Confusión "Malora"

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Sobrevolando el paramo se encontraba la más hermosa de todas las hadas. A su lado iba su inseparable siervo Diaval en su forma de ave, ambos jugaban con las nubes y se divertían de una forma única, sin sospecha que desde un lugar oculto una hermosa rubia los observaba detenidamente, admirando al hada y envidiando profundamente al ave.

Luego de cansarse de observan al hada y al ave jugando en las nubes Aurora se encamino hacia el castillo que compartía con su "hada madrina". Mientras se dirigía a sus aposentos, se detuvo frente a la habitación de Maléfica, mientras se decidía entre entrar o seguir su camino; escuchó la voz de Diaval dentro de la habitación.

–Te amo, no sé cómo pasó ni deseo hacerlo. Eres lo mejor que me pudo pasar, quizá las circunstancia no fueron las mejores; pero aun así termine enamorándome de ti. Iluminas mis días más oscuros con esa bella sonrisa, y con ella misma haces que el frío desaparezca. Tú y solo tú has logrado que mi corazón envenenado, conociera el verdadero amor.

La hermosa rubia no quiso escuchar la respuesta del hada y salió corriendo sin rumbo alguno, adentrándose en el bosque, luego de correr algunos minutos más, llegó a un hermoso lago y puedo observar a algunos animales que llegaban para saciar su sed.

Al cabo de algunas horas el sueño venció a la joven reina.

Mientras la rubia dormía, en el castillo todos se encontraban en un gran desespero, especialmente el hada, ya que Aurora no se encontraba por ningún lugar.

Maléfica perdió la cuenta de cuantas veces sobrevoló el paramo en busca de la rubia; pero ninguna de esas veces la puedo ver.

Por otro lado Diaval se enrumbó hacia el bosque que servía de frontera al Paramo y al reino de Aurora, y como esperaba junto al lago encontró a la joven reina durmiendo, se quedo contemplándola algunos minutos y pudo comprender inmediatamente muchas cosas que le sucedían a su Ama cuando la joven estaba cerca.

Sin perder mucho tiempo voló de regreso al castillo del Hada, específicamente a su habitación, y allí se encontró con una imagen que jamás espero ver es su vida.

El hada se encontraba de rodillas en suelo con sus manos cubriendo su rostro y amortiguando los gemidos producidos por el llanto compulsivo del cual era prisionera.

Diaval con mucho cuidado se acerco a ella, dio suaves picotazos a su brazo y Maléfica inmediatamente lo transformó nuevamente a un humano.

–Encontré a la joven reina–. Apenas estas palabras salieron de su boca Maléfica se transporto en una nube de color verde oscuro a el lugar que se mostro en la mente del ave.

Al llegar al lago no puedo evitar observar casi con devoción a la pequeña rubia que se encontraba durmiendo a unos metros de distancia. Con mucho cuidado de acerco a la joven reina que era presa de un profundo sueño.

Al llegar junto ella Maléfica no pudo evitar admirar la belleza de la joven, y queriendo poder verla aun más de cerca se recostó junto a ella apoyando su cabeza en su brazo y cubriendo a Aurora con una de sus alas. El clima y la tranquilidad del lugar le jugaron una mala pasada al hada haciendo que cayera en un profundo sueño mientras envolvía a la joven reina con su brazo y su poderosa ala.

Aurora se despertó y lo primero que fue el brazo que la aprisionaba y el ala que la cubría, al terminar de adaptarse a la luz pudo ver claramente el rostro de Maléfica a pocos centímetros del suyo.

Luchó mucho contra sí misma para evitar hacer justo aquello; para evitar caer en aquel suave abismo pero simplemente no pudo.

Con mucho cuidado acercó su rostro hasta el del hada y rozo sus labios con aquellos que tantas veces soñó con besar, con probar. El "beso" duró solo unos segundos; pero fueron los mejores segundos en la vida de Aurora.

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