Educación Sexual (Dekubowl)

｡*✧Capítulo 2✧*｡

Desde que Izuku vio eso, estaba sintiéndose de alguna manera y él no sabía qué era. Bueno, sí lo sabía, pero no lo quería aceptar.

Se trataba de esa excitación que aparecía en su cuerpo cada vez que la imagen del pene erecto de Bakugō frente a sus ojos pasaba por su mente. Era algo que había ocurrido el día anterior, y lo dejó más loco que nunca.

Él no lo podía asumir, pues se sentía bastante sucio al estar sintiendo ese tipo de cosas. Esa respiración agitada, esa sensación inexplicable que tenía por algunos segundos la cual comenzaba desde su entrepierna y subía por todo su cuerpo hasta llegar a su cabeza, y sobre todo, esas casi irresistibles ganas de prestarle atención a su miembro el cual parecía que iba a explotar en cualquier momento. Odiaba todo eso, pero muy en el fondo, no podía negar que se sentía bien.

Izuku leía mangas Yaoi, aunque siempre evitaba leer las escenas subidas de tono, sin embargo, a veces la curiosidad era demasiada por lo que se daba una oportunidad, y cada que lo hacía, se quedaba boquiabierto. Se le movía todo al ver los rostros lascivos de los personajes y los cuerpos trabajados que les ponían, pero siempre que iban a mostrar algo mucho más fuerte, paraba de leer de golpe porque el sentimiento de culpa le ganaba, aun así estuviera disfrutando más que nunca su lectura.

Llevó una almohada a su rostro para poder ocultar su vergüenza, a pesar de que nadie estuviera en su habitación. ¿Era malo masturbarse?, ya había buscado más de 20 veces esa pregunta en internet para poder convencerse a sí mismo de que no lo era, y aun así las respuestas dijeran que no, su propio concepto le decía lo contrario para al final acabarse frustrando, hasta que esa imagen de nuevo apareciera en su mente y las ganas nacieran de nuevo.

En medio de la batalla que se estaba produciendo en su cabeza, escuchó la puerta sonar, levantándose de golpe de su cama y quedándose mirando fijamente la entrada.

—Hey, Midoriya, ¿puedo entrar? —Se trataba nada más ni nada menos del chico eléctrico.

—¿Kaminari-kun? —Lo tomó por sorpresa. Esperó que fuera cualquier otra persona, menos él—. Sí, claro, pasa.

Denki abrió la puerta, y apenas vio al peliverde, sonrió. Midoriya por su parte también le devolvió el gesto.

—Hey bro, te venía a preguntar si querías ir a jugar videojuegos en mi cuarto, Mario Party es un poco aburrido si lo juegas solo.

—Ah, pues...

No era mala idea. Había pasado absolutamente todo el día en su habitación —a excepción de la hora del desayuno y el almuerzo— por pensar en aquel "problema", así que era recomendable poder distraerse con algo.

—Sí, claro, ¿por qué no? —El rubio al escuchar la respuesta, volvió a sonreír.

Al llegar a la habitación, Kaminari le dijo a Izuku que se sentara mientras él se encargaba de poner el juego. Se acomodó en la cama mientras observaba la decoración de su amigo, detallando absolutamente todo, hasta que llegó a la mesita que estaba en el centro, y vio que encima de ella había una caja de pañitos.