“Haz”
Parpadeó. Louis estaba acurrucado contra su costado, presionando las manos frías contra su piel con avidez. Ninguno de los dos se había vestido después de hacer el amor la noche anterior, y lo notaba temblar ligeramente. Tiró del cobertor para envolverlo mejor, sin pensar.
“Son las siete y media, amor. Tienes que levantarte”
Gimió, frotándose el rostro con las manos.
“No”
“Sí” notó sus labios en la mandíbula “Venga, te hago el desayuno”
“No. Quédate en la cama, hace frío…” salió de la cama con un estremecimiento y empezó a vestirse, pero oyó sus pasos ágiles a sus espaldas.
Olía a café cuando bajó las escaleras, con la corbata enredada en la mano.
“Vuelve a la cama” insistió, pero cogió la taza de sus manos y lo besó en la sien con agradecimiento “Gracias”
Él lo ignoró; cogió la corbata y se la puso anudándola con una facilidad exasperante.
“No tardes” pidió en voz baja, con timidez. “Y ten cuidado”
Asintió; lo besó con delicadeza, pasando la mano por su vientre sin poder evitarlo.
“Te amo” le recordó él en un susurro, y Harry sonrió antes de inclinarse para presionar los labios contra su mordida.
“Yo te amo más”
Odiaba irse. Le dolía la cabeza al verlo quedarse en el umbral de la puerta, iluminándolo todo con una sonrisa y mirándolo con esos ojos azul acuoso. Quería quedarse y observarlo el resto de su vida; hablar con él, hacerlo reír, cuidar de él, protegerlo…
Pero lo besó en la frente y se subió al coche, y le sonrió antes de que su casa desapareciera tras una esquina.
Pero apenas a doscientos metros, Harry se sacó el móvil del bolsillo y llamó al buffet. Un par de toses débiles y la voz forzadamente gastada convencieron a su jefe de que no podría ir a trabajar.
Empezó a conducir. Ni siquiera sabía qué iba a hacer exactamente, qué debía decir o cómo debía actuar. Pero necesitaba verlo con sus propios ojos, entender cómo funcionaba aquel enorme circo monstruoso que entrelazaba dinero y vidas humanas como una cruel araña gigantesca. El miedo le atenazaba los dedos sobre el volante y lo hacía sudar, pero en el fondo de su corazón sabía que lo necesitaba. Fuera cual fuera el plan que decidiera, sería más fácil conociendo el entorno, pensó con firmeza.
Llamó a Louis cuando llevaba hora y media conduciendo. Su voz dulce sonó en sus oídos como el sonido de una fuente en el desierto.
“Haz”
“Lou. ¿Qué tal estás?”
“Genial. Todavía estoy cansado, tengo el estómago un poco revuelto, pero muy bien. ¿Cómo va todo?”
Harry miró el salpicadero de su propio coche, las minúsculas motas de polvo girando en el aire cargado.
“Aburrido” respondió, cerrando los ojos “La verdad es que tenemos un caso bastante complicado. Puede que llegue un poco tarde hoy”
“¿Vas a venir a comer?”
Tragó saliva.
“No, amor. No creo que me dé tiempo.”
Lo oyó suspirar con suavidad.
“Vale. No trabajes demasiado duro”
Sonrió.
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Ahora quiero ver cómo respiras para mi
Fiksi PenggemarLouis acude a su mejor amigo cada vez que necesita ayuda con su celo. Harry definitivamente no está enamorado de él.