#7 La clase de psicología

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Desperté por alguna razón, mire mi despertador y faltan 5, si me desperté 5 malditos minutos antes de que mi despertar sonara, esos magníficos 5 minutos que podía seguir durmiendo pero no.

Me levante como siempre, hice mi rutina y me puse esto: 

Nos fuimos al Instituto pero esta vez, y solo por puro morbo, nos fuimos en nuestras motos

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Nos fuimos al Instituto pero esta vez, y solo por puro morbo, nos fuimos en nuestras motos. Llegamos con todos viendonos, como siempre, entramos encontrándonos con la estúpida de Brenda otra vez, ¿acaso esta niña no entendía?

–Ahora que, solo por traer sus motitos piensan que ya tienen el respeto de todos? Que patético

–No pensamos, tenemos el respeto Brenda, algo que a ti todos los chicos te lo pierden– se escucharon risas y el clásico "huuu"

–... – Brenda no contestó, no supo que decir ja un punto para nosotros. Nos fuimos a nuestros casilleros, guárdamos lo que no íbamos a ocupar. Fuimos a clases como siempre.

Las clases pasaron normal, y también el almuerzo, ignorando que comimos con la inquietante mirada de odio de Brenda, pero solo decidimos dejarlo pasar

^N. Anton^

–Ya estoy harta de ellos– chillo Brenda, pero vamos que es una masoquista, le gusta que la humillen

–Si, son unos idiotas, se creen mucho porque tienen dinero– se quejó esta vez Alisson

–Tengo un plan, y ustedes chicos me van a ayudar– la miramos con miedo, a veces Brenda era capaz de todo pero no más que Sam

–Que es lo que planeas?

–Chicos, quiero que las hagan sufrir, ya saben eso de enamorarlas y romperles el corazón

–Estas loca Brenda yo no pienso hacer eso– dijo Chad

–Esta bien Chad no te necesito, pero estoy segura de que los demás aceptaran por su propio bien. Henry a la tal April, James a Kate y tu Anton a la odiosa de Samantha

–P-pero...

–Pero nada, lo van a hacer y punto–ellos asintieron, a mi no me gustaba para nada la idea pero igual asenti

|N. Samantha|

Después de nuestro almuerzo, nos fuimos a clases otra vez. Pasaron las horas y ya por fin nuestra última clase era la de psicología.

–Muy bien chicos hoy vamos a hacer un ejercicio diferente... Quiero que muevan las bancas hacia los lados y nos sentemos en un círculo

Empezamos a mover las bancas y una vez que terminamos nos sentamos en el suelo formando un círculo, yo quede en medio de Kate y Alex, al frente mío estaban Anton y Jacob, en medio de ellos dos estaba la maestra igual sentada

–Bien chicos, hoy quiero que platiquemos, que contemos y saquemos todo eso que nos preocupa, que nos duele. Quiero que se expresen y se liberen, ¿quien quiere empezar?–nos miramos entre todos, hasta que un chico comenzó hablar de sus problemas, de su familia y de cómo se sentia, después de el le siguieron los demás, después tocó el turno de Anton y Jacob

–Bueno yo... Nose, a veces me siento un poco solo, mis padres a veces no están en casa y... Solo a veces me siento mal–habló Anton, y nunca lo había visto así, con una cara triste y los ojos cristalizados

–Y porque no intentas hablar con ellos? Tal vez así arreglarian sus problemas–el iba a decir algo pero se callo y solo asintió–y tu Jacob? Algo que decir...

–Pues la verdad yo no me llevó tan bien con mis papás... Después de la muerte de mi hermana, y desde entonces han cambiado–Jacob tenía la mirada perdida, cuando éramos amigos me lo contó, me dijo que sus padres lo culparon por esa muerte y por muchos años se lo creyó hasta que se decidió que eso no era su culpa, se peleó con ellos y desde entonces casi se la pasan todo el día ignorandolo o peleando con el.

Siguieron hablando, todos menos nosotros tres, que nuestra expresión solo fue sería

–Hmmm... Y ustedes no van a hablar?– no respondimos– no sean tímidos chicos estamos aquí para apoyarnos, y estamos en confianza– "confianza" esa palabra tan desconocida para mi

–No vamos a hablar, lo sentimos profesora– se disculpó Alex con un poco de suavidad en su tono de voz

–Chicos todos tienen que participar en la actividad, si no tendre que levantar un reporte

–Preferimos un reporte a hablar de nosotros–dijo Kate

–Chicos, no tienen nada que esconder, nada puede ser tan grave– sonreí amargamente, si supiera por todo lo que hemos tenido que pasar, no diría lo mismo y entendería porque no hablamos–Porque no quieren contarnos?

–Porque no confiamos en nadie profesora, los buitres atacan cuando ven que un animal esta herido– dije yo. Sonó el timbre y todos se levantaron, nosotros estábamos a punto de irnos cuando la profesora nos detuvo

–Chicos, quisiera hablar con ustedes un momento porfavor–suspiramos con pesadez, y nos quedamos frente a su escritorio con ella

–Que pasa profesora

–Nose diganmelo ustedes, no es sano que sean así tan cerrados, tienen que expresarse

–Ya hemos pasado suficiente por eso

–Ya estamos hartos de que nos hagan daño

–No estamos dispuestos a pasar por lo mismo otra vez

–A veces lo menor es platicarlo con alguien, así podrían estar más tranquilos, no se liberarse de ese dolor que tienen

–Recuerda aquella vez que pedí ayuda y nadie me la dio profesora? Cuando entre a la sala de maestros y les platiqué lo que me pasaba, solo se miraban entre ustedes y no hacían nada. Piden confianza pero cuando se las das solo te apuñalan por la espalda– le dije, ella bajo su cabeza al recordarlo

–Solo nosotros sabemos por lo que hemos pasado, y lo mejor es que siga siendo asi– dijo Alex, nosotros salimos del salon, caminamos hacia nuestras motos en donde los demás ya nos esperaban, subí a mi moto, les dije que no iba a ir a casa, que iría a otro lugar, ellos asintieron. Me puse el casco y arranqué.

Recordé todo lo que ha pasado, recordé como era mi vida antes de vivir con los BB, un infierno, eso que lo que tenía que pasar con mi papá, siempre me decía que nunca debí haber nacido, así su esposa estaría viva, me ignoraba, me gritaba, no me dejaba hacer nada, nunca me dijo que me queria, antes de que el muriera, llegó borracho a la casa y me golpeo diciéndome lo mismo que siempre siempre habia dicho, le grite para que me dejara en paz, le dije que yo nunca tube la culpa de nada y que el tenía razón, nunca debí haber nacido.

Llegue a un parque, estacione mi moto y me senté cerca de un árbol, me puse mis audífonos e ignore al mundo, como solía hacer cuando me sentía mal. Me recargue en el árbol con los ojos cristalizados, pero no iba a llorar, ya no más.

Mi dulce venganza |MDV #1|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora