Capítulo 2

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-¡Oye dame una de esas!-gritó Alfrid al ver que una de las mujeres empezaba a repartir algunas trazadas.

-¡Hay búscate a otra!.No estás a cargo Alfrid Lickpittle- expresó con desagrado.

-En eso te equivocas en ausencia del gobernador el poder supuesto pasa al suplente que, en este caso, soy yo...- sonriendo con satisfacción- ¡Ya dame esa manta!- exaltado.

-¿Suplente del gobernador?- contestó aguantandose la risa- no me hagas reir- en ese momento su expresión cambio a una más seria y dura- eres una rata despreciable, antes muerta que seguir a alguien como tu-

-Tal vez se pueda arreglar- en eso levantó la mano para poder pegarle a la pobre mujer pero una mano lo paro antes de que lograse su cometido-

-Yo no me pondría en contra de mi hente Alfrid, ahora no- le susurró Bardo.

Cuando éste se levantó Baín le puso el pie para que callese otra vez pero de una forma más divertida.

-¡Ahí está!- se escuchó un grito y después a una niña de unos 8-9 años señaló a Bardo.

-¡Papá!- celebró su otra hija corriendo a abrazarlo.

-Jajaja ¡aquí!- alzó.los brazos dispuesto a abrazar a sus pequeñas hijas con gran delicadeza

-¡Estás vivo!- alentó Sigrid.

Todo era tranquilo ñor fin se podía reunir con su familia y sonreír un poco hasta que una de las tantas personas alabó lo que él había hecho.

-¡Fue Bardo, él mató al dragón! lo vi con mis propios ojos, el derribó a la bestia, el la mató con una flecha negra- con regocijo todos se acercaron.

Y todo el pueblo se levanto y dijo lo que su corazón dictara- ¡Gracias!.

-¡Si! - celebró levantando el brazo del pelicastaño- saluden todos al cazador de dragones, honren todos al Rey Bardo- rápidamente Bardo quita su brazo cómo si este le quemara- Ya lo he dicho muchas veces amigos, éste es un hombre de noble causa... un verdadero líder-

-No me llanes así- con el seño fruncido- no soy el gobernador de ésta ciudad ¿dónde está el?, ¿dónde está el gobernador?- volteando a todos lados.

-Muy lejos, por el Anduin, con todo nuestro oro no lo dudo- contestó una mujer con los brazos cruzados- tu sabes de eso- señalando acusadoramente a Alfrid- lo ayudaste a vaciar las barcas-

-¡No!, no, yo traté de evitarlo- con una mirsda de miedo al ver que todos se acercaban-

-¡Mentiroso!- siguió la mujer.

-¡Supliqué, imploré! le dije: ¡gobernador no!, piensen en los niños ¿qué nadie piensa en los niños?- preguntó con fingida tristeza.

Toma del brazo a una pequeña que estaba ahí, sin embargo la niña lo golpeara y logra escaparse, entonces todos se abalanzan hacia él para atacarlo.

-Ya basta, ¡déjenlo!- se interpuso Bardo- ¡miren a su ardededor! ¿no han tenido suficiente muerte?- Alfrid trata de subir pero Bardo lo vuelve a tirar al piso- ya viene el invierno, debemos cuidar de los nuestros, de los enfermos y desamparados, los que están bien atiendan a los heridos y los que tengan fuerza ¡síganme! debemos salvar lo que quede- trataa de retirarse pero Alfrid lo detiene.

-¿Y luego? ¿qué haremos luego?- con confusión y preocupación.

-Buscar refugio- viéndolo seriamente

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Mientras tanto los demás enanos y la elfa se acercaban a Erebor, no era un camino muy complicado pues desde lejos estaba la montaña que seguía de guía para su larga caminata.

The lie of love  ₹Thranduil₹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora