𝒶𝓃 𝑜𝒸𝒽𝑜 𝒸𝑜𝓃𝓂𝒾𝑔𝑜, 𝓃𝓊𝑒𝓋𝑒 𝓁𝑜𝓈 𝓆𝓊𝑒 𝓉𝑒 𝒸𝑜𝒷𝓇𝑜, 𝓂𝒶𝓈 𝒹𝑒 𝒹𝒾𝑒𝓏 𝒽𝑒 𝓈𝑒𝓃𝓉𝒾𝒹𝑜.» Colección de one shots / drabbles inspirados en distintos fetiches...