Capítulo 3

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Harry se dedicó a morder la almohada, desesperado. Llevaba más de dos horas retorciéndose en su cama, y ya sabía que no conseguiría dormir.

Louis no le había cogido el teléfono en todo el día, y no parecía tener pensado hacerlo ahora. Pero seguía en celo. Podía sentirlo; notaba la sombra del calor en su pecho, y los pinchazos en el vientre, y su lobo lo torturaba para que saliera a buscar a su omega, a calmar su celo, a protegerlo y mantenerlo caliente y lleno. A reclamarlo.

Apretaba tanto la llave de su casa entre los dedos que seguramente se estaría haciendo sangre. Resopló, pateando el colchón debajo de él. No iba a hacer nada sin su consentimiento. No iba a forzarlo, nunca. Pasara lo que pasara. Sintiera lo que sintiera.

“Mierda” gimió en la oscuridad, sintiendo la angustia trepar por su interior como una enredadera. Louis estaba sufriendo, estaba pasando solo un celo por primera vez en su vida, y era su culpa. Lo había echado porque lo había herido.

Cogió una bocanada de aire, pero seguía sin aliento. Sus pulmones echaban de menos el olor dulce al que estaban acostumbrados, y parecían no trabajar sin él. Sus manos buscaban la calidez de la piel de Louis, y sólo encontraban sábanas inertes. Su lobo olfateaba y gruñía y gemía, lastimero; quería a su compañero.

Harry tragó  saliva y hundió el rostro en la almohada para que no lo oyeran gritar.

Louis no llamó.

“Vas a tener que decírselo”

Harry levantó la mirada de su plato. Al otro lado de la mesa de plástico de la cafetería, Zayn lo miraba con preocupación. Estaba prácticamente sentado en el regazo de Liam, que mantenía un brazo protector alrededor de su cintura.

Negó con la cabeza, jugueteando con la comida de su plato. Casi no había probado bocado.

“Somos amigos” dijo en voz baja “Somos… mejores amigos. Desde siempre, Zayn. Él no me quiere, y no voy a reclamarlo a la fuerza. No puedo hacerle daño”

“No estoy diciendo que lo reclames a la fuerza. Estoy diciendo que le digas lo que sientes”

Liam asintió a las palabras de su omega, mirándolo con ternura. Zayn se sonrojó bajo su mirada, y pareció hundirse un poco más en su abrazo.

Llevaban juntos más de un año, y la mordida oscura en el cuello de Zayn le hacía doler el pecho. Veía cómo se miraban, cómo se buscaban instintivamente, cómo se hablaban con dulzura el uno al otro. Le dolía el alma cada vez, pero no se atrevía a decir nada. Sabía que heriría a Zayn, delicado y sensible como buen omega, y herir a Zayn era una de las más seguras sentencias de muerte. Los enormes brazos y la espalda ancha de Liam eran un recordatorio más.

“No puedo decirle lo que siento” dijo en voz más baja “Él no siente lo mismo, será raro. Quedaremos incómodos y acabará alejándose de mí. Le perderé”

“No sabes si él siente lo mismo o no, Harry” intervino Liam con cautela “No lo habéis hablado”

Sacudió la cabeza.

“No lo entendéis. Yo lo conozco. Él me ve… como un hermano mayor” acabó, casi escupiendo las amargas palabras.

“No le pediría a ningún hermano mayor que le ayudase con su celo”

“Él confía en mí” insistió, molesto “Eso no me da ningún derecho a agobiarlo con mis sentimientos y a… revolverlo todo. Quiero que sea feliz”

“Pero tu lobo te está matando, Haz” dijo Liam con gravedad. Levantó la cabeza para mirarlo con extrañeza, y le asombró ver una expresión de preocupación casi maternal en el rostro de su amigo. “Yo sé lo que es eso. No le das lo que quiere y te está quemando poco a poco. Va a acabar contigo”

Ahora quiero ver cómo respiras para miDonde viven las historias. Descúbrelo ahora