Capítulo 5

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   —¿Menta? Eso no es un país. —Dice Draco, con una expresión de rareza.
   (T/N) entra nuevamente en sí y reacciona a la estupidez que ha dicho Draco.
   —Ah, ¿Qué? ¿Un país? No, claro que no es un país, es que... —Estaba a punto de soltar que le gustó su aliento a menta... pero no cree que eso sea de muy buen agrado para nadie—. Me gusta. Sí, me gusta la menta y yo...sólo pensaba en menta, lo siento. —Es lo mejor que se le ocurrió en el momento.
   —Ah...está bien, a cualquiera le gusta, que importa. Te pregunté algo.
   —¿Qué cosa? —Dice (T/N), haciéndose la despistada para tardar en contestar y encontrar una buena mentira que decirle al imbécil de Draco.
   —No te hagas la que no sabes, me estresas. Te pregunté de dónde eres.
   —Ah, ¿de donde soy? Pues de Londres, ¿de donde más? —Draco suelta una carcajada que hace enfadar a (T/N). —¿Qué tienes? —Cuestiona de mal modo.
   —Vamos, ¿Londres? Ni tú te lo crees, niña. —Y es verdad, ni ella se lo cree —Tienes un acento muy raro, no me puedes mentir.
   —Bueno, es que mis padres son de (T/P) y se me ha pegado el acento de tanto vivir con ellos.
   —...No es lo que esperaba, pero no puedo decir nada ante eso.
   «¿Se habrá olvidado que estaba hecho una furia conmigo? Mi suerte es inmensa»
   Draco y (T/N) se quedan mirando un rato. —...¿Qué...qué estamos haciendo? —Pregunta, algo desconcentrada, sólo ve a Draco, quien parece estar en el mismo estado que ella. No quiere pensar en nada más, por alguna razón, está muy relajada en ese momento. Los alimentos de los dos se chocan entre sí. (T/N) puede sentir lo cálido del aliento de Draco.
   —No lo sé...¿y tú?
   —Creo que tampoco lo sé.
   Se quedan un rato más así, hasta que suena una campana, la que avisa que tienen que entrar a su segunda clase de la tarde.
   —¿Ya son las cuatro? —Dice (T/N), desconectándose de la atrapante situación en la que se encontraba con Draco.
   —Si...Bueno, iré a la clase de Historia de la Magia.
   —Ah, a mí me toca Herbología...
   Draco, antes de apartarse para que la joven pudiera ir a su clase y él a la suya, la examina una última vez desde ese ángulo.
   —Pasa. —Dice, ahora si, apartándose.

   Ambos salen y se dirigen uno a la izquierda y la otra a la derecha del pasillo. Antes de seguir, apenas a unos metros, los dos jóvenes frenan en su lugar y se dan vuelta. Ninguno de los dos se esperaba que el otro imitase esa acción, así que la sorpresa no estuvo de más.

   Ya en su habitación, a las seis de la tarde.
   —Cuanta tarea nos dejó la profesora Sprout... —Dice Luna, sentándose en su cama.
   —Si, pensaba hacerla ahora, no es difícil, solo es mucha. —Dice (T/N).
   —Pensaba hacer lo mismo, pero creo que leeré un poco mejor.
   —Buena opción. —Dice (T/N), sin prestar tanta atención. Está pensando profundamente en el encuentro que tuvo con Draco, no deja ir la sensación que le provocó...una sensación que no había sentido antes en su mundo.
   —¿En qué piensas?
   —¿Qué?
   —¿En que piensas? —Vuelve a preguntar Luna.
   —No es nada importante...¿Puedo hacerte una pregunta?
   —Claro, dime.
   —¿A ti te cae mal Draco Malfoy?
   —Algo, es molesto.
   —Ah... —Vuelve a su anterior estado.
   —¿Que tienes?
   —Nada, ¿Por qué?
   —Te noto muy pensativa, además de que me acabas de preguntar algo muy raro.
   —¿Raro? No, no lo tomes así, es que tenía curiosidad...
   —¿Sobre que?
   —Sobre si te caía mal Draco como al resto de la escuela, al parecer.
   —Es difícil que no te caiga mal, creo. ¿A tí te cae mal Draco?
   —...No lo sé.

   —La cena aquí es deliciosa, no puedo creer que me la perdí por tantos años. —Dice, recargándose en su cama.
   —Y todas las noches es así. —Dice Padma.
   —De todos modos, no te acostumbres a comer demasiado, no querrás subir de peso. —Dice Luna.
   —Ja, ja, ja, eso no importa si soy feliz.
   —Si tu lo dices.

   Al paso de tres días, (T/N) va a la mañana con Dumbledore para que le dé buenas noticias.
   —¿A donde vas? —Pregunta Luna.
   —Tengo que hablar con Dumbledore.
   —¿Pasó algo?
   —No, no, solo necesitaba saber algo.
   (T/N) sale de su habitación para ir derecho a la oficina de Dumbledore.
   —Uff... —Dice antes de entrar a la oficina de Dumbledore.
   —¿Qué tienes? —Pregunta Harry, acercándose.
   —¿Yo? Nada, ¿por qué?
   —Bueno, estás aquí.
   —Ah, eso. Es que le iba a preguntar algo a Dumbledore, solo eso.
   —Oh, bueno suerte, supongo.
   —Gracias...supongo. —Ambos ríen.
   Entre tantas risas, la entrada a la oficina de Dumbledore se abre.
   —¡Ah! —Suelta un gritito la joven.
   —(T/N), que sorpresa, ven. Harry. —Dice, entregándole un chocolate al jóven. (T/N) sube a las escaleras.
   —Gracias... —Dice Harry, viendo como suben.

   —Y bien, (T/N), ¿Qué es lo que la inquieta?
   —Mi mundo...Mi mundo me inquieta. No quiero estar aquí, no tengo que estar aquí.
   —La entiendo, la entiendo perfectamente, pero, ¿nunca se puso a pensar que quizá su hermana la envió aquí por algo?
   —Sí, me envió aquí, sin preguntarme, para protegerme.
   —Si, lo sé, pero no me refería a eso. ¿Y su gatito?
   —Gatita —Corrige—. Está por ahí.
   »Y entonces, ¿A qué se refiere?
   —Cuando la vi, pensé que quedaría en Slytherin, debido a su carácter, pero parece que ganó la inteligencia —Dice Dumbledore, para que la chica se calme un poco. —. No, yo no me refería a la razón primaria de este asunto, me refería a algo mas... —Dumbledore hace una pausa y mira a la joven de frente —. Divino.
   —¿Divino?
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Magia de otro Mundo (Draco Malfoy Y Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora