N U E V E

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Frase:

"¿Quién quiere a su alrededor a alguien cubierto de espinas?".

-Una corte de Rosas y Espinas-
*Sarah J.Maas*


N U E V E

Llamé a la preparatoria y hablé con la directora apenas recuperé la respiración y le informé que no iría a clases por una baja de presión, para que avisara a todos los profesores.

Ahora que lo pienso, es una escusa ridícula, pero dado mi buen historial no tuvo reparos en aceptarlo.

A pesar de ver mis manos limpias me di una larga ducha. La imagen de la sangre de mi hermana en mis manos, fuese o no real, sigue lastimando mi pecho.

Arrojo la toalla húmeda en una silla y salgo de mi habitación tomando una manta para sentarme en el sofá y cubrirme totalmente.

Enciendo la televisón para mantener mi mente ocupada, porque lo último que quiero es analizar lo que pasó hace una hora.

Permanezco sentada, inmóvil, casi sin pestañear ni reaccionar a lo que veo en la pantalla. Me siento vacía, cansada, aún así sé que no quiero dormir.

Recibo un par de llamadas de Connor, otra de Raquel, una inesperada de Laura, conocida de la primaria, y respondo a todas con una tranquilidad que me asusta.

Un sonido en la puerta me hace saltar del sillón, aferrando a mi pecho la manta como un escudo, lo cual es estúpido. Me doy cuenta de que el sonido es el titilar de unas llaves y siento alivio al ver que papá al fin vuelve.

Comienzo a luchar conmigo misma para no saltar a sus brazos como una niñita asustada; por más que sienta que lo soy, por más que desee encontrar protección en sus brazos.

De todas maneras sería raro para ambos, nunca hemos sido muy expresivos el uno con el otro.

Me mira sorprendido y asustado, lo cual me descoloca un poco y me cruzo de brazos porque siento que notará que  estoy temblando.

-¿Qué haces aquí?- pregunta de forma brusca -¿Te sientes mal?- Agrega notando como su tono me hizo encogerme.

Cierra la puerta y deja su pequeña maleta en el suelo. Se quita la chaqueta con movimientos torpes y puedo ver lo fatigado que está.

Necesita dormir, necesita descansar, solo descansar sin preocupaciones.

-Sí, amanecí con un terrible dolor de cabeza y no me sentí capaz de conducir. Pero ya estoy mejor.-Aseguro. El se masajea el cuello y me da una mirada sobre el hombro mientras se dirige a la cocina.

-¿Segura cariño? Te vez pálida.- Camino detrás de él y por un segundo quiero contarle todo. Por solo un segundo. Esa necesidad desaparece tan pronto como llega.

-Por el fin de mes, tengo muchos pendientes- me apoyo en la barra mientras husmea dentro del refrigerador.

-Entonces, ¿Estaría bien un jugo?- dice en un murmullo.

Es una rara cosa nuestra, creo.

A veces me lo hace para tranquilizarme... y otras, es como esa conversación incómoda en la que tus padres te preguntan de tu vida amorosa. Evitamos lo incómodo y solo me prepara un jugo, creo es su forma de demostrarme que se preocupa.

-Sí, voy al baño- No dice nada y comienza a sacar unas naranjas en lo que tomo el pasillo. Cuando cierro la puerta suelto un largo suspiro. Abro la llave del lavabo y me paso las manos mojadas por el rostro, cuando me miro en el espejo, no me reconozco.

Realmente luzco pálida, mis usualmente rosadas mejillas están sin vida, sin nada de color y ligeramente hundidas. Bajo mis ojos hay sombras profundas y oscuras que antes no estaban y mi mirada se empaña por las lágrimas que no logran salir.

Me duele ver a esta extraña, ver sus ojos sin esperanza, rebosantes de miedo y no poder hacer nada para ayudarla. Miro al techo y parpadeo un par de veces para ahuyentar las ganas de llorar y me aclaro la garganta antes de salir.

Arrastro los pies hasta un taburete en la barra y papá no me mira mientras pone el vaso frente a mí, nunca lo hace. Lo tomo y le doy un sorbo, hago el sonido de aprobación de siempre y él se sienta frente a mí, con la barra de por medio.

Me observa mientras doy un largo sorbo y baja la mirada, es como si quisiera decir algo pero no lo hace y esta vez me molesta. No importa que siempre lo haga, me molesta porque esta vez lo necesito.

Nuestros ojos se enganchan y lo noto tragar saliva. Siento las palabras arremolinarse en mi garganta, rogándome que le cuente.

-Creo que debes intentar dormir- sugiere antes de que logre decir algo. Su mirada se oscurece y noto un atisbo de emoción en ella.

-Sí, yo también- le doy una sonrisa y le agradezco por el jugo mientras me alejo.

Papá suele ser bueno en ocultar sus emociones. Es algo que le agradezco porque me ha ayudado todo este tiempo a fingir.

Lástima que la verdad es algo que no se puede ocultar, al menos, no por mucho tiempo.

Fin del capítulo

Nota de la autora:

¡Capítulo corto! Pero sigue siendo capítulo😉😂

No tengo mucha inspiración pero tenía ganas de escribir y aunque sea corto me gusta como quedó.

En fin.

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Comenten que les pareció♡

Y sin más que decir me despido:

Chaiveris Chingus, nos leemos pronto.



Y...

Asesina (Libro I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora