MARFIL
Mi padre lo arregló todo para que al día siguiente Logan me acompañara a Nueva York, donde el señor Moore estaría esperando para recogerme. No pudimos ir en avión privado porque mi padre partía también hacia Puerto Rico muy temprano.
No pude evitar sentirme segura con Logan sentado a mi lado en los asientos de primera clase, no era muy fan de los aviones, siempre prefería ir con alguien pero comprendí entonces que el miedo por lo sucedido seguía aún muy presente en mi cabeza. Solo quería llegar a casa y que todo volviese a la normalidad pero al recordar dónde habían conseguido secuestrarme comprendí que aquella cuidad que tanto amaba ahora se había convertido en mi enemiga.
Al bajar del avión y conectar los datos de mi Iphone recibí un mensaje de Liam diciéndome que la cena de aquella noche corría por su cuenta, que no me preocupara por nada y que él cuidaría de mí como si fuese su chica. Me hizo sonreír. A veces me preguntaba porqué demonios no estábamos juntos, pero nada más pensar en la bonita amistad que nos unía, cualquier idea de ir más allá se me borraba de la cabeza.
No tenía especial interés por compartir mi apartamento con un desconocido y si ese tal Moore iba a dormir a partir de ahora en mi casa mejor tener a Liam conmigo. Sabía que no podía retenerlo, pero le pediría que se quedase al menos hasta que me sintiese a gusto. Los guardaespaldas me ponían muy nerviosa, eran como un recordatorio constante de que algo malo podía estar a punto de ocurrir.
Cuando mi madre murió, mi padre se volvió súper estricto con lo referente a la seguridad, a él siempre lo acompañaba Logan, ya fuese a ir a comprar una botella de agua. Gabriella y yo habíamos tenido más libertad, encerradas en el internado, no nos hacía falta, y además al contrario que nuestro padre, que era conocido por muchos, nosotras siempre habíamos estado ocultas al ojo público. Cuando me mudé a Nueva York las cosas cambiaron, ya no era lo mismo pero mi padre fue mas permisivo. Ahora que me habían secuestrado no iba a haber persona en la tierra que lo convenciera de quitarme la custodia y eso me molestaba y aliviaba a partes iguales. No os voy a mentir, estaba asustada con todo aquel asunto, y más miedo me daba el saber que no se había solucionado. Los motivos de mis secuestro aún eran un misterio y algo me decía que lo peor no había pasado sino que estaba por venir.
Intenté dejar aquellos pensamientos a un lado y seguí a Logan por el largo pasillo que nos daba la bienvenida a Nueva York. Habían pasado tantas cosas en tan poco tiempo que de repente solo me apetecía darme un baño de agua hirviendo y meterme en la cama, para despertarme y comprobar que todo había sido una pesadilla.
—Señorita Marfil, yo no la acompañaré hasta al apartamento, mi vuelo sale dentro de dos horas, pero el señor Moore se hará cargo de usted de ahora en adelante ¿de acuerdo?
¿Que se haría cargo de mí? De repente me sentí como si tuviese tres años y medio.
Asentí en silencio hasta que llegamos a una puerta automática que se abrió para dejarnos pasar y encontrarnos con familiares y hombres enchaquetados con cartelitos con apellidos escritos entre las manos. Busqué mi nombre por la estancia hasta que di con él.
A medida que me iba acercando a quien de ahora en adelante iba a ser mi guardaespaldas, mi corazón empezó a latir de forma acelerada sin sentido ni lógica. Logan se adelantó y le estrechó la mano como si ya se conociesen. Yo, en cambio, sentí como si me hubiesen arrebatado el aire de los pulmones.
Nunca hasta ese instante un hombre había conseguido que mi cuerpo reaccionara como lo estaba haciendo en ese momento. Jamás. Podría describirlo, pero creo que me quedaría corta.
—Señorita Cortes—dijo tendiéndome la mano—Soy Sebastian Moore, de ahora en adelante me encargaré de su seguridad.
Tardé unos segundos de más en levantar la mano y cuando estas se tocaron sentí un cosquilleo en el estómago. ¿Era eso de lo que Liam había hablado cientos de veces conmigo? ¿Era eso lo que los hombres sentían cuando me veían a mí?
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MARFIL © (1)
RomantizmAmar nunca fue tan peligroso como en «Enfrentados», la nueva saga de Mercedes Ron. Marfil tiene 20 años y vive en Nueva York, pero no todo es tan idílico como parece: hace unos días fue secuestrada mientras paseaba por Central Park. Su padre tiene m...