Capítulo 12: El Cirujano

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Maratón en conjunto con la saga: |Mi vecino, mi enemigo|

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"Suéltala. Es a mí a quien estás buscando"



El individuo enmascarado rió perversamente al vislumbrar al americano.—Oh vamos, Andy. ¿No vendrás a saludarme? Pienso que mis cuchillas son mejores que tu pistola, pero eso depende de gustos, ¿no?—musitó cínicamente, ansioso por lo que sea que sucedería a continuación gracias a su aparición inesperada.

Morelli no apartaba sus ojos del hombre, sudaba frío y pasaba saliva cada dos segundos, justo ahora deseaba que sus hermanos estuvieran aquí para protegerla.

—¿Quién eres?—se atrevió a preguntar, el pánico que sentía la sorprendió enormemente. Jamás creyó que llegaría a asustarse tanto.—¿Qué es lo que quieres?

El hombre volvió a reírse, el temor que alcanzaba a ver en la chica de alguna manera lo estimulaba—Tan linda e inocente. Arrastraste a Fiorella hasta tus juegos enfermos.

El castaño lo escaneó con desagrado, era definitivo...Más lunático imposible—¿En serio mis juegos son los enfermos?—interrogó con sarcasmo, ajustando el agarre en su arma—Lo dice el asesino en serie.

Aquellas frases retumbaron en la mente de Fiorella, entrecortando su respiración en cuestión de segundos. ¿Había escuchado bien o era mi imaginación? Indagaba su cabeza en busca de respuestas, y eso no era todo...Él la conocía...Pronunció su nombre, quizás era algo normal por ser la hija de Luca Morelli, pero eso no le quitaba lo aterrador.

— ¿Asesino?— cuestionó, ajustando su adhesión en el brazo del chico. Era su única salvación en estos instantes.

El hombre suelta una fuerte carcajada, la ingenuidad de la menor y el descuido de Andrés le causaba gracia—¿En serio viajaste todo esto para cuidarla? Eres patético, Wesley.

Fiorella no comprendía nada de lo que hablaban, el mismo Andrés aseguró que no se conocían y ahora el sujeto decía que vino a protegerla, recordó las clases de defensa personal que su madre le obligó a tomar hace un año. Pero dudaba muchísimo que eso le ayudara en estos momentos, se encontraba ante un asesino y obviamente portaba experiencia.

—Yo sé cuidarme sola, no necesito a Andrés—atajó segura de sus palabras, no le gustaba que la vieran vulnerable y él no sería la excepción. Los entrenamientos con las porristas también le servirían de algo, o eso esperaba.

Bufó, completamente hastiado de la situación y de ese par—Por eso es que mato a las personas. Siempre tan orgullosas creyendo que la saben todas... este mundo necesita menos de esas escorias.

Andrés negó, gruñendo cual león enjaulado.—Yo que tú cerraría la boca, niña.—Ordenó firme, lo último que necesitaba era que el psicópata lanzara una de sus cuchillas hacia ella.

No estaba loca, sabía en la situación en la que ambos se encontraban y si moría hoy, al menos quería tener una muerte digna.

Por supuesto, serás conocida como la idiota que mataron por hablar de más. Recriminó su mente con sarcasmo.

—No, el mundo necesita menos porquerías como tú, que matan por placer o una estúpida obsesión—farfulló con enojo, si no obedecía a sus hermanos mucho menos a un desconocido.

Fiorella© (#1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora