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Jennie está mirando el paisaje a través de la ventana del automóvil. Todo lo que puede ver es tierra, que se extiende tan infinitamente como el cielo.

En este momento la castaña esta disfrutando de la puesta de sol, que sigue siento tan hermosa como la primera vez que la vio. Esta vez, sin embargo le duele verlo.

Está sentada en el asiento del copiloto, mientras Lisa conduce silenciosamente a su lado. Le gustaría decir muchas cosas, pero el nudo en su garganta no la deja. Aún no. Teme rogarle a Lisa que la lleve de regreso a casa, a su apartamento compartido, si comienza a hablar demasiado pronto.

— Dime a dónde debo ir, Nini — dice Lisa suavemente, intentando que su voz no se quiebre.

— Mmh.

La rubia respira profundamente. Jennie mira hacia adelante, hacia la carretera que se extiende por varios metros delante de ella. Como si la estuviera invitando a seguir su destino.

Sin embargo a veces el destino no es tan fácil como seguir una carretera. Y ella lo sabe muy bien, es más en este momento su destino solo la está lastimando al separarla de la persona que ama.

Jennie siente frío. Ella tiembla un poco bajo la sudadera con capucha que se llevara de recuerdo de su amada a casa.

"¿Vas a llevar eso al cielo?"

"Sí. Preguntaré si puedo conservarlo".

"¿Oh? ¿Le preguntaste a su dueña si está bien que te la lleves? "

"La dueña está enamorada de mí. Así que no hay problema".

"¿Y tú estás enamorada de la dueña?"

"Inmensamente".

Jennie frota sus manos contra sus piernas, para tratar de calentarlas. Lisa se da cuenta. Ella siempre se da cuenta.

La rubia aparta una mano del volante y procede a entrelazar sus largos dedos con los de Jennie. El gesto hace que el corazón de la castaña se agite y también le duela un poco.

— Creo que en unos pocos metros deberías girar a la derecha — Dice la castaña.

La rubia asiente y usa las luces direccionales de su automóvil, para indicarles a sus amigas que las siguen detrás en su propio auto, que giraran hacia la derecha.

Cuando Lisa toma el nuevo camino, la castaña puede ver el polvo que levanta el auto debido al terreno. Ella mira hacia la izquierda y solo ve tierra, gira su vista a la derecha y solo ve más de lo mismo.

Sin embargo al mirar hacia adelante, puede ver que están conduciendo hacia el hermoso atardecer que tienen de frente. El ocaso se ve tan maravilloso, como si este se estuviera despidiendo de ella.

— ¿Es este el camino? — Pregunta la rubia.

— Creo que sí — responde Jennie.

— Realmente caminaste mucho para llegar hasta donde te encontré.

— Sí, fue un poco duro — La rubia la mira rápidamente.

— ¿Un poco duro? ¡Tuviste que caminar bajo la fuerte lluvia por horas!

Lisa no está enojada, solo sorprendida.

— Sí. Pero resultó bastante bien, ¿no? — La rubia sonríe melancólicamente.

— Supongo que sí — Jennie se ríe suavemente.

Entonces se quedan en silencio. A la vista empiezan a aparecer árboles esporádicos. Todos algo secos.

My Little Angel [Jenlisa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora