✿ฺMayhem de Wes✿ฺ
–¡Vaya locura de historia!
Así es, le contamos todo a Wes, es extraño que nos crea después de todo.
Quizás no esté de tanto ánimo, pues quedan dos días para el cumpleaños del viejo señor Joestar y no sabría cómo decirles que lo mal que es pensarlo.
Todo el día intenté motivarme, estando al lado de ellos, quería fijarme en cada detalle pero no podía fingir estar bien todo el tiempo. Ese día Wes quiso acompañarme a mi hogar, me llevó a casa sin problema pero cuando llegué estaba tan vacío como antes, no tenía a nadie. Me encerré en mi cuarto, prendí la radio y la coloqué a un volumen alto mientras escuchaba Aerosmith. Me puse hacer mi deberes hasta al punto de que si no tenía nada entonces revisaba mis apuntes una y otra y otra vez.
Me encerré en mi mundo, nada me sacaba, así no sentía pena, lastima y nadie podía lastimarme. Llegué al punto de ni escuchar a mi alrededor que llegué aterrarme cuando Josuke me tocó el hombro, deje que volviera mi invisibilidad y también haciendo que él se aterrice de mi reacción. Dejé lo invisible a un lado, llevé mi mano a mi pecho.
–Casi me das un infarto –se quejó.
–No me digas, ¿se adelantó Halloween?
Suspiró exhausto y se dirigió a la puerta de mi cuarto.
–Te estaba gritando que la cena ya está lista.
Bajé el volumen y apagué la radio. Cerré mi cuaderno, ordené mi escritorio, mi estuche, dejé en mi cama el pijama que utilizaría. Bajé con un mal ánimo ya casi sintiéndome obligada a ir a cenar con mi padre. Él sabe que se acerca su cumpleaños y que me duele mucho esa fecha pero es algo que no podía superar con facilidad.
Miré la mesa, me sorprendí al ver mi plato favorito, sonreí y corrí a sentarme al ver que había tomado el plato apropósito para molestarme de que se lo iba a devorar, se lo arrebaté y empecé a comer.–Buen provecho –sonrió
Acarició mi cabello, se levantó de la mesa e inició por acariciar aún más mi cabello. Me hizo una trenza de tanto que había crecido mi cabello.
Iniciamos una charla tranquila, empecé a hablar de colegio, de Akiko, él de su pasado en la secundaria y todas las locuras cometidas con Okuyasu y de pronto metí a Wes. Él me miró preocupado, más bien celoso como todo padre preocupado de que su pequeña lo reemplace por un pendejo. Me reí de su cara, amo que se preocupe por mi, mientras no se pase de la raya todo bien. Empezamos a charlar de él, mencioné que su padre es policía en Morioh igual que él. Seguimos hablando al punto de no darnos cuenta que ya era hora de acostarnos. Me despedí de mi padre con una sonrisa, me sentía muy feliz de tenerlo como papá y el hecho que me acompañase pero detesto que me oculte lo que sucede a veces como esa vez con el mangaka que aún sigo sin entender.
Al despertar para el día siguiente me sentí patética, me dormí con la trenza que mi padre me había hecho. Acaricié la trenza, me gusta los peinados que me hace y si pudiera le pediría todas las mañanas que me peine y me trate como si fuera esa pequeña niña de antes. Está vez no andaba corriendo, me desperté a la hora apropiada. Tomé una ducha que me hizo quedar reflexiva, me sequé el cabello, tomé mis cosas y bajé desayunar con mi padre. Los dos teníamos la cara como si nos faltaran más horas de sueño.
–¿Papá?
–¿Mm? –me mira mientras toma su café.
Sonreí nerviosa pero aún así le dije.
–¿Me harías una trenza como la de anoche?
Él sonrió, se levantó de su asiento dejando el café sobre la mesa. Tomé mi desayuno con calma mientras me hacía la trenza. Terminamos el desayuno y caminamos a la secundaria, me dejó allí sin olvidar darnos los buenos días.
ESTÁS LEYENDO
Dulce destino
FanfictionTras la muerte de su anciano padre, quedan dudas y heridas que tardarán en salir a la luz. ¿Qué será de ella? ¿Logrará descubrirlo o seguirá preguntándose quién realmente es ella?