6 años después...
New York.
-¿Está todo listo chef Nathaniel?
-Si, todo listo. Pueden comenzar a llevarles los platillos a los comensales- dijo con una sonrisa.
Una vez que los platos estuvieron en la mesa, el equipo de la cocina comenzó a festejar.
-Fué una gran noche, ¿no es así?- dijo uno de los meseros.
-Claro, han trabajado mucho, es hora de comer- dijo Nathaniel.
Todos comenzaron a comer de la exquisita comida sin saber que esa sería la última.
-Idiotas- susurró él mientras salía de la cocina e iba a la oficina del jefe.
-Bien ahora a borrar el registro de que estuve aquí- dijo para si mismo.
Salió de la Oficina, y mientras caminaba hacia la salida veía como los cuerpos de los comensales caían muertos.
Otro trabajo hecho...
Las Vegas, Nevada.
-Matt ¿podrías sonreir un poco? Estás tan apagado.
-Kate, esto es importante solo estoy tenso.
-Tranquilo cariño, todo saldrá bien- le dijo dándole un pícaro beso en la mejilla.
Ambos entraron con los brazos entrelazados hacia el gran casino.
–¡Señor Heller! Es un gusto tenerlo aquí con nosotros.
–El gusto es mío señores–sonrió.
–Y su esposa, es muy guapa si me permite decirlo.
Kate río y saludó a todos.
Ambos se abrieron paso hasta la gran mesa de juego, y una vez que todos estuvieron listos comenzaron.
Matt Heller era un hombre con suerte, y lo demostraba siempre ganando las mejores apuestas y esta noche tan importante no sería la excepción.
–No cabe duda que éste es un gran juego ¿no lo cree señor Heller?– dijo uno de los inversionistas.
–Lo es, Brad, lo es.
–Es usted un gran jugador Heller– Cameron habló.
Matt lo miro y también a todos los inversionistas que estaban en aquella mesa, sus colegas que lo habían traicionado y si algo le había enseñado Sam a Matt sobre las traiciones, es que había que cobrarlas.
–Estoy seguro de eso Cameron, me gusta jugar, me gusta ganar. Pero también me gusta que se me hable directo a la cara y que nada se haga a mis espaldas.
Tras pronunciar aquellas palabras todos en la mesa le dirigieron una mirada de horror a Matt y otra a Cameron sucesivamente.
–¿P-por qué lo dice Heller?
–Bueno ustedes saben... – se levantó de la mesa– soy un hombre directo, un hombre estricto y comprometido. Sobre todo un hombre al que le gusta el juego, pero no juega con lo que dice o hace.
Hombres armados entraron al casino, apuntándole a aquellas personas en la mesa.
–P-pero señor Heller, n-no sabemos de que está hablando.
–¡Silencio! ¿Acaso creen que jamás me entraría de su traición? Un informe completo a la competencia de los proyectos nuevos señores. ¡Por favor! ¿Es que no me conocen? Este tatuaje que llevo aquí me representa– dijo mostrando aquel tatuaje con el que quedó marcado para pertenecer a una gran familia.
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Mi dulce venganza |MDV #1|
Teen Fiction"No puedes juzgar a nadie por lo que hace mientras siente dolor" "Ella verdaderamente puede cautivar y destruir todo a su paso" Samantha Owen era la típica nerd del Instituto de la cual todos se burlaban. Quien diría que aquella muchacha tendría un...