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— ¿Chae? — murmura la rubia por teléfono.

Es demasiado temprano para llamarla un sábado, el sol todavía sale perezosamente, pero ella sabe que su amiga se levantara ante su llamada.

Lisa, son las siete de la mañana por el amor de Dios ¿Qué está pasando? — Se queja Rosé con voz ronca.

— Lo siento. Lo sé. Pero estoy teniendo una... "situación".

La rubia sigue susurrando, ya que a unos pocos metros de ella Jennie está dormida en el sofá tranquilamente. La castaña tiene la boca ligeramente abierta, y su pecho sube y baja profundamente. Ella está ejerciendo un aura inocente y pura que la rubia está segura de que no ha visto en mucho tiempo.

¿Qué? ¿Qué tipo de situación, Lisa? ¿Estás bien?

— Estoy bien. Es... ¿Puedo ir a tu casa en unas pocas horas?

¿Unas horas? ¿No puedes venir ahora? Me estás asustando Lisa.

Lisa mira nuevamente a la castaña, que aún sigue durmiendo tranquilamente, ella sonríe por lo tierna que se ve.

— No puedo ahora. No te preocupes, Chae. Estoy bien.

Bien. Por favor, solo... cuídate.

— Lo haré. Tú igual cuídate.

La rubia cuelga poco después.

La castaña sigue en el mundo de Morfeo pacíficamente. Hay algunos mechones de cabello que caen frente a su rostro, instintivamente Lisa acerca su mano para arreglarlos. Sin embargo ella se detiene a medio camino, Lisa baja su mano lentamente, castigándose a sí misma mientras Leo entra a la habitación maullando ruidosamente.

— ¿Ya tienes hambre? — Lisa le pregunta a su gatito, volviendo la cabeza para mirarlo con diversión.

El felino vuelve a maullar, casi respondiendo a la pregunta de su dueña.

— Está bien, está bien. El desayuno es importante, después de todo — piensa por un momento, "pero no demasiado. Te estás volviendo bastante gordito últimamente".

Antes de dirigirse a la cocina, Lisa vuelve a ver a la castaña. Se ve pacífica en este momento.

******

— Hi, Jennie.

La castaña entró a la cocina frotándose los ojos con el dorso de la mano. Su cabello estaba un poco desordenado y la sudadera con la que había dormido quedo un poco arrugada. Estaría más irritada si no fuera por el delicioso olor que llenaba la habitación.

— Hice el desayuno — la rubia habla nuevamente. Ella lleva un plato lleno de lo que Jennie reconoce como "hotcakes" con ambas manos — Espero que te gusten.

La castaña se lame los labios disimuladamente, ya que ella siempre había querido probar ese plato. Lisa solo sonríe ante el gesto de Jennie, la rubia simplemente se sentó en la silla más cercana.

Jennie duda un poco, pero el gruñido de su estómago la lleva a sentarse también. Ella no estaba acostumbrada a tener hambre, es más ella no está acostumbrada a nada en la Tierra.

La castaña solo trata de imitar lo que ha estado observando durante una eternidad desde el cielo, pero se da cuenta muy pronto de que usar cubiertos podría no ser tan fácil como lo creía.

— ¿Quieres ayuda? — Pregunta la rubia. Jennie niega con la cabeza.

La castaña sigue luchando con los cubiertos, con el ceño fruncido adornando sus facciones, por eso la gran felicidad que siente cuando logra colocar un pequeño pedazo de comida dentro de su boca, la demuestra con una gran sonrisa.

My Little Angel [Jenlisa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora