14. Hazlo por mí.

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Su sonrisa escondía algo, lo sentía en sus huesos; sin embargo no podía deducirlo, el encanto engañoso de ese estadounidense lo distraía, llevaba haciéndolo desde el primer momento en que lo conoció.

Como el imán atrae al metal, fue algo como eso que lo llevó hasta donde estaba, atracción mutua que los volvió algo más cercano, intimo.

Aquella vez no pudo sentirlo, se supone que nada malo ocurriría. La comida preparada por su pareja lucía deliciosa pero rato después de ingerirla se volvió un desastre, él estuvo ahí desde el principio, ayudándolo, el latino apreció sus cuidados y atención; pero quizá vomitar le había hecho tocar el suelo.

Fue cuando la terrible idea pasó por su mente.

•••

You are a masterpiece —susurró el gringo muy cerca, provocando un escalofríos al venezolano.

En cucharita estaban en la cama, luego de algunas actividades decidieron tomarse un descanso. El venezolano pasaría la tarde y el resto de la noche en casa del norteamericano. Como una pareja haría: pasar tiempo juntos.

Los halagos por parte del norteamericano eran algo que, sin importar el tiempo que llevaban, seguían haciendo estragos en sí, haciéndolo sentir tan enamorado como podía estar, perdonando y dado por olvidado lo malo.

Pasaron los minutos así, con conversaciones vagas y sin relevancia, algún chiste ocasional, luego se presentó un silencio para nada incomodo lleno de calma para ambos.

— ¿Me harías un favor? —preguntó luego de un rato, con ese tonito, del tipo cuando saben que lo que piden es demasiado.

Incluso sabiendo eso Venezuela solo esperó a que hablara, de todas formas el no podía decirle que no, cuando normalmente respondería con un depende.

— ¿Vomitarías para mí?

La pregunta le hizo abrir los ojos, percibiendo tal como si de un extraño juego se tratara, quiso alejarse pero su pareja se aferró un poco más.

—No, no. Quédate así —susurró el norteamericano y besó su nuca provocándole un ligero calor en su parte baja, sabiendo que su debilidad era más fuerte que él. Se preguntó que tanto podría doler, se preguntó que tan lejos podría llegar.

— ¿En qué otra cosa puedo ayudarte? —preguntó el latino, en su ser creándose un manojo de sentimientos contradictorios entre sí, presentándose tantos positivos como negativos, por un lado no quería y el otro porque no había nada a lo que pudiera negarse al norteamericano, tal vez USA sabía eso y lo usaba a su favor. No lo culpaba.

—Nada más en realidad, solamente eso —arrastró la mano tentativo desde su muslo hasta su cintura.

—Ahora no tengo ganas —informó en voz baja, se giró un poco para mirarlo de reojo y sus miradas se encontraron. Sin perder tiempo USA besó su mejilla, el venezolano giró su cuerpo para enfrentarlo.

—Puede haber otra manera —acarició la mejilla del tricolor, pensando que en su naturaleza no quería alejarse del latino; por muy inestables que fueran las cosas entre sus jefes.

Tragó saliva, al notar el particular camino por el que iban las cosas supo que, a su pesar, tendría que actuar, su insistencia no era normal. La idea de dejarlo era una de las últimas cosas que quería; en este caso, si él ganaba no había mucho que hacer.

Vio al más alto levantarse y quedar de rodillas en la cama, el latino se sentó casi al instante. Entre el forcejeo, que en cierta forma se veía gracioso, que empezaron al Venezuela evitar las manos del gringo en su cara, a cada segundo que pasaban el tacto se volvía un poco más violento, por lo que en el momento que la fuerza opuesta sobrepasaba la propia y el dolor hacía presencia solo se dejó llevar.

No se detuvo a pensar cuando su puño ya había impactado en la mejilla del estadounidense; solo por mero instinto. La reacción de este no estaba en las imaginadas por el latino, a diferencia de lo que creyó que haría lo tumbó en el colchón e inmovilizó rápidamente, su rodilla dio con su estómago y luego presionó esa parte. Venezuela se arqueó apenas sintiendo el dolor quitarle fuerzas y aliento.

Ambos perdieron el control.

— ¡Mierda, no te resistas! —exclamó empezando a molestarse, ahora buscaba llegar hasta su boca pero entre los forcejeos del latino le era imposible.

— ¡Ya suéltame, mardito! —gritó de la misma forma, acudiendo a la poca fuerza que le quedaba para no darle el placer de su pedido. El ardor del la ira empezó, arropándolo con su pesada sábana desde el pecho hasta la garganta.

USA logró zafarse de su agarre al tener una idea. Con rapidez y un poco de brusquedad le dio la vuelta al venezolano, que por la sorpresa no reaccionó debidamente cuando el gringo introdujo profundamente dos dígitos en su boca hasta su garganta, haciéndole sentir una sacudida en el abdomen y salivar en abundancia.

La primera arcada le arrebató el aliento, dio un fuerte jadeo una vez los dedos retirados, el estadounidense lo alzó y todo pasó tan rápido que se mareó. Luego se encontró a sí mismo expulsando aquella negra espesura en algún cubo sacado de alguna parte. Al haber terminado se dio el tiempo de normalizar su respiración, mirando aquella mierda oscura con cierto odio. Lo alejó de sí mismo con rabia sabiendo que el gringo no dejaría que una sola gota se derramara, nadie lo haría.

—Tranquilo. Eso fue más que suficiente —Se ubicó frente al latino y lo rodeó con sus brazos, el gesto siendo correspondido en pocos segundos. El venezolano notó a su compañero suspirar pesadamente y luego le dio suaves palmadas a su espalda, también sintió alivio al saber que ya había terminado.

El estadounidense al separarse de él besó su frente, y cuando estuvo por alejarse el latino lo sujetó débilmente del cuello de su camiseta; su agarre no duró demasiado. Por un lado agradecía que todo hubiera terminado y por el otro, empezaba a cansarse.

—Perdón por pegarte —Se disculpó sin mirarlo, la voz ronca por el ardor en su garganta.

—No, tú perdóname a mí... Vamos, déjame ayudarte.

USA pasó el pulgar por la comisura del labio del latino, limpiando un poco los restos. Y Venezuela se dejó hacer cuando lo levantó del piso, esta vez sin brusquedad y con calma lo guió al baño. Pidió más que solo lavar su boca, así que empezó a desvestirse bajo la aguda mirada del gringo. Sabiendo eso, una delgada sonrisa se dibujó en sus labios, no era el único con debilidades después de todo.

— ¿Nunca es suficiente pa' ti, menor? —Soltó sin poder evitarlo, una de las pálidas manos del gringo ya se encontraba en su clavícula, reposando ahí tranquilamente mientras ocultaba todo. USA le devolvió la sonrisa al suramericano.

—Por mucho que quiera ponerte las manos encima en este momento es mejor que termines ahí y descanses —Retiró la mano muy a su pesar, pero queriendo el bienestar del latino sobre su primaria necesidad.

—No pues, qué detalle —comentó con cierto sarcasmo al pensar en el anterior desliz, terminó de desvestirse y se metió a la ducha.

USA solo esperó por él en silencio.

••••••

HoOoOla. Pues lamento la tardanza, y eso, la universidad y la flojera no son buenas mezclas. Y me disculpan esta, pero ya me cansé de tratar de arreglar esto, no es que lo odie, tampoco que sea el mejor, pero weno(? sí sí, quise escribir algo "tóxico", pero no me salió xD creo ops. La cosa es que esto salió de ese USA que más se ve (o se veía, no leo las noticias(?) en los fics, el malo hdp, y quise desquitarme, no c xq me rio.

En fn, lamento los errores, gracias por leer, se les quiere burda <3 <3 bai, me woa dormir.

Hot cakes con arequipe [USAVene]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora