S I E T E

6 1 0
                                    

Nota de la autora:

Me cansé de las notas de autora al principio.😂

En fin, les dejo la frase:

"A veces es mejor dejar ir lo que te hace daño que persistir en el dolor."

Hernan Sabio.

Las seguiré dejando al principio.😂

Lean...

S I E T E

Sigo sin estar segura de si me arrepiento o no.

Papá había dicho que llegaría sábado en la mañana y Sofia se había quedado en casa de unas amigas, por lo que no se me complicó irme a pasar un buen rato.

Pero el sol salió antes de que llegase a casa y cuando entré tambaleándome por la puerta, mi padre me recibió enfurecido.

Estaba tan preocupado que llamó a la policía en cuanto notó mi ausencia. Yo me sentí apenada y molesta por su reacción, tanto que solo me metí a mi cuarto y me encerré.

Lloré durante dos horas.

Físicamente me sentía terrible pero estaba mucho peor emocionalmente y cuando me cansé de llorar, me desvestí y dormí por horas.

Unos golpes en la puerta me despertaron, era casi medio día, papá me ordenó que bajara a comer algo y se fue. Sentía un dolor agudo e intenso en la cabeza, la boca seca y el estómago totalmente revuelto.

Sin embargo, cualquier queja que tuviera se evaporó cuando noté lo que había en mi muñeca. Tenía ligeras marcas de sangre seca y una venda encima.

Mi corazón pareció detenerse y sin poder evitarlo las lágrimas se agolparon en mis ojos. Me quedé mirando mi muñeca por minutos eternos sin respirar.

Temblando alcé mi mano para descubrir la venda. Me aterraba y a la vez me intrigaba lo que me había pasado. Qué había hecho. Parpadeé con fuerza para alejar las lágrimas, aunque el nudo en mi garganta no desapareció y lentamente desenrrollé la holgada gasa.

Cuando la venda cayó un sollozo abandono mi garganta.

Oscuras y brillantes, al tamaño de mi pulgar, picando, clamando por atención en la sensible he hinchada piel, unas letras sobresalían para formar una palabra; Recuerda.

Me había tatuado.

El problema para mí no era el tatuaje, no me importaba en lo absoluto, lo que me atormentaba, lo que encogió mi corazón fue, y es, no saber el porqué lo hice ni donde.

Cuando le dije a mi padre sobre él planeó ir a cada local de tatuajes para reclamar pero ¿Quién en su sano juicio admitiría que tatuó a una menor de edad ebria?

Solo mi hermana y padre saben de él, porque desde ese día he pasado ocultándolo.

Imagino a la gente viendo y preguntando por él, sobre que significa y donde me lo hice, y me da pánico no saber que responder.

Ni siquiera a mí.

He pasado horas en mi habitación, mirándolo, repasando ese día una y otra vez, tratando de conseguir algo que me dé una pista, que me diga algo y aún no tengo idea de que significa.

Aunque hay tantos vacíos de memorias en mi vida que posiblemente se refiera a mi existencia en general.

Es irónico que olvide por qué me hice un tatuaje que me ruega que recuerde. Casi podría reírme de mi patética vida.

Casi.

*

Después de los insistentes mensajes de Raquel preguntando que usaré el sábado, decidí apagar mi celular. Por lo que ahora Connor está al lado de mi locker pidiéndome que lo acompañara a la cafetería a almorzar, que tengo que comer pero no tengo apetito.

-Vamos no seas amargada- resoplo. Como detesto esa palabra. Tomo una libreta de apuntes y se la lanzo.

-No soy amargada, no tengo ganas y ya. El rueda los ojos, junta la libreta y me la lanza de vuelta.

Se medio gira para irse, pero antes me voltea a ver de nuevo, acomoda su cabello y me guiña un ojo. -Tú te lo pierdes- advierte y él se va.

En cuanto desaparece de mi vista por el pasillo, mi sonrisa se esfuma y tiro la cabeza hacia atrás mirando el techo. Sujeto mi muñeca y cierro los ojos, deseando que todas mis preguntas obtuvieran una respuesta.

Unos pasos en el pasillo me sobresaltan y me enderezo rápidamente.

-Mira a quien tenemos aquí-digo con una sonrisa -Connor James. ¿A caso no puede estar ni cinco minutos sin mí señor?

-Ni siquiera un minuto- dice y arruga la nariz. Sonrío y señalo la bolsa de papas fritas que trae en la mano con un gesto interrogativo -Por favor, conozco esa cara. Necesitas un poco de esta porquería.

-No es una porquería. Es fundamental en una sana alimentación.- rueda los ojos y me invita a sentarme en unas de las bancas del pasillo. Nos sentamos y comienza a devorar sus papas. Le agradezco por la comida y cuando empieza a hablar me pierdo en mis pensamientos.

-...Y supe que estaba destinada para mí con esos ojos robóticos y labios sangrantes.- Mi mirada deja la pared y abro mis ojos como platos mirando directamente a los suyos.

-¿Qué dem...- el suelta una carcajada que interrumpe mi pregunta y cierro mis ojos llena de vergüenza por no haberle prestado atención. Pronto cambia su mirada divertida por una llena de curiosidad.

-Llevo siglos hablando de estupideces y a penas lo notas- deja su bolsa de papas a un lado y me doy cuenta de que sostengo una papa a medio comer en la mano que claramente no he terminado. Le regreso la bolsa y Connor ladea su cabeza. -Dime- pide.

Suspiro indecisa antes de tragar saliva para retener el nudo en mi garganta. Odio llorar, odio ser débil pero los últimos días han sido demasiado, en todos los sentidos. Apoyo los codos en mis piernas y tapo mi cara con ambas manos, me restriego el rostro y luego lo miro a la cara.

-Tengo algo que decirte- oleadas de desesperación cruzan su rostro pero rápido adopta una expresión tranquilizadora y amable.

Y le cuento todo.

Todo lo que sé y lo que no sé. Lo de mi madre que nunca le conté, la forma en que nos abandonó; lo de mi tía, los sueños que empeoran, aquella fiesta a los quince, lo de mi tatuaje.

Le cuento de mi falta de recuerdos y el terrible miedo que siento de enloquecer. De que todo sean alucinaciones, que mi paranoia sea un síntoma de la demencia; todas mis estúpidas teorías, mis temores irracionales.

F I N
D E L   C A P Í T U L O.

NOTA DE LA AUTORA:

Sin palabras.

Voten si les gustó☆

Comenten que les pareció♡

Nos vemos, sin más que decir: Chaiveris.



Y...

Asesina (Libro I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora