Como el mayor de tres hijos, a menudo Cho Kyuhyun tenía que cuidar de sus hermanos menores. No le importaba mucho, eran niños estupendos, pero a los dieciséis años, capaz de cambiar en su forma de lobo, no quería nada más que pasar su tiempo libre corriendo por el bosque, saltando a través de los árboles y sintiendo un nivel de libertad que no sabía que le faltaba antes de su primer cambio.
Como hijo del alfa, y el próximo en la línea para hacerse cargo de la manada, Kyuhyun sentía que era una gran responsabilidad para alguien tan joven. Su padre a menudo le llevaba a pasear por su tierra, solos los dos, de modo que pudiera conocerla tan bien como su padre. Su territorio se extendía sobre un área que era de cincuenta acres de bosque con un pequeño pueblo cercano.
—Necesitas conocer cada árbol, cada animal, cada ser vivo bajo nuestra protección. —Su padre, Cho Younghwan, le dijo. Eran las mismas palabras que su propio padre le había dicho.
La tierra, que estaba en las afueras de Oakridge, Oregon, pertenecía a su familia desde hace miles de años, mucho antes de que los forasteros llegaran y la tomaran por la fuerza. La manada estuvo perdida por un tiempo, pero generación tras generación habían trabajado duro para volver a comprar lo que ya era de ellos.
—Kyu, ¿podemos ir a nadar? —Su hermano menor, Taemin, le preguntó mientras caminaban más adentro del bosque. El niño tenía sólo seis años y ya le faltaban un par de dientes. El muchacho era duro como el acero. Tiene dos hermanos mayores, decía su madre. Taemin corría a menudo alrededor y por las cosas, como un lunático.
—El agua está demasiado fría para nadar ahora, Tae. — Respondió, puesto que no eran ni siquiera las diez de la mañana. — Tal vez más tarde, cuando llegue mamá.
—Probablemente estará más caliente después. — Jaehyo dijo, sin apartar los ojos de su libro. Como él era capaz de caminar por el bosque, mientras leía un libro y no tropezar, no lo sabía. El profesor de Jaehyo le dio la tarea de verano sobre un libro, y él ya había comenzado.
—Aquí. — Finalmente, después de haber caminado durante veinte minutos. Fueron lo suficientemente cerca del lago para que pudieran nadar más tarde, cuando el agua estuviera más caliente. No sería un problema para él de todos modos. Desde que aprendió a cambiar casi no sentía frío, pero su hermano menor era todavía demasiado joven para beneficiarse de su genética de shifter lobo.
Kyu abrió la bolsa que su madre arregló para ellos y tomó la manta. En los últimos días, cuando las vacaciones de verano, finalmente comenzaron, parecía que la mayoría de las madres de la manada traían a sus hijos al lago. No había mucho que pudieran hacer en la pequeña ciudad próxima, así que todos aprovechaban al máximo el clima agradable. Con la manta extendida, tomó algunos bocadillos y envases de jugo para todos. Jaehyo se sentó a su lado, con la nariz todavía en el libro y extendió la mano por un jugo.
—¿Puedo tener uva? — Taemin preguntó, su lengua asomándose a través del espacio de dos dientes perdidos.
—Si lo pides "por favor". — Le recordó. Taemin le sonrió.
—Por favor. — Dijo, inclinando la cabeza hacia un lado y tratando de parecer angelical.
Kyu bufó, tomó un jugo con pajita y se lo dio a su hermano menor. Los tres se establecieron y relajaron por un rato, Jaehyo leyendo su libro, Taemin y él jugando con un libro de colorear. Mientras él se mantuvo dentro de las líneas de su dibujo, asegurándose de usar los colores adecuados en la escena bajo el agua, Taemin ni siquiera lo intentó. Pintaba furiosamente un tiburón rojo brillante. Miró a lo que su hermano estaba haciendo y sonrió.
—Te está quedando bien, Tae. — Dijo al chico, que sonrió bajo la alabanza. Como artista, su madre les animó a expresarse. Sin embargo, no estaba seguro de que los tiburones rojos garabateados contaran como una forma de expresión.