Capítulo 13: L.I.D.A

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"Eres mi peor pesadilla..."



T R A U M A


Hay sucesos o eventos extraordinarios en nuestras vidas en los que nos pasan cosas que no sabemos cómo manejar. Nos llegan por sorpresa y no estamos preparados para enfrentarlos. Un trauma surge tanto porque has sufrido recientemente un miedo de gran intensidad (terror) o porque te has sentido incapaz de manejar un peligro real o potencial.

Emitió un quejido de dolor en cuanto el misterioso hombre terminó de ajustar la venda en su brazo con algo de rudeza. Ya pasaba de tres horas que Andrés se fue posiblemente en busca de Daniel y Katerine, miraba cada cuanto a su madre que inspeccionaba la zona.

El miedo que adsorbió su cuerpo seguía ahí, carcomiéndola sin pudor alguno. También estaba hambrienta de respuestas sobre los castaños, el asesino y la razón por la cual su madre estaba armada.

Otro quejido se le escapó de sus labios, miró con recelo al hombre rubio que la atendía—Oiga, eso duele—se quejó, recibiendo una ancha sonrisa por parte de él.

—Disculpa, tenía que asegurarme que la venda esté bien para evitar sangrados inesperados—informó, entregándole un pedazo de papel a la mujer que yacía a un lado—Fue una herida bastante grande, dale esos medicamentos durante un mes y eso apresurará su sanación—le sonrió dulcemente a la morena, produciéndole un extraño estrago en su estómago—En caso de dolor puedes tomar paracetamol y para el corazón un buen tazón de helado de chocolate—se giró para sacar de un pequeño refrigerador un bote de helado, entregándoselo con una cuchara—Pasaste por mucho y tan sólo eres una niña...

Fiorella entornó la mirada entre el frío postre y en la heterocromía del chico, admitía que era bastante apuesto, sin mencionar que su cabello dorado le recordaba al rubio que abandonó en el centro comercial. Quería verlo y abrazarlo para olvidar por un momento todo lo concurrido esa noche.

Sonrió a duras penas, comiendo un poco del achocolatado copo de nieve—Gracias y, preferiría no recordarlo—increpó entre dientes, mirándolo inexpresivamente—Ya quiero irme, mamá, por favor—rogó, bajándose de la camilla.

Se sentía sumamente incómoda en ese sitio. A pesar que su progenitora le anunció que ese chico era un viejo amigo de la familia; aún no sentía tal confianza como él ya la había tomado con ella.

La mujer la analizó unos instantes antes de cortar la llamada en la que se encontraba, todo lo sucedido con  Daniel había explotado por todas partes, no le sorprendería que también llegara a repercutir en Estados Unidos donde seguramente los Hudson se enterarían...

—Muchas gracias, Oliver—agradeció, sujetando a su hija por el brazo sin ejercer mucha fuerza para sacarla de ahí con Campeón siguiendo su paso alegremente—Luego te envío el pago por tus servicios de hoy.

El rubio negó sonriente, detallando más a fondo a la menor—No tienes que hacerlo, para mí fue todo un placer ayudar a tu bella hija—le dio un guiño tras tomar su mano delicadamente y plantar un dulce beso en esta—Cuando me necesites no dudes en buscarme, princesa Morelli.

Sin más tiempo que perder, salieron de aquel bodegón donde se hospedaba el misterioso Oliver de apellido desconocido. La cabeza de la menor de los Morelli empezó a doler a horrores, por lo que llevó una mano a su frente en un intento inútil de apaciguar el dolor.

Fiorella© (#1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora