C-) Capnolagnia (+18)

536 64 16
                                    

Del kinktober 2019: Día: 19; Shotgunning.

"Capnolagnia o capnogalia: excitación sexual producida por ver la manera en que la otra persona fuma."

No era mentira que, aunque se tratara de un trabajo no lo hacía menos vergonzoso; todo dependía de la opinión de cada quien. Pero para Venezuela y sus compañeros, vender el cuerpo junto a sus placeres u ofrecer algún espectáculo por una considerable suma de dinero parecía ser un trato justo, después de todo, el bajo mundo se movía de esa manera.

Tampoco era una cosa de todos los días, y menos para alguien como él que a pesar de ser "una belleza" también un crisis y por lo tanto no muchos pasaban de preferir verlo bailar en un tubo, tirando un poco de dinero a sus pies o dejándolo en su ropa interior, no era algo de lo que se quejara de todas formas.

Pero cuando pagaban por servicios más- íntimos, podía darse varios lujos; solo que, bueno, algunos clientes podían ser más idiotas que otros.

—Entonces, crees que me haces un favor.

El atractivo estadounidense sonreía como si fuera la única CocaCola en el desierto (y en cierta forma lo era). Venezuela no podía odiarlo, porque a pesar de todo en alguna ocasión había cumplido algunos de sus favores y lo había ayudado desinteresadamente muy rara vez.

—Es un hecho.

— 'Tá bien pues, plasta 'e mierda.

—No es la primera vez que me lo dicen —Le guiñó un ojo —. Te daré unos segundos para que lo asimiles; pero no tardes —Con eso último salió tranquilamente de la oficina a la habitación que les tocaba.

El suramericano negó con la cabeza con una mueca graciosa y luego dirigió la mirada a su jefe, que parecía estar un poco fastidiado con la presencia del gringo.

—Vamos, Cuba. Quita esa cara 'e culo.

— ¿Así nada más? Es la primera vez que paga por ti, quién sabe qué carajos quiera contigo —preocupado y disgustado en partes iguales, simplemente no confiaba en él.

Venezuela rodó los ojos: — ¿Qué más va ser? Solo quiere cogerse otro culo latino y ya, bájale dos.

—Cualquier cosa, Venezuela, cualquier cosa rara y llamas —le avisó con fuerza, alzando el índice para más énfasis.

—Sí, sí. Quedó claro.

Después de eso, Venezuela se guardó un preservativo fue con paso rápido para alcanzar al norteamericano, seguía siendo un cliente y no podía hacerlo esperar. Se encontraron en la entrada de la habitación y sin decir nada el estadounidense abrió la puerta y le hizo un ademán para que pasara primero. El latino no pudo evitar tragar saliva y avanzó; aquel cuarto por el contrario no lo hizo sentirse nervioso, ya conociéndolo a su casi perfección pues las habitaciones de aquel lugar no eran tan diferentes entre sí. Se trataba de la presencia de la potencia, no sabía con exactitud qué era lo que sentía, pero tenía la sensación de que lo encerraron en una jaula con un tigre, un hermoso y peligroso tigre.

¿Por qué se sentía como la primera vez? Un inexperto.

—Entonces, si Cuba te habló de las reglas debió mencionar que pagas extra si se te antoja un fetiche o alguna otra vaina ¿no? —Empezó, pensando que probablemente solo estaba nervioso.

—Así es; pero no te preocupes por eso. Es nuestra primera vez y prometo ser amable.

El venezolano sonrió sarcásticamente para sí mismo y luego se giró lo suficiente para enfrentarlo, encontrándose con este mirándolo de pies a cabeza, el deseo se hizo notable en su mirada. Se acercó confiado y el latino solo se dejó hacer cuando USA deslizó sus manos por debajo de la delgada franelilla.

Hot cakes con arequipe [USAVene]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora