Ambrosía

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El calor rodeo todo el cuerpo de la chica, pero no dolía, es más era hasta agradable, noto cómo se concentraba ese calor en sus rodillas y abrió los ojos.
- Te dije, no tengo por qué darte en el gusto- Vegeta estaba concentrado en las piernas de la chica mientras emitía una bola de ki blanco de sus manos, estaba secando las rodillas heridas de la "debilucha".
- ¿Por qué haces esto?.
- Quiero ver cuanta suerte tienes mujer, que tanto más puedes vivir por tu cuenta.
- Ohh! Que benevolente es usted majestad- profesó la chica con ironía, lo cuál causo gracia en Vegeta.
- Espero que te mantengas quieta al menos 5 minutos o sino las heridas se volverán a abrir-.
Bulma se inclina hacia adelante, quedado a solo escasos centímetros de él.
- Gracias su majestad- nuevamente la ironía acompañada de una leve sonrisa.

Estaba demasiado cerca para gusto de Vegeta, pero sonaba bien escuchar "Majestad" a pesar de que fuera una ironía.
Levanto la frente y la miro fijo a los ojos. Ella no tenía intención de apartar su mirada.
Por un breve instante se quedaron mirando en silencio, desafiandose con la mirada. El ambiente se había vuelto tenso.
Al notar ese cambio en el ambiente Bulma apartó la mirada.
- Ten, come, esto debe saber mejor que tu lagartija asada- Bulma le alcanza bayas a Vegeta, las miró con desconfianza y tomo un par azules.
Las olió no podía describir el olor, la probó y era dulce, en razón de los pocos sabores que conocía, sabía bastante bien.
Al instante se hecho la otra a la boca. Bulma también tomo una y la comió sin dudar.
- mmmm es dulce, sabe... ha uva, no! berries!! Si!- por fin algo agradable ocurría.
Vio a Vegeta que tenía la boca lleva de bayas azules.
- ¿ahora me dirás que soy pésima recolectando fruta?-
-mmhh.
Fue la respuesta que recibió.
- Oye, no te las comas todas- mientras veía como Vegeta llenaba su mano con el último poco de fruta.
- Ja, puedes ir por más "genio"- le respondió con ironía echándose el ultimo poco de fruta a su boca.
- ¡Qué egoísta eres!- se abalanzó sobre él para intentar quitarle la fruta, cayendo sobre él quedándo frente a frente, notó que un hilo de jugo de fruta corría por el costado del labio del saiyajin. Lamió el jugo.
Una corriente recorrió la columna del saiyajin, y su corazón comenzó a latir más rápido de lo normal.
Por otro lado Bulma estaba sobre él, sin moverse ni un milímetro, lamió sus labios tratando de recuperar algo del sabor. Su corazón latía como nunca y sentía como todo su ser estremecía solo con estar tan cerca de él.
- Estoy loca, él tiene razón- pensó, mientras intentaba acercar sus labios a los de él.
- está loca- pensó también Vegeta que estaba demasiado complicado tratando de descubrir en sí lo que estaba sintiendo como para reaccionar.

Jugueteo con la intención de besarlo, rozaba sus labios con los de él pero no concretaba el beso, esa acción ya era demasiado excitante para ella, llevarlo al límite solo para saber que lograría.
- loca...- murmuró Vegeta. La tomo de los brazos y la giro como si no pesara.
- imbecil...- murmuró ella.

La respiración de ambos estaba agitada, la sangre les hervía al máximo, el solo sentirse sin pasar a algo más ya era demasiado excitante y eso en Vegeta comenzó a notarse.

No quería separarse de ella, quería sostenerla, mirarla, sentir su suave aroma, desafiarla y dominarla. La terricola en muy poco tiempo había sido más osada que muchos seres con los que se había topado a lo largo de su vida. Solo uno había sobrevivido a esa osadía, ella.

Bulma intentaba zafarse de su agarre, pero Vegeta no cedía, movió sus piernas lentamente y rozó el entrepierna del saiyan, estaba abultado y con el rose de la pierna de ella se puso aún más duro y abultado.
El sentir como rosaba la pierna en su entrepierna hizo que soltará de su agarre a Bulma, pero no iba a dejarla escapar, solo bajo sus manos a la cintura de la chica y bajó su rostro al cuello de ella, respiró hondo para empaparse de su olor, era embriagador. Pasó su lengua suavemente por el cuello, lo que hizo a Bulma soltar un pequeño gemido.
Con sus manos libres, toco los fuertes brazos del peli negro, para subir con ellas hasta llegar al rostro de él y tomarlo, lo separo del cuello.
- ¿a caso estaba mal?- pensó, miró a la chica que estaba ruborizada a más no poder. Se detuvo solo para ver como ella bajaba el cierre de su traje para quedar más cómoda. Esto le causó sorpresa, era una señal que aceptaba estar con él, le sonrió de manera arrogante, y ella le respondió con la misma sonrisa.

-Maldita humana, eres...- dijo en un tono fiero.
- Increíble, lo sé - lo interrumpió, alsó sus brazos al cuello de él y él se perdió en su cuello nuevamente.

La peliazul emitió otro gemido leve, ese bruto sabía lo que hacía mejor de lo que esperaba pero ella no se quedaría atrás, volvió a mover una de sus piernas por entremedio de las de él para rozar su abultado pene que estaba aún más duro que antes.
Vegeta aprovechó el traje abierto y metió su mano por la camiseta negra de ella, subió sus manos por su piel, y se dio cuenta que tenía los guantes puestos. Se los saco en un santiamén al igual que su rota armadura, quedando solo con el malogrado suit azul.

A Bulma le causó gracia el apuro en la acción de Vegeta, y añadió
- Tranquilo no voy a huir- le sonrió de la manera más coqueta que podía.
- Tampoco te voy a dejar escapar- le respondió el saiyan al odio, con una voz grave que para oídos de ella fue brutalmente sensual.

Volvió a tomar la cintura de ella con sus manos limpias, solo quería sentir su piel, era suave, bajo su cuerpo para subir su rostro junto con sus manos mientras iba alzando su camiseta hasta llegar al los pechos de ella, los toco por sobre el sostén era suaves, y pálidos. Detuvo su andar entre ellos para olerlos, esto superaba cualquier droga, estaba extaxiado.

Era un animal, se comportaba como uno al olerla así. Sus manos eran suaves, firmes y grandes, la tocaba con fuerza pero no al punto de lastimarla, Bulma puso sus manos en el cabello fiero del saiyajin, dándole a entender que se quedara entre sus pechos, lo disfrutaba.

El sostén le molestaba, con un moviendo sencillo lo cortó por el centro dejando que se abrieran de par en par, dejando al descubierto el verdadero tesoro que escondían. Se abalanzó sobre los pechos de ella al instante, para pasar la lengua por la punta de uno y ver como ambos se contraian al instante dejando unos pesones rosas erguidos, miró a Bulma y estaba con los ojos cerrados sumida en placer, lo cual le provocó aún más deseo de ella.
Con sus dedos indices toco los pezones rosa de la chica y comenzó a masajear. Ella no se pudo contener y sólo un gemido fuerte.

-Que clase de hombre es...- pensó mientras tenía los ojos cerrados y se dejaba llevar por el mar de sensaciones. Abrió sus ojos para encontrarse con la mirada oscura de él, era demasiado varonil, más de lo que podia haber visto en cualquier otro hombre. Como su cuerpo se lo permitía volvio a extender sus brazos y sentó al saiyan para quedar ella sobre él.
Le tocaba a ella jugar un poco.

Antes de conocernosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora