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— No sé qué les pasa. Acabo de entregar el diseño, un poco más tarde de lo esperado...

— Dos semanas y media después, Jisoo.

— ¡Lo que sea! ¡Fue difícil! — Protestó la pelinegra — Y me inspire para escribir... Además todas sabemos que el dueño de la empresa nunca verá el logotipo que creé ya que nunca pondrá un pie en ese edificio.

— Entonces, ¿Cuál fue tu excusa para faltar al trabajo? — Pregunta Rosé, mirando a Jisoo con una pequeña sonrisa de la que ni siquiera es consciente.

— Ella les dijo a nuestros jefes que su perro murió y que había estado "demasiado triste" para trabajar — Lisa interviene.

— ¡Dalgom entiende! — Jisoo grita demasiado fuerte, haciendo que sus amigas estallen en carcajadas.

Es un sábado por la mañana. El sol brilla muy bien entre nubes blancas y esponjosas. Las cuatro chicas están sentadas afuera de una pequeña cafetería que descubrieron hace dos semanas y eligieron como su punto de encuentro favorito.

— De todos modos, claramente ellos aprecian mi gran talento, así que decidieron no despedirme.

— Tal vez. O tal vez no podrían permitirse otro esclavo — comenta la rubia. Jisoo entrecierra los ojos juguetonamente, mientras Jennie se ríe suavemente.

— ¿Cómo va tu novela? Nos dijiste que te inspiraste — pregunta Rosé en un tono casual, acercando una dona a su boca.

"Good, Chae", piensa Lisa.

— Estoy a punto de terminarla — dice la pelinegra con un poco de orgullo brillando en sus ojos.

— Oh... imagino que no has olvidado la promesa que hiciste hace un mes — la pelirroja le sonríe a Jisoo mientras levanta una ceja.

Ésta se retuerce un poco en su lugar. Considera decirle a Rosé que no recuerda esa promesa, pero hay demasiados testigos. Ella suspira, un poco derrotada.

— No lo olvide... Te dejaré leerla, cuando esté terminada.

— ¿Antes que nadie? — Rosé sonríe seductoramente hacia la pelinegra.

Lisa pone los ojos en blanco de buen humor. Sus amigas han estado coqueteando durante semanas. Se pregunta cómo son incapaces de ver que se quieren.

Dejándoles algo de tiempo para seguir probando las aguas. La rubia ahora grisácea se vuelve hacia Jennie. Está un poco sorprendida de encontrarla mirando a la distancia, seria. Hay una sombra en sus ojos, como si algo faltara.

— ¿Nini? — ella murmura suavemente. La castaña se gira rápidamente para mirarla, parpadeando rápidamente, entonces su expresión se ilumina un poco.

— Lo siento, me distraje.

— No te disculpes. Está bien — responde Lisa, inclinándose un poco hacia Jennie.

La castaña sonríe suavemente y se miran por un momento hasta que Rosé se aclara la garganta discretamente.

— Se está haciendo tarde — comienza la pelirroja, mientras le sonríe a su amiga — y como soy la única conductora responsable aquí, tengo que llevarlas a todas a casa.

— ¿Qué pasa con tu auto, Lisa? — Pregunta Jisoo.

— Lo dejé en casa. Quería ejercitarme un poco — La pelinegra resopla ruidosamente

— Sin embargo, podemos caminar. Estamos cerca de casa — afirma Jennie, volviéndose hacia su compañera de cuarto para confirmar su aprobación.

My Little Angel [Jenlisa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora