。*✧Capítulo 12✧*。

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—Shin

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—Shin... ah...

En medio de la noche yacía Izuku en su cama gimiendo sin control alguno. Se estaba prestando atención abajo ya que no superaba el hecho de haberle hecho una mamada a Shinsō. Recordaba cada uno de los gestos lascivos del pelimorado, sus gemidos de placer, y por supuesto, su pene.

Bombeaba con fiereza su miembro, el cual estaba en trabajo alrededor de una hora y seguía contando. Deku no quería terminar sin primero quemar cada bendita imagen mental guardada de su encuentro con Hitoshi.

Debía masturbarse por aquel abdomen y esos hombros tan pronunciados. Debía masturbarse por ser capaz de recordar qué se sintió agarrar con fuerza los trabajados muslos de un hombre como él. Debía masturbarse por aún saborear el semen que salió de una verga que quedó rojiza por ser casi que succionada por él mismo.

Sin embargo, no se sentía lleno. Sí, tal vez esa paja podía llevarse el título de ser la mejor hasta la fecha por ser tan prolongada, pero faltaba algo e Izuku no sabía qué era.

Se detuvo para poder analizar qué le causaba esa sensación de falta. Dirigió la mirada hacia su mano, notando los hilos de líquido preseminal que se formaban entre los espacios de sus dedos, empezando a juntarlos y separarlos para ver qué tanto eran capaces de estirarse.

Unos segundos después de estar "jugando", la textura viscosa de aquel líquido le recordó el aceite del masaje de Shindō, dándose cuenta del pequeño detalle que le hacía falta.

Deku tragó saliva. Cerró los ojos y continuó masturbándose, mientras llevaba lentamente su mano libre al perineo. El tacto en aquella zona le resultaba extrañamente placentero, y sabía que no lo experimentaría si Shindo no se lo hubiese enseñado.

Aunque no fue lo único que le mostró.

Acercó despaciosamente su dedo índice hasta su cavidad, y en el momento que realizó contacto con ésta, soltó un grito ahogado, tapándose su boca con la mano temiendo a que haya sido escuchado por alguien.

—¿Q-Qué fue eso? —musitó.

Le tomó por sorpresa aquella sensación tan exquisita e intensa. Lo dejó un poco agitado, su pecho subía y bajaba rápidamente mientras intentaba recuperar su compostura. Si se sentía de esa manera con sólo tocar la superficie, con bastante seguridad podía afirmar que no sería capaz de aguantar lo que sea que podría experimentar si decidía entrar ahí.

—Bien... —Después de tomar aire, empezó a mover la mano sobre su pene—. Solo... concéntrate.

Cerró sus ojos, tratando de imaginarse aquel chico que invadía su mente y no le permitía dormir. Lentamente, con el índice de su mano libre tocaba el exterior de su ano en círculos. Tensó los dedos de sus pies, movía sin sentido alguno sus piernas y su torso como respuesta al deleite de sentir placer sexual de una manera mucho más fuerte y desconocida al mismo tiempo.

Educación Sexual (Dekubowl)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora