Capítulo 1

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    —Buenas noches, compañeros de Ravenclaw. Sé que no se lo esperaban; yo no me lo esperaba, pero tenemos una nueva águila en nuestro nido. Ella es (T/N) (T/A). Espero que la reciban con ánimos suficientes y que la traten con buena cara, ya que ahora es una águila de Ravenclaw, como nosotros. —Dice Chester, presentando a la joven a sus nuevos compañeros, quienes se estaban preparando para dormir.

    —Bienvenida. —Dicen unos— ¡Espero que nos llevemos muy bien! —Dicen otros— Si está en Ravenclaw, de seguro es muy lista. —Se escucha al fondo.
    —Muchas gracias, daré lo mejor de mí.
    —Bueno, (T/N), la habitación de las mujeres está allí arriba —Chester le señala unas escaleras que suben a más alto en la torre. —Hay dos camas sin ocupar, escoje una. Tus pertenencias se encuentran ahí, ya listas.
    —Gracias...

    Al día siguiente. Todos están vistiéndose para salir. Una chica muy linda, de piel y rostro blancos despierta a (T/N).
    —Oye... —Sacude a la joven dormida— Despierta...Oye, (T/N), despierta. —al decir esto último, (T/N) despierta.
    —Oh, creo que me quedé dormida. Gracias por despertarme, no se hasta cuándo habría dormido si no lo hacías. —Dice graciosa (T/N)— ¿A donde van?
    —No hay de qué. Ellos van al comedor a desayunar, Chester tiene que hablar contigo, yo ya me voy. Por cierto, soy Luna, mucho gusto. —Dice, esbozando una sonrisa.
    —El gusto es mío. —Dice, devolviéndole la sonrisa.

    (T/N) se dirige a donde está Chester, para que le indique qué tiene que hacer ahora.
    —Hola, (T/N), ¿cómo dormiste?
    —Hola, muy bien, gracias, y...¿que tenemos que hacer ahora?
    —Bueno, (T/N), yo iré a clases y tú... —Dice, quedándose en el "tú" para recalcarlo— Irás con el director Dumbledore y la señorita McGonagall. Ambos me informaron que tienen que hablar contigo antes de que puedas seguir con tu nueva rutina.
    —Está bien...¿en dónde?
    —Ja, ja, ven, te guío.

    Chester lleva a (T/N) con los antes mencionados.
    —Buenas días, señorita (T/A). Señor Davies, puede retirarse. Gracias. —Dice McGonagall.
    —Buenos días. —Dice Chester, para luego retirarse.
    —Hola. —Dice (T/N).
    —La llamamos aquí para explicarle como haremos las cosas en este transcurso de tiempo en el que averiguamos como regresarla a su mundo, así que, por favor, ¿puede tomar asiento?
    —Claro. —Se sienta.
    —Mire, (T/N), lo que es regresarla a su mundo es algo complicado desde este lado, ya que no tenemos tanta maniobra de la magia como parece ser en su mundo. Hemos leído algunos escritos antiguos de lo que antes parecía ser solo una leyenda. Mientras, le preparamos su equipo de magia para que empiece a estudiar. Su nivel académico lo evaluaremos aquí, en esta misma sala y en este preciso momento. Tome su varita, por favor. —Dice Dumbledore, señalando a la varita que se encontraba sobre la mesa, junto con unos libros.
    —¿Varita? —(T/N) está perdida, no sabe si entendió bien lo último que le menciono Dumbledore— ¿Usted me está diciendo que necesitan varitas para hacer magia?¿Cómo los magos humanos, con sus shows de "magia"? —Hace comillas en lo último.
    —Eh, sí. ¿No es así como usan la magia en su mundo? —Cuestiona aquél.
    —Bueno...para empezar, no necesitamos varitas.

    Dumbledore y la señorita McGonagall se miran el uno al otro, completamente desconcertados.
    —En nuestro mundo, nosotros, como decirlo... —El director Dumbledore hace una pausa y piensa— Nos ayudamos, sí, nosotros nos ayudamos de las varitas para poder usar la magia. Después de eso están las fórmulas cotidianas para pociones, o encantamientos y hechizos. ¿Me explico?
    —Waw...esto es nuevo para mí, bueno, prácticamente todo de aquí es nuevo para mí. ¿Que hago?
    —Bueno, tendríamos que ver si es capas de usar la varita, pero primero, será mucho más fácil si nos explica cómo hace para utilizar su magia...si es tan amable. —Dice McGonagall, asomando su mano a (T/N) para que prosiga a explicar.
    —Claro, va a ser algo complicado de entender, pero aquí voy. Nosotras, las brujas, tenemos un trato divino con nuestro señor obscuro, él nos brinda nuestro poder al nosotras firmar nuestro nombre en el libro de la bestia; su libro. Automáticamente, nosotras recibimos la magia que utilizamos bajo hechizos y conjuros, pero no usamos varitas, nosotras solo...no lo sé, es natural, sólo pronunciamos palabras. La mayoría de estas palabras están en latín, ya que es la lengua antigua que usaban las antiguas brujas.
    —Eso quiere decir que...¿dependen del diablo para usar su magia? —Pregunta Dumbledore.
    —Suena terrible, lo sé, pero es nuestra manera, es como una religión que pasa de generación en generación, una forma de vida para todas las brujas de mi mundo.
    —¿Podría darnos una demostración de esta magia? —Dice McGonagall.
    —Sí, no hay problema. —(T/N) observa de arriba a abajo la sala en donde están— Ah, ya sé. —Se para a unos metros de los libros que Dumbledore y la señorita McGonagall prepararon para sus clases, estira su mano y dice— Pons meum aer fiat. Scriptum quod peto mihi mitte. —Al terminar de decir eso, uno de los libros vuela a través de la habitación hasta la mano de (T/N), quien luego de atraparlo, lo abraza y mira a los dos antes mencionados.

    Dumbledore y McGonagall están sorprendidos, no habían visto algo así antes, pero siempre hay una primera ves para todo.
    —Impresionante, no necesita para nada las varitas. —Dice Dumbledore.

Magia de otro Mundo (Draco Malfoy Y Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora