─Es un nuevo record.
Al abrir los ojos la luz de la habitación me ciega por completo. Parpadeo varías veces hasta lograr recuperar mi vista, lo primero que veo es que estoy acostada en el suelo y que dos chicos me miran con preocupación.
Diablos, eso significa que sigo en este lugar.
─¿Qué fue lo que paso? ─me incorporo llevando una mano a mi frente.
Apoyo la otra mano en el sofá de nube para intentar ponerme de pie, este se hunde por completo haciéndome caer. No entiendo como no pasa eso cuando uno toma asiento.
─Síntomas DDM ─responde Alonso. Me toma del brazo ayudándome a ponerme se pie─. Síntomas Después de la Muerte. Es algo que aún no tiene explicación, suele pasarles a los ángeles que pasan dos horas en la Terminal. Es algo muy raro, de repente los ángeles cierran los ojos y se quedan así por horas, es como si se hubieran desmayado. De veinte ángeles que llegan, a nueve les pasa eso.
─¿Cuánto tiempo estuve así?
─Seis horas.
¿Seis horas? Debe de estar bromeando. Es lo que solía dormir todos los días cuando estaba viva, supongo que ahora en adelante ya no tendré que preocuparme por las horas que debo dormir.
Antes de que me desmayara recuerdo estar hablando con la abuela sobre lo peligroso que es cruzar la calle sin mirar que no vengan autos.
─Acabas de vencer el ultimo record ─habla Martín─. El pasado fue de cuatro horas con veintiséis minutos. Yo dure una hora.
En estos momentos me siento como la primera vez que probé el Tequila. Todo surgió gracias al abuelo, me sirvió un shot y me dijo que lo bebiera o mejor dicho, me obligo a beberlo. Aún recuerdo sus palabras: «Solo es un traguito. Por nada en el mundo le vayas a decir a tu madre». Diez minutos después, ese "traguito" me mareo y me hizo caer tres veces. Media hora más tarde mamá lo hizo firmar un contrato donde debía prometer no volver a llevar alcohol a la casa. Lo que mamá no sabe es que el abuelo me lleno el vaso cuatro veces y me bebí hasta la última gota.
Me siento aturdida y ya tropecé dos veces. Si no fuera por Alonso ya estaría en el suelo.
─Llevare a Ana a su habitación ─toma mi mano. Ya van varias veces que lo hace, esta vez he tenido la sensación de que se me erizo la piel─. Hablaremos después.
Martín se despide de mí con una sonrisa y agitando la mano. Los tres desaparecemos al mismo tiempo. Alonso y yo aparecemos en una habitación un poco grande. Las decoraciones hacen ver que el sitio es un lugar perfecto para un adolescente.
—Esta será tu habitación. Puedes hacer todo lo que tú quieras: cambiar de lugar las cosas, acostarte en el suelo, saltar sobre la cama, gritar, cantar, llorar... En fin, aquí puedes ser libre.
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Entre la Tierra y el Cielo LIBRO 1
Fiksi RemajaSegunda edición: En camino Ana es un chica de 17 años, cursa el ultimo año de bachillerato y fue apodada "La chica de los poemas" después de leer sus poemas en clase. Vive sus días con la misma rutina, hasta que un día su padre regresa y conforme pa...