Capítulo IV

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Comenzó como una broma, una broma muy mala en su trigésimo cumpleaños. Sus amigos lo convencieron de salir a cenar con ellos, en un pequeño bistro tranquilo de la ciudad. Como si cumplir los treinta ya no fuera lo suficientemente malo, tendría que pasar la noche con dos parejas acopladas .Se sentía fuera de lugar entre parejas. Podría estar solo en su casa, bebiendo mucho más. Sus amigos se divertían tratando de mostrarle a las otras personas que estaban en el Bistro, y terminaron yendo demasiado lejos como para invitar a uno de ellos. El hombre en cuestión era un ser humano y estaba tan borracho que ni siquiera podía mantener una conversación.

—Bueno, creo que es el momento de comprar un gato. — Sungmin dijo mientras observaba al humano borracho tambalearse de nuevo hacia su grupo de amigos.

—¿Las tiendas de animales siguen vendiendo gatos? ¿Uno no debe estar sólo caminando hasta que encuentre uno? ¿O empezar a dejar tazones de leche fuera de la casa?

—Por supuesto. — Dijo Daniel. –De esa forma atraerá ratas.

Sungmin dio un escalofrío exagerado de disgusto.

—Muy bien, reina del drama. — Dijo su amiga Jihyo, con un revirar de los ojos. 

Ella era su amiga desde hacía diez años, desde que llegó a trabajar a la misma tienda por departamentos. Mientras que él se quedó atascado en el área de recursos humanos, Jihyo trabajaba en el área de producción.

—Tú ya no corres más el riesgo de quedar bloqueada.

—Sí, ya sé que cuando dejes de buscar, probablemente encontrarás a alguien. Esa es la forma en que funcionó con nosotros. — Dijo el compañero de Jihyo, Daniel, cuando se inclinó y le dio un beso de esquimal repugnante.

—Oh, wow, ¡creo que la masa que me comí va a volver! — Sungmin bromeó. No logró esquivar cuando la servilleta de Jihyo llegó volando a su cara.

—Sabes, si estás realmente en serio acerca de encontrar a alguien, podrías pensar en inscribirte en una agencia de apareamiento. — Dijo Eunwoo. Él era un shifter hiena, lo conoció a través de un ex novio. Éunwoo conoció a su pareja, Sanha, usando una agencia de apareamiento y los dos se veían muy felices.

—Oh, Dios mío, sí. — Gritó Jihyo. — Vamos a inscribirlo como un regalo de cumpleaños, con gran placer.

Sungmin hizo una mueca y sacudió la cabeza.

—¿Estás loca? ¿Sabes lo arcaico que un acoplamiento apañado parece?

Jihyo le puso mala cara, y Eunwoo le dio una mirada ofendida.

—Oye, Sanha y yo somos muy felices. — Eunwoo se quejó.

—Ya hace tres años ahora. –Dijo Sanha, con aire de suficiencia, antes de darle un beso a Eunwoo. No había nada peor, en su opinión, que una pareja a la que le gusta mostrar al mundo cómo es el amor. La exhibición le daba ganas de vomitar.

Wow, se dijo a él mismo, ¿cuando comencé a estar tan amargo?

—¿Por favor? — Jihyo intentó. — No tienes que aparearte con nadie. Sólo puedes conocer a alguien más, ver si alguien puede hacerte feliz.

Sungmin se echó hacia atrás en su silla. Mientras sus cuatro amigos se iban a casa esta noche con sus queridas mitades, él iría ir a casa solo y en busca de gatos en internet.

—¿Quieres saber? ¡Qué diablos! Jihyo, quiero inscribirme.


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La manadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora