Nadja y el secreto del halcón

Un palacio

La nave de Loki llegó al pseudo puerto destruido para atracar su barco y con movimientos elegantes centrarse en la cubierta, levantó una trampilla que dejó al descubierto una especie de celda debajo de sus pies que abrió en un momento. Los asgardianos que divisaban aquello sufrieron un ataque de escalofríos, sabían lo que se avecinaba, lo habían oído y estudiado durante cientos de años; sin embargo, cuando la oscuridad y el fétido olor emanaron de aquella celda, dejando salir a los vástagos de Fenrir, el lobo infernal,  fue como si una ola de miedo los revolcara sobre la arena.

Los soldados que quedaban habían perdido territorio, ahora eran muchos menos y no podían permitir que entraran al castillo. Los arqueros apostados en lo alto de la construcción disparaban en todas direcciones derribando a sus enemigos para proteger el castillo y a sus compañeros que luchaban a las puertas de éste.

Thor peleaba contra gigantes que lanzaban llamas desde sus bocas, con un pésimo aliento a azufre; con su martillo, atacaba las cabezas de los colosos escapando de los ataques de sus enemigos con el mismo impulso de su arma. Los gigantes de hielo se arremolinaban a su alrededor tratando de congelarlo.

-Te haré cubitos y te pondré en una bebida- oyó decir a uno de los gigantes que se acercaban a sus espaldas. 

Cuando volteó se encontró con un monstruo sin par, era un gigante de hielo, de eso no cabía duda, pero por algún motivo; todo su cuerpo parecía un cristal del frío elemento y a pesar de ello estaba de alguna manera sudando o derritiéndose con el estómago lleno de una luz roja. En cuanto intentó atacarlo supo el por qué de su aspecto. Una bola de lava había salido de su boca a gran velocidad, tanta que Thor no pudo esquivarla completamente si no que parte de su armadura, en uno de los hombros se había derretido, deformando esa parte del metal. 

-¡Tengo calor!- gritaba el monstruo y por obvias razones, por dentro era un volcán siendo él un gigante de hielo ¿como podía estar vivo?

-¡Eres una abominación! y mira que ya es decir mucho- comentó el dios del trueno mientras asestaba un golpe seco en una de las piernas del coloso para derribarlo. Tres gigantes más se le acercaron e intentaron detenerlo pero la fuerza del dios y sus golpes lo impidieron, así que los demás monstruos formaron una especie de rueda a su alrededor achicando el espacio de Thor rápidamente dejándolo sin forma de escapar después de derribar a varios enemigos.

-Hermanito.. que bueno que estés disfrutando la fiesta

-Loki- gruño Thor ahora sujeto por los gigantes despojado de su arma

-Espero que la hospitalidad de mis compañeros te sea una grata compañía. Se encargarán de ti  en mi ausencia

-No me matarán-rugió

-Jejeje que gracioso hermanito, pero eso no es lo que pretendo. Siempre has sido el hijo favorito, el perfecto heredero de Asgard, el altivo y majestuoso Thor.- comentó con dramatismo- Sin embargo, hoy todo cambiará. No quiero que te maten... aún no- haciendo una gesto con la mano para detener la emoción furiosa de los gigantes que lo retenían- primero te arrodillarás ante mí, como legítimo  rey

-Primero muerto

-No,no no... primero te humillas, luego puedes morir , así funciona ¿lo ves?- Thor sonrió amargamente -.... ya veremos- finalizó Loki con una sonrisa antes de darle la espalda y caminar hasta proa.

Los gigantes lo azotaban, golpeaban y jugaban a quemarlo y luego congelarlo. Al fin y al cabo mientras no muriese no habría problema con el jefe.

Con ayuda de algunos gigantes, Loki se abría paso entre los soldados que luchaban, los mastodontes lograron llegar hasta la cúspide donde estaba la mayor cantidad de defensores, quitándolos a manotazos o congelándolos. Comenzaron a golpear las puertas del castillo para derribarlas mientras los arqueros lanzaban sus flechas lo más rápido y potentemente que podían. Una nube espesa que se deformaba se posó sobre los atacantes, aunque no era realmente una nube.